Muchos católicos esperamos que el nuevo Papa no sea ni conservador ni progresista

Este blog tiene un claro perfil ideológico liberal-conservador, y por ello el título de este artículo sorprenderá a muchos.

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Estos días, muchos medios están publicando pronósticos sobre quién podría ser el nuevo Papa, o mejor dicho, sobre cómo debería ser. Sinceramente, esos pronósticos me cansan, especialmente cuando leo afirmaciones de que el nuevo Papa debería ser conservador o progresista, como si la Iglesia Católica fuese un partido político o una organización dedicada a promover una determinada causa ideológica.

Creo que no me equivoco si digo que muchos católicos esperamos que el nuevo Papa no sea ni conservador ni progresista, porque ambas etiquetas corresponden al mundo de la política y no al de la religión, o al menos no al del Cristianismo. Lo que muchos esperamos es que el nuevo Papa haga lo que se espera de un líder espiritual católico, cuya misión queda por encima del terreno mundano de las ideologías, aunque en algunas cosas pueda coincidir ocasionalmente con ellas.

La Iglesia no necesita un Papa de derechas o de izquierdas. Necesita un Papa católico, algo que puede sonar redundante, pero que en vista de lo que algunos medios publican, parece no serlo tanto. La Iglesia recibió de Cristo la misión de llevar por el mundo el mensaje universal de salvación, la noticia de que Cristo murió en la cruz para redimirnos del pecado y para abrirnos las puertas del cielo, mostrándonos el camino para llegar a él. En su labor para orientar a los hombres a la salvación, la Iglesia es depositaria de una doctrina que cada Papa debe defender, pero no hablamos de una doctrina política, sino de un mensaje de bien, de verdad y de esperanza para toda la humanidad.

Yo entiendo que hoy en día, debido a la secularización, mucha gente desconoce la doctrina de la Iglesia más allá de ciertas cuestiones que suelen aparecer de forma recurrente en los medios de comunicación. Obviamente, muchos periodistas comparten ese desconocimiento y eso se plasma en las noticias que estamos viendo estos días, que hablan de la Iglesia como si fuese algo que no es.

Escribo esto horas antes del funeral del Papa Francisco, y me gustaría aprovechar la atención que la Iglesia está recibiendo para lanzar un reto a muchas personas que no son católicas y que estos días se dejan llevar por esas informaciones que distorsionan, en mi opinión, lo que la Iglesia es en realidad. Os animo a ir a cualquier parroquia y asistir a una misa. Nadie os va a pedir una invitación ni un carnet, están abiertas a todo el mundo. Creo que os llevaréis algunas sorpresas, porque en una misa (yo voy todas las semanas) no se escuchan mítines políticos.

Lo que allí escuchas es un reto personal que te llama a ser mejor, a ser generoso, a no pensar sólo en ti mismo, a pedir perdón y a concederlo cuando otros te hacen algún mal, y a amar a los demás, incluso a nuestros enemigos. Yo no voy a la Iglesia porque busque que alguien me convenza de las bondades de una ideología. Para eso ya tengo muchos medios de comunicación, libros y sitios web.

Lo que yo busco en la Iglesia es el camino de la salvación, porque creo que la muerte no es el final y que después de ella Dios me pedirá cuentas de lo que he hecho en esta vida, y sé que hay muchas cosas de las que debo arrepentirme y en las que debo mejorar. Lo que espero del nuevo Papa, como de los anteriores, es que me recuerde eso y que ejerza su papel como trasmisor de un mensaje de bien, de verdad, de amor, de caridad y de esperanza. Para escuchar mensajes políticos ya tenemos políticos, periodistas y opinadores de sobra.

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Imagen: Grok.