En los últimos días, el programa nuclear del régimen terrorista de Irán ha sido destruido hasta sus cimientos por Israel y Estados Unidos.
Aunque algunos se escandalicen por ello, que un régimen criminal haya perdido la oportunidad de equiparse con armas nucleares es una gran noticia para el mundo civilizado. Hoy, gracias a la acción conjunta de Israel y Estados Unidos, el mundo es un poco más seguro y millones de personas pueden dormir tranquilas sin que unos fanáticos islamistas tengan los medios para exterminarlas. Ya sé que el hecho de que entre ellos millones de personas haya 7,2 millones de judíos es algo que enfurecerá a los antisemitas. Personalmente, prefiero un mundo donde los judíos puedan vivir tranquilos que un mundo en el que los antisemitas tengan motivos para estar satisfechos.
Después de 12 días de guerra, y con cada nuevo ataque de esa dictadura islamista (el último esta misma noche), esa dictadura se muestra cada vez más debilitada y próxima al día de su caída, un día en el que el pueblo persa podrá por fin vivir en un país libre y democrático.
En cualquier caso, lo ocurrido en estas últimas semanas vuelve a demostrar que a los matones sólo se les domina mediante la fuerza. La comunidad internacional lleva décadas intentando apaciguar al régimen terrorista de Irán, en un proceso para evitar su programa nuclear que sólo sirvió para dar tiempo a los ayatolas para obtener armas atómicas. Una vez más, la estrategia del apaciguamiento ha demostrado ser un rotundo fracaso, como ya ocurrió antes de la Segunda Guerra Mundial.
Personalmente, y después de su errático y lamentable comienzo de mandato, me alegro de que Donald Trump haya pausado sus interminables ofertas de "dos semanas" a los tiranos y haya decidido unir a Estados Unidos a la ofensiva de Israel contra la dictadura de los ayatolas, aunque haya sido, seguramente, arrastrado por el gobierno israelí, que ya estaba harto de ver como se regalaba tiempo a Teherán.
Obviamente, se trata de una posición muy distinta a la adoptada por Trump con la invasión rusa de Ucrania. A diferencia de la estrategia de "paz a través de la fuerza", que ha vuelto a demostrar su acierto en el caso de Irán, los intentos del presidente de EEUU de apaciguar a Vladimir Putin sólo han servido para que el dictador ruso se sienta fortalecido, como hemos visto hace poco cuando ha reclamado sin rodeos toda Ucrania y además ha puesto en su diana a Lituania, Letonia y Estonia.
El presidente de Estados Unidos tiene que darse cuenta de que una de estas dos estrategias es la equivocada: mostrar fortaleza o mostrar debilidad ante un régimen terrorista. Su fracaso con Rusia en el caso de la invasión de Ucrania y su éxito contra Irán dejan claro cuál es el camino a seguir. Un gobernante que utilizase la lógica debería tener ahora muy claro qué línea debe seguir contra Putin: mostrar fortaleza, presionar al invasor y apoyar militarmente al país invadido por Rusia hasta que logre expulsar a los invasores y Putin cese en su agresión a Ucrania. Lo que ahora debemos preguntarnos es: ¿podemos esperar que Trump actúe con ese sentido de la lógica?
+ ACTUALIZADO 16:47h: Trump parece no tener remedio: ahora critica a Israel y a Irán por igual y les mete prisa para que cesen las hostilidades simplemente porque él se da prisa en salirse de ellas. Su falta de seriedad y de sentido de la realidad son pasmosos.
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Foto: Reuters.
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Comentarios:
AlbertoAG
La única solución contra los matones es el uso de la fuerza. Así es como se puede alcanzar la paz.
8:54 | 24/06/25
FaramirGL
Pues, muy de acuerdo. El apaciguamiento no funciona, sencillamente.
20:33 | 24/06/25
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