La triste imagen que damos los españoles al demostrar los manipulables que somos
ENSe suele decir que la parte más difícil que tiene una persona para poder resolver un problema es dar el paso de reconocer que lo tiene.
Ese paso es aún más difícil cuando hablamos de problemas relacionados con el pensamiento. Es mucho más fácil que alguien diga "me encuentro mal" cuando tiene una dolencia física, a reconocer que estás equivocado cuando has cometido un error que puede poner en entredicho tu orgullo, tu vanidad o tu creencia de que eres mejor que los demás.
En la sociedad actual, y en particular en las redes sociales, donde todos tienen una opinión formada sobre algo (incluso cuando no tienen la información suficiente sobre la materia en cuestión), encontrar un "me equivoqué" es más difícil que ver un perro verde. Y si ya cuesta hallar a alguien que reconozca un error, más difícil aún es dar con una persona dispuesta a dar el más difícil de los pasos: reconocer que te han manipulado, que alguien se ha aprovechado de tus prejuicios, tus debilidades, tu ignorancia o tus deseos para engañarte y utilizarte.
Ese paso es quizá el más difícil porque para ello tienes que asumir primero que tú fuiste responsable en parte del engaño, al dejarte llevar por tus defectos. Por eso es mucho más fácil engañar a la gente que encontrar a alguien que reconozca haber sufrido un engaño. Esto lo saben quienes se aprovechan de los demás, quienes tienen la manipulación como un medio de vida, porque esas personas existen, aunque algunos no quieran enterarse.
Todo esto lo acabamos de ver en esta disparatada polémica que ha surgido en España por un beso en la celebración de la victoria de la selección española en el Mundial de fútbol femenino. He intentado advertir desde aquí de que estábamos ante un escándalo alimentado desde el gobierno, de que no todo vale para hundir a una persona (por muy indigno que sea su comportamiento), de que estamos ante un linchamiento promovido por políticos que no hacen ni la más mínima autocrítica por errores mucho más graves, y que hemos asistido a cosas mucho peores sin que nadie dimitiese y sin que se armase tanto revuelo.
Reconozco que todo esto no ha servido para nada. He perdido miserablemente el tiempo. Vivimos en una sociedad en la que los programas que tienen éxito no son los que animan a utilizar la razón y la lógica, sino aquellos que apelan a las emociones y animan a criticar y despedazar al prójimo incluso por cuestiones de su vida privada, olvidando aquella sabia advertencia del Evangelio de San Mateo:
"No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes. ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Deja que te saque la paja de tu ojo», si hay una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano".
En vez de darnos cuenta de cómo nos están manipulando, tomamos partido por una de las dos personas protagonistas de ese beso, como si fuese una persona mala contra una buena, convirtiendo esto en el típico contenido de un programa sensacionalista, sin darnos cuenta de que estamos hablando de dos personas que están siendo utilizadas por otros, dos personas con sus virtudes y sus defectos, como cada uno de nosotros. Hemos convertido esto en una película en la que tiene que haber un bueno y un malo, una película en la que nosotros podemos identificarnos con una parte y sentirnos jueces de la otra, como si fuésemos seres de luz que jamás han cometido ningún pecado.
Ésta es una polémica en la que los propios españoles estamos dando la triste imagen de demostrar lo manipulables que somos, algo de lo que acabaremos arrepintiéndonos como sociedad, tarde o temprano.
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Foto: Anthony Tori.
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Comentarios:
JuanM
Las debilidades de un español son las mismas que las de un francés, inglés o alemán.
La diferencia en este momento radica en ese «algunos» que intentan manipular. Y no, no es Pedro Sánchez ni Feijoo, ni la Conferencia Episcopal, ni la Sexta… Estos solamente son instrumentos, tontos útiles, de quienes realmente han diseñado la ingeniería social que está abocando a la civilización occidental al precipicio y España en particular a la putrefacción.
