José Ignacio Munilla: adiós al nacional-catolicismo vasco

La llegada de José Ignacio Munilla al obispado de San Sebastián es una excelente noticia para quienes durante años han asistido atónitos a lo que ocurría en esa diócesis española, primero con monseñor Setién y después con su sucesor -tanto en cargo como en estilo- monseñor Uriarte. Munilla llega a una diócesis en un estado penoso. En 2007 y 2008 no hubo allí ni una ordenación sacerdotal. Este curso sólo ha hay cinco seminaristas mayores. Además, la diócesis padece el cáncer que corroe a buena parte de la Iglesia vasca: su identificación con el nacionalismo, un fenómeno parecido al del "nacional-catolismo" del franquismo y que, igual que entonces, ha llevado al poder político y a sus curas afines a creerse con derecho a designar a los nuevos obispos.

En el caso del País Vasco, ese nacional-catolicismo tiene una característica que le distingue de su primo franquista: aquel, haciendo honor al dicho de que los españoles somos más papistas que el Papa, nunca incurrió en derivas doctrinales que le pusieran al borde del cisma. Eso sí que ha ocurrido en el caso vasco, donde la intoxicación nacionalista de buena parte de la Iglesia local ha dado lugar a una nueva "religión nacionalista" que poco o nada tiene que ver con el Cristianismo. A eso se deben, por ejemplo, las negativas sistemáticas de muchos párrocos vascos a oficiar funerales por las víctimas del terrorismo ETA mientras sí los hacían por los asesinos, o la insistente y vomitiva equidistancia que tanto Setién como Uriarte han sostenido en esta cuestión.

Munilla, que es vasco, euskaldún y cuyos dos últimos años de seminario transcurrieron en el San Sebastián de Setién, sabe muy bien cuáles son las causas del cáncer que corroe la diócesis y cuál es la solución. Eso explica la rebelión de la mayoría de los párrocos guipuzcoanos contra el nuevo Obispo. Instalados en un discurso cismático, más nacionalistas que católicos y más fieles a la ideología de Sabino Arana que a la palabra de Cristo, estos curas se enfrentan ahora a su Némesis: un Obispo dispuesto a hacer lo que ha de hacer, aunque eso disguste a los capellanes del nacionalismo más excluyente y racista de toda España.

No puede extrañar a nadie que en su empeño por mantener vivo ese nacional-catolicismo, esos curas hayan llegado al extremo de enfrentarse al Papa al discutir su nombramiento del nuevo Obispo. Al fin y al cabo, esto es lo que han sembrado Setién y Uriarte y era esperable una reacción así. Ello no significa que se deba olvidar lo ocurrido. La Iglesia no puede consentir el escándalo de unos párrocos cismáticos, y es de esperar que el asunto sea afrontado con firmeza por el nuevo Obispo y también por Roma. Y es que la Iglesia vasca no está para ayudar al PNV a construir una nación ficticia, sino para conducir a los vascos por el camino de la salvación, un camino que discurre por derroteros muy distintos del discurso del odio y el desprecio al forastero en el que vive instalado el nacionalismo vasco. Estoy seguro de que la llegada de Munilla a San Sebastián supondrá un adiós al nacional-catolicismo vasco y una vuelta de esa diócesis al verdadero Cristianismo, una fe en la que todos somos hijos de Dios y por tanto hermanos, hablemos o no en el idioma de Iparraguirre y tengamos o no la pureza racial que atribuía Arana a los auténticos vascos.

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Comentarios:

  1. Algunos curas vascos se llevan una sorpresa cuando lleguen al cielo: San Pedro no va a llevar chapela y los va a mandar directamente al infierno.

  2. No sé ya de qué se quejan si les han mandado un obispo vasco que habla euskera. El caso es que no les sirve nadie, porque nadie les va a dar la razón por lo que han hecho y siguen haciendo.

  3. No quiero juzgar a los sacerdotes vascos, no soy quien.

    Tan solo rezo para que Monseñor Munilla siga el camino que le marca el Señor con decisión, valentía, fidelidad, generosidad y alegría.

    Estoy seguro de que, con la ayuda del Espíritu Santo, sabrá hacerlo bien y corregir los desvíos que pueda haber en los corazones de los católicos de su diócesis.

