La realidad es compleja y también hay otros ejes que no debemos descuidar

El antiglobalismo y los riesgos de poner el foco en un solo eje del debate político

Eng Mar 25·6·2024 · 7:04 3

Uno de los debates más candentes dentro de la derecha conservadora tiene que ver con el llamado globalismo y su némesis, el antiglobalismo.

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Mis reticencias a usar el término 'globalismo'

Hace dos años expliqué aquí los motivos por los que no suelo usar el término globalismo, un concepto que me parece impreciso. Comenté entonces el riesgo de que el llamado antiglobalismo acabe como el antifascismo o el anticomunismo. No pretendo repetir aquí lo que señalé en aquel artículo, sino abordar la cuestión desde otro punto de vista, animado por el artículo publicado ayer por Carlos López Díaz (un autor cuyo nivel intelectual queda a años luz por encima del mío), en el que comenta lo que señalé en aquel texto y lo que han apuntado otros autores, entre ellos Francisco José Contreras -un referente del pensamiento liberal conservador- al respecto.

El eje patriotismo-globalismo y sus deformaciones

Al margen de las objeciones que planteé a los conceptos de globalismo y antiglobalismo hace dos años, tengo una razón aún más poderosa para evitar usar esos términos confusos. La dicotomía entre globalismo y antiglobalismo está centrando el debate en un solo eje del debate político e ideológico: la oposición entre el patriotismo, por una parte, y una tendencia a disolver la soberanía nacional en favor de organizaciones internacionales. Como ocurre en todos los debates, incluso abordando sólo este eje, se corre el riesgo de perder de vista las deformaciones de ambos extremos. Ya apunté en mi artículo de hace dos años que la existencia de organizaciones internacionales no me parece mala en sí: su conversión en megaestados intervencionistas y depredadores de la soberanía nacional es el peligro real.

Dicho esto, no debemos olvidar que existe también una deformación del patriotismo: el nacionalismo exacerbado contra el que San Juan Pablo II alertó en 1995, precisamente en un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en el que afirmó: "Un verdadero patriotismo nunca trata de promover el bien de la propia nación en perjuicio de otras". Ese nacionalismo exacerbado fue una de las principales causas de las dos guerras mundiales y también es una de las causas de la invasión rusa de Ucrania. Ante un problema tan actual, el eje patriotismo-globalismo resulta insuficiente para abordar la realidad y ofrecer soluciones al mundo en el que vivimos.

Los riesgos de simplificar el debate político

Por otra parte, hay algo que no debemos olvidar nunca: la realidad es mucho más compleja de lo que solemos pensar. Este hecho ha sido olvidado por pensadores que han tenido una gran influencia en la Edad Contemporánea, como Marx, que pretendía reducirlo todo a la lucha de clases, o Hitler, que pretendió resumir los problemas de su tiempo en una lucha de razas. Esa tendencia a simplificar el debate político es la que movió a muchos a tachar de "fascista" a todo el que se oponía al comunismo, o en sentido opuesto, tachar de "rojo" a cualquier demócrata por el mero hecho de oponerse al fascismo.

Los intentos de simplificar la realidad también han afectado a la derecha actual. Un ejemplo clásico es la absurda idea de que si estás contra Putin entonces estás con Soros, o viceversa, una falsa dicotomía que también rechacé aquí hace dos años. Al margen de los intereses perversos que pueda haber detrás de esos burdos intentos de hacernos elegir entre malas opciones (como señalé aquí hace dos años), ese afán por poner el foco en un solo eje del debate político conlleva otros riesgos, como es dejar de prestar atención a otros asuntos que son de vital importancia para nuestra sociedad.

Los otros ejes que no debemos descuidar: la defensa de la vida

El primero de todos, y esto nunca me cansaré de repetirlo, es la defensa de la vida. Es cierto que las instituciones, partidos políticos y medios que habitualmente son calificados como "globalistas" son promotores del aborto, pero eso no significa que la etiqueta opuesta implique necesariamente una defensa de la vida. Ya señalé aquí la ley proaborto aprobada por el partido de Putin en Rusia, una ley muy parecida a la aprobada por los socialistas en España, y también he comentado el apoyo de Marine Le Pen a la incorporación del aborto a la Constitución francesa como un derecho fundamental, una posición aberrante en la que coincide con el "globalista" Macron.

