Lágrimas del Sol

Acabo de ver un DVD que tenía pendiente desde hace semanas. Se trata de una película estrenada en 2003: "Lágrimas del Sol", protagonizada por Bruce Willis y Monica Bellucci. Por cierto, me acabo de dar cuenta de que es la primera vez en este blog -creo- que hablo de más de un actor o actriz en una película. He de decir que me suelo parar poco en consideraciones sobre la calidad cinematrográfica o los detalles técnicos de una película. No dejo de reconocer que hay películas buenas, cinematográficamente hablando, y puede haber otras que no sean tan buenas en ese sentido, pero cuenten una historia que te llega al fondo del alma. Pues bien, éste es el caso.

Confieso que tengo un nudo en la garganta después de ver esta película. Bruce Willis hace el papel de un teniente de las fuerzas especiales de la Marina de EE.UU. (los famosos Seals) que tiene que sacar de Nigeria, en plena Guerra Civil, a una ciudadana norteamericana -la Belucci- que trabaja de voluntaria en una misión católica. El teniente ha recibido órdenes de sacar a la norteamericana del país, pero ésta se niega a abandonarlo sin los refugiados que tiene con ella. Ahí empieza el clásico conflicto entre las órdenes recibidas y el deber moral.

Reconozco que al despachar el conflicto con la palabra "clásico" tal vez lo estoy rebajando, y no debería. A pesar de tantas películas, series y libros aleccionadores al respecto, muchos siguen poniendo por delante sus "órdenes", o cualquier otra excusa, para silenciar la voz de su conciencia. Me parece que es uno de los grandes males no ya de ahora, sino de siempre, y tal vez por ello este tipo de películas son tachadas por alguno de "moralistas", con un sentido peyorativo. A mí, desde luego, me gusta que una película me invite a la reflexión personal, además de entretenerme.

De todos modos, lo que más me ha... iba a escribir impactado, pero no es eso. La palabra es "conmocionado". En la película se muestran las salvajadas que se han hecho en Nigeria contra los cristianos, las limpiezas étnicas, violaciones, mutilaciones y todo tipo de barbaridades que se han cometido en ese país. Hace poco hablaba con un sacerdote nigeriano que ha venido a España en verano. Me contaba las penurias que pasan allí los cristianos. Pero en fin, entre oírlo y verlo... por Dios, ¿cómo puede haber gente tan perversa, tan despiadada y cruel? En fin, el mal existe, está muy claro.

No sé, no tengo palabras, o sí... Después de ver esta película, he pensado cómo le damos en Occidente la espalda a un continente sumido por la pobreza, el hambre, la enfermedad y las guerras. Qué grandísima injusticia. Para que un país africano salga en un telediario, tienen que morir en él miles de personas a causa de las mayores calamidades. Para que salga un país europeo, basta que haya una OPA, o un nuevo modelo de teléfono móvil. En fin, vivimos en un mundo absurdo, en el que los que más tenemos somos responsables en buena medida del sufrimiento de los que menos tienen, por lo poco que hacemos por ello, incluso por la escasa atención que les prestamos. Esto no puede seguir así.

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