Aislacionismo, el gran error hobbit de creer que lo que ocurre en el mundo no te afecta

Elentir EN Dom 25·2·2024 · 7:03 2

Tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania, ha ido creciendo un discurso que no es nada nuevo y que podríamos calificar como aislacionista.

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El aislacionismo y el intervencionismo

El discurso aislacionista podría resumirse como una propensión a aislarse de los problemas de otras naciones, particularmente de las guerras, poniendo el propio deseo de paz por encima de cualquier otra consideración. A menudo, los aislacionistas justifican su deseo de mantenerse totalmente al margen de una guerra en la idea de que ese conflicto no afecta y no concierne a su país.

Básicamente, el aislacionista se convierte en un observador pasivo de lo que ocurre en el mundo, una actitud que a menudo se justifica con la creencia de que todas las guerras responden a intereses económicos y que son provocadas por las industrias armamentísticas.

La posición diametralmente opuesta al aislacionismo es el intervencionismo, que consistiría en una tendencia constante a inmiscuirse en los asuntos de otros países. El aislacionismo suele utilizar el intervencionismo como excusa. Por ejemplo, muchos aislacionistas acusan a quienes proponen enviar ayuda a Ucrania afirmando que, en realidad, lo que quieren es meternos empujarnos a una guerra que podría provocar un conflicto nuclear.

La Comarca y su falsa ilusión de seguridad

El caso es que entre el aislacionismo y el intervencionismo extremos hay muchas posiciones intermedias. Obviamente, no es recomendable andar inmiscuyéndose en todos los asuntos de otros países, y de igual forma puede tener efectos peligrosos creer que lo que pasa en el mundo no te afecta y aislarte de ello, una actitud que podríamos identificar con la falsa sensación de seguridad que tenían los hobbits en la Comarca en la obra de Tolkien, y digo falsa porque disfrutaban de tranquilidad gracias a la constante y silenciosa vigilancia y a los sacrificios de los montaraces del Norte.

El aislacionismo y el gran favor que les hizo a los totalitarios

El aislacionismo es una actitud previsible en sociedades que han vivido grandes horrores y que, después de esa tragedia, han logrado un cierto nivel de prosperidad. De hecho, en Occidente hubo un aislacionismo muy fuerte en la época posterior a la Primera Guerra Mundial, debido a la grande mortandad que sufrieron algunos países. Curiosamente, quienes afirmaban que las guerras eran provocadas por las industrias armamentísticas se equivocaron: muchas guerras son provocadas por el fanatismo nacionalista y el aislacionismo acabó favoreciéndolo.

De hecho, en gran medida fue esa actitud aislacionista la que llevó al Reino Unido y a Francia a entregar Checoslovaquia a Hitler. Muchos británicos y franceses pensaban que no merecía la pena iniciar una guerra por evitar la invasión de un país como ése. Otros pensaron lo mismo cuando Hitler y Stalin invadieron Polonia. El aislacionismo siguió empeñándose en mirar hacia otro lado cuando las invasiones de las dictaduras totalitarias de Alemania y la URSS condujeron a nuevas invasiones en Finlandia, Lituania, Letonia, Estonia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y finalmente Francia

El aislacionismo continuó con fuerza en EEUU mientras el Reino Unido acabó luchando en solitario contra los ataques aéreos alemanes, convirtiéndose en el único país democrático que todavía se oponía al avance de Hitler. El aislacionismo insistió en no querer ver lo que se avecinaba cuando Alemania, Italia y Japón firmaron el pacto Tripartito el 27 de septiembre de 1940. Finalmente, el aislacionismo se esfumó repentinamente en EEUU cuando Japón atacó Pearl Harbor.

El próximo paso del aislacionismo: ¿traicionar a los aliados?

Hoy en día es fácil ser aislacionista cuando vives en un país miembro de la OTAN, porque eso te ofrece unas garantías de seguridad que no tenían países neutrales como Georgia, Ucrania o Moldavia, tres países que actualmente soportan la presencia de tropas rusas en sus territorios.

El caso es: ¿qué dirán los aislacionistas si algún día Rusia ataca las repúblicas bálticas o Polonia? ¿Nos dirán que esa guerra tampoco nos incumbe, a pesar de tratarse de países aliados? No es casualidad que Polonia, durante el gobierno conservador de Mateusz Morawiecki, iniciase un proceso de rearme del país. Los polacos todavía recuerdan que cuando fueron invadidos por alemanes y soviéticos, si bien el Reino Unido y Francia declararon la guerra Alemania, ningún aliado llegó a Polonia para defender al país agredido.

Seguramente aún había por entonces mucha gente que creía que no había ninguna prisa por frenar a Hitler, que no importaba darle más tiempo y permitir que se fortaleciese con los recursos del país invadido, como ha había hecho con Checoslovaquia. Cuando algunos se decidieron de que ya era hora de frenar a Hitler, gran parte de Europa ya estaba en manos de los nazis. Lamentablemente, hay personas que no han aprendido nada de la historia o que creen que aquello no puede repetirse. ¿Cuántos ucranianos pensarían así hace tres o cuatro años?

La ceguera del aislacionismo y el caso de la inmigración masiva

Curiosamente, muchos aislacionistas creen que nos tenemos que limitar a defender nuestras fronteras, concretamente de la avalancha de inmigrantes ilegales que están llegando a España. Por lo visto desconocen que esa avalancha aumentará con la inestabilidad que Rusia está generando en el Sahel. Polonia y Lituania ya pudieron comprobar antes de la invasión de Ucrania, Putin utiliza la inmigración ilegal como baza para generar inestabilidad en Occidente. De hecho, ya provocó una oleada migratoria hacia Europa desde Siria en la década pasada, pero algunos insisten en creer que lo que pasa más allá de sus fronteras no les afecta. Un gran error que acabarán pagando tarde o temprano.

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Imagen: "Bolsón Cerrado", por John Howe.