La defensa de la Libertad y de un Estado limitado

Otro asunto muy importante es la defensa de la Libertad y de un Estado limitado frente a la tiranía y al intervencionismo estatal. Es cierto que aquellos que son calificados como "globalistas" están demostrando ser unos grandes defensores del socialismo, en el sentido de que están ayudando a construir el viejo sueño del internacionalismo socialista de crear un megaestado sin fronteras, capaz de entrometerse en nuestras vidas igual que lo están haciendo organismos como la ONU o la Unión Europea, pero también es cierto que algunos que se dicen antiglobalistas apuestan igualmente por recetas socialistas y también los hay que son partidarios de tiranos como Putin, y con gente así es muy difícil compartir trinchera si crees realmente en la Libertad y la democracia.

La defensa de la libertad de educación

Podemos decir otro tanto sobre la libertad de educación, uno de los derechos fundamentales que con más saña están atacando muchas organizaciones que son señaladas como "globalistas". Pero las amenazas a ese derecho proceden de diversos frentes. Francamente, me cuesta mucho creer que algunos comunistas y fascistas que utilizan el disfraz del antiglobalismo tengan ni la más mínima intención de respetar ese derecho. Basta con recordar como el comunismo y el fascismo utilizaron masivamente el adoctrinamiento ideológico en las escuelas (todavía hoy lo aplican dictaduras como las de Cuba, Venezuela, Corea del Norte y la China comunista).

El riesgo de no querer desagradar a un sector tan heterogéneo

Por supuesto, con esto no estoy diciendo que todos los que se hacen llamar antiglobalistas defiendan esas posiciones. Sería injusto generalizar esa forma de pensar entre un sector tan heterogéneo (en él puedes encontrar a conservadores, liberales, tradicionalistas, comunistas, fascistas y un gran etcétera).

Personalmente, el patriotismo y la defensa de la soberanía nacional me parecen temas muy importantes. De hecho, vengo defendiéndolos desde hace casi 20 años en este blog. Pero también hay otros temas importantes, y me preocupa que centrarlo todo en el eje globalismo-antiglobalismo acabe por desplazar esos temas, ya no sólo por el hecho de centrar el foco sólo en ese eje del debate político, sino también por el miedo que puede provocar entre algunos la posibilidad de contrariar a otros antiglobalistas al abordar esos temas.

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Foto: Juliana Kozoski.

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Comentarios:

  1. Jandro

    Que dejemos de señalar las batallas importantes, como lo es en primer lugar (y como cimiento básico e inexcusable de la convivencia de una sociedad) la defensa del derecho a la vida, es una victoria de quienes desean cerrar en falso este problema. Esos ejes que bien expones, y que son más complejos de lo que solemos aceptar, se pierden de vista muy a menudo por la simplificación que brota de la visceralidad. Los debates vitales nunca se pueden dejar en segundo plano.

    Ejemplo, que puede sonar extraño: me considero en lo esencial más cercano a un provida secesionista catalán (pongamos por caso) que a un patriótico español proabortista. Con la polarización, a veces es raro ver esos casos, porque la gente compra todo el pack de un «bando», pero no los descartemos, porque se dan. Pongo un ejemplo con dos ejes disintos, en los que, más allá de la niebla, tengo muy claras las prioridades.

  2. wladimir

    es realmente complejo…

    esto de separar el Globalismo y el Antiglobalismo de los ejes de real interes y lo digo porque el globalismo y su antitesis son tan amplios que casi lo abarcan todo lo cual confunde a tanto partidarios como opositores a estas tendencias….

    y eso es algo que personajes como Vladimir Putin han visto y lo estan aprovechando al maximo…ahora pregunto…en vez de ser Globalista o Antiglobalista habra que ser un defensor de la region o el Pais o a un nivel mas especifico defender solo los valores tradicionales.culturales o defender el valor de la vida o la fe solamente?

    este asunto de la Globalidad es complejo y tiene muchos matices…pero esto no dejara que los partidarios del Globalismo y los defensores del Antiglobalismo lo sigan defendiendo a capa y espada en sus posiciones respectivas….

  3. JuanM

    Así es, ni blanco ni negro. Aplicamos también el criterio a quienes rubrican leyes inicuas como la del aborto, la eutanasia o de la amnistía, entre otras, legitimando que sean objeto de crítica, dado que son cuestiones políticas.

    Del mismo modo que los católicos tenemos no solamente el derecho sino la obligación de criticar al mismísimo Papa cuando este se pronuncia sobre cuestiones políticas.

    En buena lid, cada uno de nosotros estamos sujetos a nuestra conciencia. Y si pensamos que un amigo, un cronista, un político, un Papa o un Rey se pronuncia o actúa contrario a lo que se tiene la convicción que es lo mejor, es, por supuesto criticable, en ningún caso es savia para el enemigo. Nos atenemos al camino recto, que nadie tiene garantizado.

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