Un caso insólito de violencia escolar

Me han contado un caso insólito de violencia escolar en Vigo. Uno siempre tiene la duda de hasta dónde llegará la cosa, pero esta vez ya pasa de castaño oscuro. Os cuento. Desde hace ya algunos años, varios alumnos de un colegio vienen sufriendo el comportamiento violento de la típica banda de matones que hay en algunos centros. Al principio, estos salvajes contaron con cierta impunidad, ya que la autoridad académica prefirió no hacer nada, considerando que se trataba de peleas entre chavales y dando por hecho� que los agredidos, en realidad, habrían hecho algo para provocar el maltrato sistemático al que eran sometidos por los matones.

Pasó el tiempo, y llegó un nuevo director al colegio, dispuesto a acabar con el acoso escolar, ante la alarma social que han despertado algunos casos que salieron en los medios de comunicación. La cosa parecía marchar mejor. Los acosadores se veían acorralados, alguno fue expulsado de la escuela y los niños más violentos fueron separados en varias aulas, en un intento de poner freno a su actitud. Sin embargo, el consejo escolar eligió hace poco a otro director cuya preocupación por el acoso en las aulas es nula, y la situación ha vuelto a ser la de cursos anteriores. La única diferencia es que, de momento, no hay ningún niño con fracturas ni brechazos. Sin embargo, a las víctimas del acoso les quitan el dinero que les dan sus padres para la comida, incluso les roban el material escolar que llevan en sus mochilas. Muchos padres jamás imaginaron que la situación en la escuela volvería a degenerar de esta forma.

El caso es que el otro día se produjo un nuevo acto de abuso violento en un aula llena de alumnos. Un niño fue atacado por otro más fuerte que él, en concreto por uno de los matones de secundaria que lleva unos años dando problemas en el colegio. El incidente surgió cuando este crío trataba de robarle al acosado un tebeo de su mochila. El dueño se dio cuenta y quiso evitar el robo, pero el acosador empezó a golpes con él. Estaba presente el delegado de la clase, un niño que jamás hace nada por impedir los abusos. Esta vez intervino, para asombro de todos, diciéndole al acosado que para mantener el orden en el aula y evitar nuevas agresiones, sería bueno que le prestase varios días el tebeo al acosador. El dueño del tebeo se negó, y ante su respuesta el delegado y sus amigos empezaron a insultarle, llamándole capitalista, egoísta e intolerante. Lo más sorprendente es que al llegar el profesor y ser informado de lo ocurrido, el docente no ha tenido mejor idea que felicitar al delegado de curso por su "gran valentía". Los padres, lógicamente, están asustados e indignados.

Llegados a este punto, supongo que algunos os habréis dado cuenta de que este relato, que podría estar ocurriendo en cualquier colegio pero que ha sido fruto de mi imaginación, se corresponde como un guante con lo que está ocurriendo en España. Lo que me pregunto es cómo algunos padres son capaces de explicar a sus hijos -si es que lo intentan, claro- que aceptan para su país una solución injusta y abusiva que jamás aceptarían para sus propios hijos.

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Comentarios:

  1. eos

    Interesante reflexión.
    Pero no se le ve solución.

  2. Pues yo le veo una única solución posible: hacer justicia y hacer cumplir la ley. Lo mismo que en un colegio no se puede consentir que los chavales se salten las normas y abusen de sus compañeros, y menos aún se les puede premiar por ello, ante unos terroristas no se puede ceder en el cumplimiento de la ley, ni mucho menos negociar con ellos el futuro de todos. Lo único que se consigue con eso es someter a toda la sociedad a un acto de chantaje.

    Violencia la habrá siempre, pero al menos intentemos que no sean los violentos los que tengan la sartén por el mango. Que caiga sobre ellos todo el peso de la ley y toda la fuerza de la justicia.

  3. Joé. :S Hasta el final creí que era un caso real. Y más después de ver lo del chico italiano retrasado, ayer en las noticias.

    Esta sociedad está perdiendo el norte y como no se le meta mano y se empiecen a hacer valer principios como la autoridad del maestro, el respeto a los demás y a las normas de convivencia, sin contar con las sanciones oportunas, ésto no se remedia.

  4. Maten al delegado, y descuentenle al Profesor de su sueldo la cantidad justa para comprarle un tebeo al agitador…

    Fin del Problema

  5. Supongo que, en vista de tu nick, no tienes «niputaidea» de cómo solucionar un problema sin matar a alguien, ¿no…? 🙄

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