Diálogo entre José y Pedro

- ¡Hola José!
- ¡Hola Pedro!
- Pensé que no volvería a verte. ¡Siempre veo a tanta gente...!
- Algo me dijo que hoy nos veríamos. Cosas de por allá.
- ¿Qué ha pasado? ¿Siguen igual?
- Pues, sí. Parece que no les enseñamos nada.
- Por desgracia, les enseñamos mal, José, y cuando quisimos dar marcha atrás, evitar que nos siguieran, ya era demasiado tarde.
- Sí... Nosotros sembramos esa cosecha. Y ahora que escupimos la semilla, no encontramos la forma de avisarles. Esa angustia me está consumiendo día a día, Pedro. ¡No nos escuchan!

- Están muy lejos. Por mucho que gritásemos, jamás nos oirían. Además, están muy ocupados con sus cosas.
- ¡No lo entiendo! ¿Cómo olvidar lo nuestro? ¡Fue terrible!
- Ahora olvidan, querido José, cualquier cosa ocurrida el mes pasado. Viven muy rápido.
- Nosotros también vivíamos así cuando éramos jóvenes, Pedro, y ya ves...
- Pero ahora no corre la sangre.
- Ya. Pero aún hay mastuerzos que...
- Los ha habido siempre, hombre.
- Sí, es verdad. Por ejemplo, nosotros.

- Éramos de lo peor, José. Pero soñábamos, y como nos gustaba soñar creíamos que los sueños lo justificaban todo.
- Si las hubiésemos escuchado a ellas...
- ¿La tuya vino a despedirte?
- No. Para cuando me fui, ella se había muerto hacía dos meses. El médico me dijo que había sido una neumonía, pero me amarga pensar que fui yo quien le robó la salud.
- La mía se murió de pena, cuando partí yo... No me lo perdonaré nunca.

- A veces me gustaría volver, Pedro, para decirles lo estúpidos que fuimos cuando... cuando...
- ¿Ya no te atreves a decirlo?
- Sí, Pedro, aún me cuesta. Aquello es lo que me ha traído hasta aquí.
- Y a mí... Nos cegó el odio y la estupidez, pusimos los sueños sobre la cordura, y ahora...
- Ahora vivimos en una angustia diaria.
- Lo siento cada vez que recuerdo la mirada del muchacho al que maté, un chaval que decían que era un rojo, un crío que apenas salía de la adolescencia y que se echó a llorar, pálido como un papel. Y nosotros nos reíamos...
- Y yo no me quito de la cabeza los ojos del seminarista al que me cargué, un año antes de irme. Nos perdonó a todos antes de acribillarle. No lo entendí y escupí sobre su cadáver. Ahora lo entiendo.
- ¿Por eso estás aquí?
- Sí. Cuando llegué me dijeron que me quedaba aquí porque alguien me había perdonado. Los últimos meses, antes de venir, tuve horribles pesadillas pensando en lo que había hecho.
- A mí me ocurrió lo mismo. Recuerdo mi último aliento. Fue para decir "perdóname, chaval". Y al llegar, me dejaron aquí. Un día me encontré con el chico. Entonces fui yo el que lloré, de la vergüenza. El me sonreía, intentando tranquilizarme. Ya le quedaba muy poco.
- Si allá supieran lo que hicimos entonces y lo que sufrimos ahora, si viviesen el tormento diario que nos aflige, ¿serviría de algo?
- No lo sé. El odio les ciega como nos cegó a nosotros, José. No son mejores que tú y yo.
- Al menos, aún no se matan.
- Es cierto. Pero se odian. Y odiar es matarse a uno mismo poco a poco.

- Ojalá nos viesen, Pedro, ojalá viesen cómo se vive aquí, sin odio, volviendo a ser los hermanos que fuimos por allá.
- Ojalá. Tengo que irme ahora, José. Espero encontrarte otra vez, a lo mejor dentro de un año, si sigues aquí.
- Será así, me temo. Les gusta olvidar y nosotros tenemos que recordar por ellos.
- Hasta entonces, pues.
- Nos veremos, Pedro.

---

(Imagen original: John S. Dykes)

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. Luis Carlos

    ¡Genial!

  2. Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y nosostros, viscerales españoles, nos atravemos a hecerlo tres y cuatro veces si fuese preciso.
    Nos va más el destruirnos entre nosotros que el aunar esfuerzos a vivir en libertad y cada cual con su credo. Pese a todas las diferencias a todos nos une algo común, el deseo de vivir y vivir bien.
    JM García @jmgcelta
    http://necolandia.blogspot.com/

  3. eos

    Muy bueno si señor

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.