Ofender a los católicos: el socialismo recurre a la mala educación para tapar sus escándalos

El filósofo y jurista español Antonio Escohotado, fallecido en 2021, hizo una reflexión que me gustaría recordar al empezar este año.

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Sus palabras se referían a una de las principales riquezas de un país, una riqueza que algunos parecen estar olvidando:

"Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo. Un país es rico porque tiene educación. Educación significa que, aunque puedas robar, no robas. Educación significa que tú vas paseando por la calle, la acera es estrecha, y tú te bajas y dices: 'disculpe'. Educación es que, aunque vas a pagar la factura de una tienda o un restaurante, dices 'gracias' cuando te la traen, das propina, y cuando te devuelven lo último que te devuelvan, vuelves a decir gracias. Cuando un pueblo tiene eso, cuando un pueblo tiene educación, un pueblo es rico".

El socialismo lleva años empobreciendo a España en muchos aspectos. Sus efectos empobrecedores se hacen sentir especialmente en la economía y en nuestras libertades, pero seguramente el efecto más devastador del socialismo se observa en el robo de esa preciosa riqueza que es la buena educación. Un robo perpetrado en aras de una ideología que nunca ha escatimado esfuerzos en reventar aquello que la buena educación busca preservar: la convivencia entre españoles.

Esa buena educación empieza por algo muy básico que el socialismo español parece no entender: no ofender gratuitamente a los demás. Obviamente, a cualquiera le pueden molestar las opiniones de otro, pero es legítimo expresarlas. La ofensa gratuita existe cuando se busca humillar claramente a los demás de forma deliberada, utilizando palabras o gestos insultantes, sin que los atacados hayan hecho nada para ser el blanco de ese trato humillante.

Anoche, durante las campanadas de Nochevieja en Televisión Española (un canal público pagado por todos los contribuyentes), Laura Yustres Vélez, más conocida como Lalachus, exhibió una estampa blasfema que ridiculizaba al Sagrado Corazón de Jesús. La imagen se hizo viral durante la noche en las redes sociales, recibiendo numerosas críticas de católicos y de personas que ni siquiera son creyentes pero que consideran que ese gesto fue claramente ofensivo y absolutamente inapropiado en un programa de fin de año en un canal pagado -repito- por todos los contribuyentes, entre ellos millones de católicos.

En vez de reprobar esa ofensa, el presidente de RTVE, José Pablo López Sánchez, eligió esa imagen insultante para mostrar su satisfacción por ese programa en un mensaje publicado en su cuenta personal de Twitter. Es decir, que tenemos un canal público cuyo presidente celebra abiertamente un gesto de mala educación dirigido claramente a ofender a los católicos. Después de recibir muchas críticas, López ha acabado cerrando la posibilidad de responder a sus mensajes en su perfil de Twitter. Una visión unidireccional de la libertad de expresión: ellos pueden ofender pero no quieren que opines sobre ello.

Curiosamente, en el mismo programa en el que exhibió esa estampa ofensiva, Lalachus rechazó las críticas a las personas obesas afirmando: "dejemos de opinar de los cuerpos ajenos porque todos los cuerpos son válidos del tamaño que sean". Básicamente, lo que esta mujer viene a decir es que le sientan mal las ofensas de los demás pero a la vez no tiene reparos en burlarse de los sentimientos ajenos en un programa de máxima audiencia. Esto no es nada nuevo: así es como la izquierda entiende la libertad de expresión. La izquierda se cree con derecho a insultar a los demás, mientras le pide a los demás que se callen porque cualquier cosa que digan, por inofensiva que sea, le parece mal.

La cuestión es que insultar a las personas gordas forma parte de la misma mala educación que ofender a los sentimientos religiosos de los demás. No es coherente rechazar lo primero y promover lo segundo, que es lo que TVE hizo anoche. De hecho, el mensaje tácito de TVE es que una parte de los españoles merecen ser insultados, mientras que la otra parte merece ser protegida ya no sólo de los insultos, sino también de las opiniones que no le agradan.

Lo que hace TVE, controlada por los socialistas, es utilizar dinero público para promover la mala educación y romper la conviencia, y lo hace a propósito, porque el PSOE, en medio de los casos de corrupción en los que está sumido, sabe que ya no tiene otra salida que enfrentar a los españoles entre sí para poder tapar sus escándalos, evitar un castigo electoral por ellos y perpetuarse en el poder.