    Recemos, que será lo que más le ayude en su tarea.

  4. Yo si juzgo a estos curas gipuzcoanos: bellacos, cobardes, ajenos al mensaje de dios.

    Equidistantes entre víctimas y verdugos, los mismos que negaban dar misas en recuerdo de los asesinados por ETA, remitiéndose a «nosotros condenamos todas las violencias». Yo se a donde lleva su «camino diocesano», directo a Sabin Etxea.

    Viles, marranos..mejor no sigo que me enciendo.

  5. Pues hombre, la cuestión está en que allí no hay términos medios, si estás con nosotros, automáticamente pasas a estar CONTRA nosotros.

    Es lo que piensa el nazi-onalismo, en Cataluña están haciendo lo mismo los nazis que multan por rotular en castellano, u obligan a poner películas en el cine dobladas al catalán que ni los propios nazi-onalistas van a ver y un largo etcétera.

    Es un nacionalsocialismo del S.XXI, a pequeña escala pero igual de repugnantes, ya ha habido muertos y más habrán si les dejan seguir campando a sus anchas.

  6. Juana de Arco

    Interruptor

    Gracias. Estoy contigo

  7. Eibarrés

    Estoy de acuerdo con tu artículo pero quisiera matizar algo. Afirmas que muchos curas nacionalistas se han negado sistemáticamente a oficiar funerales por víctimas de ETA y sí lo han hecho por etarras muertos. Esto creo que no es así, los sacerdotes nacionalistas se han negado a oficiar misas específicas en recuerdo de víctimas de ETA. Según ellos, dan la misa por todos los fallecidos de esa parroquia, es decir dan una misa conjunta y no una para un muerto en concreto.
    Espero que este comentario no se entienda como una defensa del clero nacionalista al que aborrezco. Saludos.

  8. Eibarrés, esa excusa de ciertos curas vascos es bastante pobre y no se corresponde, desde luego, con lo que hacen con otros fallecidos de sus parroquias. Sólo la dan cuando se les piden un funeral por una víctima de ETA.

  9. Eibarrés

    Elentir: estoy de acuerdo en que es una excusa pobre pero no estoy tan seguro de que den misas específicas para otros feligreses. Trataré de informarme mejor.

  10. Totalmente de acuerdo Elentir, me ha encantado la entrada, twiteando…

  11. Bend3r

    Bueno, Franco se creía con derecho a nombrar obispos porque tenía derecho a nombrar obispos (bueno, no exactamente, tenía derecho a vetarlos, que en última instancia te permite vetar hasta que presenten el que quieres). Es una prerrogativa al jefe del estado español (creo que se la concedieron a los reyes católicos). Juan Carlos I renunció a ella durante la transición, pero todos los jefes de estado anteriores tenían derecho a vetar obispos.

  12. Monseñor Munilla es una persona excepcional. Sus principios son inquebrantables y tiene muy claro que hay que estar al lado del que sufre. Días antes de ser nombrado Obispo de San Sebastián, nuestra Asociación le otorgó el premio Nuestra Señora en el Arzón, por su defensa de los valores cristianos. Ahora, después de las furibundas críticas, estamos más convencidos que nunca de que no nos equivocamos.
    http://actfernandoiiielsanto.blogspot.com/2009/10/cronica-del-acto-de-entrega-del-premio.html

  13. maría jesús

    Reverendo padre JOSÉ iGNACIO, le doy mi mal cordial felicitCIÓN, aupa valiente.Una catolica de la ribera de navarra.Que Dios le ayude porque su mensaje no lo comprenderan.

  14. Quin King

    MUNILLA dijo VERDAD

    Monseñor Munilla, en la entrevista que la periodista Gemma Nierga le hizo en el espacio La Mañana en la SER, dio en el clavo con sus declaraciones, y no tiene que rectificar nada señor Lehendakari del Gobierno Vasco, porque ha dicho absolutamente LA VERDAD.-

    Visto la virulencia conque religiosos, políticos, escritores, periodistas, teólogos y demás gentes, se rasgan las vestiduras (y hasta las entrañas), para “condenar” al obispo Munilla, algo “gordo” y “verdadero” ha debido decir, porque sería propio de gente “sinsorga” atacarle de esa manera si lo que ha dicho “no es verdad”, ya que en ese supuesto sería mas correcto advertirle y sacarle de su error con argumentos de caridad cristiana (o no hacer “ni caso” a lo dicho, por… “estupidez”).-

