La táctica de calamar del putinismo español ante el apoyo ruso al separatismo catalán

Elentir EN Mar 6·2·2024 · 19:26 2

En España se está dando una situación especialmente grave tras conocerse más detalles sobre el apoyo del Kremlin al separatismo catalán.

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Estamos ante un escenario tan preocupante como es el hecho de que el gobierno de Sánchez ya conocía los contactos entre sus socios separatistas y Rusia, pero a pesar de ello puso en marcha una ley de amnistía que podría servir para impedir investigar esa injerencia rusa, e incluso podría dejar impunes a sus responsables si finalmente la Justicia les condena por un delito de traición.

Un hecho así debería provocar escándalo en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Sin embargo, hay un sector muy concreto que se está viendo en una posición muy embarazadosa. Me refiero a aquellos que durante años no sólo han negado, sino que incluso han ridiculizado la injerencia rusa, negando su existencia, restándole importancia o incluso presentándola como un montaje. Se da la paradoja de que a día de hoy tenemos muchas más pruebas de esa trama rusa que de muchas teorías conspirativas que promueven los simpatizantes de Putin en España, pero según ellos lo que debemos creer son esas teorías y no lo que nos indican las pruebas sobre la inherencia rusa en Cataluña.

Por otra parte, en los últimos días, los propagandistas prorrusos en España han empezado a recurrir a la táctica del calamar para ocultar esa injerencia. Igual que el molusco lanza un chorro de tinta para enturbiar el agua cuando es atacado, la táctica de los simpatizantes de Putin en España consiste en rebajar la relevancia de esa trama rusa y tender sobre ella una cortina de humo, en la que afirman que los separatistas no sólo habrían contactado con Rusia, sino también con otros poderes extranjeros.

Hay una objeción evidente a esa cortina de humo: ¿cuántos poderes extranjeros ofrecieron 10.000 soldados y 500.000 millones de dólares a los separatistas catalanes? Ahora mismo sólo tenemos pruebas de que algo así lo ofreciese Rusia. No existe ni el más mínimo indicio de que ningún otro país hubiese hecho un ofrecimiento ni remotamente similar.

Por otra parte, los propagandistas rusos en España califican como irreal ese ofrecimiento ruso al separatismo catalán, afirmando que carece de toda credibilidad. Ciertamente, cuesta creer que Rusia estuviese dispuesta a hacer realidad ese ofrecimiento, o que los separatistas se lo creyesen, pero ese ofrecimiento existió y tenía una intención clara: hacer que el separatismo se sintiese respaldado por una gran potencia extranjera. Por otra parte, no parece que los separatistas se tomasen a la ligera el ofrecimiento del Kremlin, pues Puigdemont ordenó crear tres grupos de trabajo para crear el criptobanco catalán que le exigía Rusia.

Finalmente, cabe preguntarse: ¿cuál habría sido la reacción de los propagandistas rusos si se hubiese descubierto una trama similar pero con origen en EEUU o el Reino Unido? Esos propagandistas llevan años sosteniendo la tesis de que los anglosajones odian a España y conspiran contra nosotros, pero cuando se descubre que es el Kremlin el que conspiraba contra España, le restan importancia y lanzan una táctica de distracción, ya que ellos se han pasado años apoyando a Putin y negando su injerencia en España (o incluso justificándolas).

Llegados a este punto, cabe preguntarse qué concepto del patriotismo tienen quienes actúan como peones del Kremlin en este asunto, y lo digo porque algunos de ellos se autodefinen como patriotas. ¿Cómo se explica que ante las pruebas que indican que una potencia extranjera apoyó a quienes buscaban romper España, su reacción sea intentar taparlo? De un felón como Sánchez, que sólo piensa en su interés personal, cabría esperar algo así, pero no de unos patriotas.

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Foto: Gavriil Grigorov/AFP.