Caso Rubiales: una información de 2022 que explica el alboroto del gobierno de Sánchez

Elentir EN Dom 27·8·2023 · 7:03 1

El escándalo político y mediático organizado en torno a Luis Rubiales está adquiriendo un cariz muy grave, pero no por lo que hizo él.

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Desde luego, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) tiene motivos de sobra para dimitir o ser cesado. No ya por el beso en cuestión, sino -por ejemplo- por tocarse la entrepierna ostentosamente desde el palco de autoridades, un comportamiento inaceptable para su cargo. Ya antes protagonizó escándalos que quedaron en nada, cabe preguntarse si por ser socialista y por su amistad con Pedro Sánchez. Una protección política que entonces le libró de dimitir y ahora se le niega por algo menos relevante. ¿Por qué? Apuntaré una posible razón al final.

Un escándalo alimentado directamente desde el gobierno

Lo curioso del escándalo que se ha montado sobre el beso es que ha sido alimentado directamente desde el gobierno, tanto por Pedro Sánchez como por Irene Montero y Yolanda Díaz. Y da la casualidad de que este mismo gobierno afronta algo que sí debería ser un escándalo: su pretensión de saltarse la Constitución para conceder una amnistía a los autores del golpe separatista de 2017 y así obtener el apoyo de dos partidos que promovieron ese intento de socavar el orden constitucional.

El caso del famoso beso de Rubiales es un asunto que abordará la Audiencia Nacional (ya está en manos de la Fiscalía de ese tribunal). Los jueces serán quienes determinen si hubo delito o no. Lo que más debería inquietarnos en un país democrático no es que un tipo como Rubiales presida la RFEF (algo que cabe atribuir a su amistad con Sánchez). Es mucho más alarmante que haya personas sin escrúpulos en el gobierno, que no han dimitido ni tan siquiera han pedido perdón por cosas mucho más graves, y que son precisamente los que están promoviendo este linchamiento contra Rubiales.

Un linchamiento propio de totalitarios

Empleo la palabra "linchamiento" porque este caso se ajusta al significado que la Real Academia Española da al verbo linchar: "Ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo". Este tipo de linchamientos sirvieron para catapultar al movimiento feminista "Me Too", que ahora la izquierda pretende emular en España con las mismas características que ayer: juicios populares y mediáticos en los que se pisotea la presunción de inocencia del acusado y se le condena sin esperar a que la Justicia dicte sentencia o incluso descalificando una sentencia no condenatoria. Y es que aunque el acusado sea declarado inocente, ya es imposible reparar el daño hecho por ese linchamiento.

Esto no debería ocurrir en una democracia. Un comportamiento así es propio de totalitarios. Y no es casualidad que precisamente dos de las promotoras de este linchamiento, las citadas ministras Irene Montero y Yolanda Díaz, sean comunistas, y que Pedro Sánchez sea un socialista que se siente muy cómodo con la extrema izquierda. No les importa pisotear las garantías procesales propias de una democracia porque tampoco les importa pisotear la propia democracia, como el gobierno de Sánchez ya ha demostrado con sus constantes ataques a la independencia judicial y sus violaciones de derechos fundamentales.

La doble moral de un gobierno que favorece a delincuentes

Es curioso observar, por cierto, que estos linchamientos dictados desde el poder no se dan contra amenazas graves, sino que se dirigen contra personajes en los que sólo se ve la oportunidad, por su carácter de famosos, de obtener una mayor notoriedad para el proceso, con independencia de que sean culpables o inocentes. Delincuentes ya condenados por causas más graves han sido favorecidos por este gobierno de diversas formas:

• Los violadores, con una ley que rebajó sus condenas e incluso puso en libertad a más de un centenar.
• Los autores del golpe 2017, con indultos ilegales, un cambio en el Código Penal y ahora, además, una posible amnistía.
• Los terroristas de ETA, con diversos favores por parte del gobierno: acercamientos a prisiones vascas, impunidad para los homenajes a terroristas e incluso un intento desde el gobierno de que se olviden los 379 asesinatos de ETA sin resolver, todo ello como pago por el apoyo de Bildu a Sánchez.

Las supuestas grabaciones de Rubiales a miembros del gobierno

Estamos asistiendo a una infame manipulación en la que el mismo gobierno que ha reclamado "desjudicializar" el golpe separatista de 2017, uno de los ataques más graves a la democracia en España desde el golpe de Estado de 1981, ahora se ha lanzado a judicializar un beso, presentando una denuncia contra él. El mismo gobierno que está contactando con un prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, que está acusado por el el cabecilla del citado golp separatista, para ofrecerle una amnistía a cambio de su apoyo parlamentario. ¿Cómo se explica una doble vara de medir tan descarada e indecente?

Según publicó un medio español en mayo de 2022, Rubiales tendría grabaciones clandestinas de ministros y altos cargos del gobierno de Sánchez. ¿Esto explica el alboroto que está montando el gobierno, ensuciando la victoria de la selección española en el Mundial femenino de fútbol? ¿Estamos ante un mero linchamiento, algo ya de por sí grave, o ante una operación de venganza? Sea cual sea la explicación, todo lo que rodea a este gobierno adquiere la apariencia de una ciénaga moral, que es la mejor forma de definir a la izquierda española, por su falta de escrúpulos y por los personajes infames que militan en ella. Personajes como Rubiales, sí, pero sobre todo personajes como Pedro Sánchez, Yolanda Díaz e Irene Montero.

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Foto: La Moncloa.