    Pero no.- Munilla ha dicho una gran VERDAD, y eso duele a los que se quieren erigir en pedestales de “sabiduría” para que la plebe “los aplauda”.-

    A los soberbios les sale como un resorte eso de: “ha blasfemado”, “crucifiquémosle”, que es lo que en el fondo vienen ha decir y querer todos esos críticos del obispo.-

    El obispo Munilla ha dicho que: es un mal más grande el que nosotros padecemos que el que esos inocentes sufren, refiriéndose a la catástrofe de Haití, para hacernos comprender “la gravedad del mal del que nos habla”.- También ha dicho otras muchas cosas que ustedes no quieren leer, agarrándose a esta frase como clavo ardiendo para “condenarle”.-

    Son tan “monstruosos” los pensamientos de los que dicen que Monseñor es insensible a los dolores que padecen sus semejantes en Haití, que no hacen otra cosa que ratificar como verdaderas las opiniones del obispo respecto a la “enfermedad espiritual de nuestra sociedad”.-

    ¿A ustedes les extraña los males que nuestra sociedad padece?: “niños que desaparecen”, “chicas jóvenes terriblemente asesinadas”,“violaciones”, “mujeres acuchilladas por sus parejas”, “padres maltratados por sus hijos”, “profesores amenazados y despreciados por sus alumnos”, “policías encubridores de gravísimos delitos“, “financieros estafadores”, “empresarios que se quedan con lo ajeno”, “divorcios”, “abortos”, “terrorismo”, “políticos corruptos”, “jueces prevaricadores”, y… pueden seguir enumerando males hasta donde quieran.

    Con lo que la juventud percibe de nuestra sociedad a través de los medios de comunicación como… “modelos de vida”, no es extraño que “después” pasen todas estas cosas, y para más inri, pretenden quitar los crucifijos de las escuelas y colegios, que es quitar los mandatos que Jesucristo nos dio para enderezar nuestras conductas, para que seamos “hombres nuevos”, y no hay nadie que nos haga ver la “gran catástrofe” a la que nuestra sociedad se encamina.- El obispo Munilla sí lo hace: con sus escritos, con sus declaraciones, con las explicaciones del Catecismo de la Iglesia Católica.-

    Si la sal se desala… ¿quién la salará?.-

    Me encantaría que todos esos “virulentos críticos” del señor obispo de San Sebastián: religiosos y teólogos, me explicasen el Catecismo de la Iglesia Católica como lo hace el obispo Munilla.-

    De los titulares y tergiversaciones que hacen los periodistas en sus periódicos me extraña menos, porque viven de la noticia espectacular, “aunque sea mentira”.- No se si lo hacen queriendo ó sin querer, pero son muy hábiles en “recortar” frases ó pensamientos para que el titular sea “espectacular”, “monstruoso” y “escandaloso”, para que vayamos corriendo al kiosco a comprar el periódico.-

    Un columnista que llama “tarugo” al señor obispo, también ha escrito: Eso de comparar la delicada situación española con la horripilante catástrofe de Haití no es solo una mentecatez, sino una blasfemia.- (aunque dice que puede estar emitiendo un juicio temerario al criticar a monseñor).-

    Señor periodista, usted que escribe columnas que casi son “puro Evangelio”, ¿no le habrá traicionado también “ese pedestal” de tener que escribir a diario algo espectacular, sin pensar muy bien en lo que dice, para que compremos el periódico y le paguen a usted su sueldo?-

    Quiero pensar que ha Munilla no le han, ó no han querido entenderle; por eso uno de esos teólogos que quieren “crucificarle” por lo dicho en la entrevista escribe: Para una persona que cree en Dios, lo más sagrado es la vida humana.-

    ¿No será… “LA VIDA ETERNA”… señor teólogo?, y por ende ¿la vida humana, que es sagrada para “los que creen” y para “los que no creen” en Dios? .-

    Quiero estar, en este caso, al lado del señor obispo de San Sebastián: Don José Ignacio Munilla Aguirre, porque dijo VERDAD.-

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