Un búnker de la Guerra Fría abandonado y repleto de material médico en Hungría

Durante la Guerra Fría, el temor a una guerra nuclear, química o biológica llevó a la construcción de muchos refugios en multitud de países.

Hungría: un búnker militar subterráneo de la Guerra Fría con sus equipos aún intactos
Un refugio antiaéreo abandonado que aún contiene material militar de la Guerra Fría

En Hungría, la dictadura comunista impuesta por Stalin después de la Segunda Guerra Mundial estableció la obligación de incluir refugios en sus sótanos desde 1950, en el marco del programa BGS, iniciales de "Bomba-Gáz-Szilánk" (Bomba, Gas y Metralla). Además, existían búnkeres dedicados a instalaciones médicas, como el Szikla Kórház (Hospital de la Roca), una instalación secreta situada bajo el barrio del Castillo de Buda en la capital del país, que hoy es un museo.

Hace unos meses, un canal de Youtube dedicado a la exploración urbana, Aghorn & Louis, publicó un interesante vídeo mostrando un búnker abandonado y repleto de material médico en Hungría. Por lo que muestran los dos exploradores, el búnker parece que fue construido en Budapest en la década de 1960 y que se mantuvo en activo hasta hace menos de dos décadas, a juzgar por el material abandonado allí (el vídeo está en francés, puedes activar los subtítulos automáticos en español en la barra inferior del reproductor):

Podéis ver aquí algunas capturas de este vídeo. En la primera vemos material médico junto a una gran cruz roja. Una de las cosas que estos exploradores hicieron notar es el intenso mal olor que hay en este búnker, seguramente por la gran cantidad de productos químicos que hay en su interior.

Unas ampollas para tratar a personas contaminadas con gases neurotóxicos, un tipo de gas dirigido a colapsar el sistema nervioso.

Un cartel en húngaro con instrucciones de descontaminación. El búnker parece que estaba dirigido tratar a afectados por gases tóxicos y radiación.

En el interior del búnker hay gran cantidad de material médico en unas condiciones relativamente buenas a pesar de los años de abandono. Es una pena que todo este material no esté en un museo.