«El mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no existía». ¡Hasta en la Iglesia Católica se han convencido de ello, por eso España, un país de sustrato católico, se ha visto como liberado de ese miedo, por eso los españoles se están tragando con más facilidad y escándalo esa manipulación!
Para el que no sea creyente valga una pequeña modificación: el mejor truco del globalismo (con sus tentáculos: woke, ecologismo, 2030, LGTBI, Big Tech), es haber conseguido que parezca que el paraíso se encuentra detrás de todo eso.
No obstante, sigue siendo una batalla, no ideològica, sino teológica. De ahí la estupefacción y escándalo que nos produce todavía a los que quedamos católicos practicantes, no esa mamarrachada de «católico ateo» de los Buenistas.
8:42 | 30/08/23
wladimir
eso es precisamente…
lo que siento cuando veo a tanta gente en España (y el mundo) apoyando a una tonteria y sinsentido como ese asunto del «piquito»…como es posible que hayan tantos Españoles dejandose llevar como ganados guiados por personajes del Regimen interesados en realizar un linchamiento mediatico motivados por oscuros intereses…
pero es verdad que no solo en España ocurre ese fenomeno..eso se pudo ver con el nebulosos asunto ese del «Metoo» y «Black Lives Matter» en que mychas personas en diversas partes del mundo se dejaban llevar por la mode del momento como si fueran masas de ganado guiadas por asi mismos nefastos intereses…
10:32 | 30/08/23
escoces
Si por algún motivo, este pobre desgraciado es juzgado por ‘acoso sexual’ por un mero beso y sentenciado a la cárcel será un nuevo precedente peligroso en este país acoplado a todas estas leyes feministas y progresistas.
Y que caiga en la conciencia de la jugadora que fue una persona clave en el acto y que pudo haber echado agua al fuego para que dejara de convertirse en un circo mediático MUNDIAL.
10:58 | 30/08/23
Escalar
Estas son las consecuencias de haber sacado a Dios poco a poco de nuestras escuelas, hogares,de nosotros mismos ya carentes de valores y moral que ejercer y transmitir a otras generaciones desde los tiempos de la famosa transición, mientras dábamos paso a los indignados por ver un crucifijo en la pared fuera nacional ó extranjero.
Tengan buen día.
13:18 | 30/08/23
Armentarius
Somos manipulables en la medida en que nos dejamos llevar por consignas o juicios ajenos sin someterlos a examen mediante una reflexión cuidadosa y el mayor acopio posible de información. Existe una notable diferencia entre el mero receptor y repetidor de opiniones, sin criterio propio, y el sujeto pensante que somete a análisis la información que recibe en cada momento, procurando usar el buen sentido para valorarla. Verdad que el ejercicio de la facultad de pensar (del latín “pensare”, pesar) exige distanciamiento emocional; sin embargo, siempre habrá en quien piensa un poso de experiencia vivida que incluye influencias intelectuales recibidas tanto como sentimientos (filias y fobias), todo lo cual conforma una determinada (pre)disposición. De manera que no parece fácil saber hasta qué punto uno está juzgando con objetividad o simplemente aplicando un baremo, “su baremo”. De todos modos, el “caso Rubiales” no requiere tanto discernimiento. Se trata de un ejemplo más del carácter ovino de muchos españoles (de ambos sexos) “sin uso de razón”, cómplices necesarios en la obscena tarea de malbaratar la historia y las posibilidades de un país y una civilización por parte de politicastros oportunistas, desprovistos de cualquier principio que no sea su miope y mezquino interés.
14:05 | 30/08/23
Glorfindel
No sólo en España, ocurre en todo Occidente (véase el mundo anglosajón con el tema racial, derivado de su pasado esclavista), el pensamiento izquierdista ha ido infiltrándose en todo debido a que su adversario, la derecha, no quiso combatirlo ideológicamente, bajo el pretexto de que sólo importa la economía y lo demás, lo ideológico, son tonterías sin importancia, cuando realmente lo ideológico supone la mayoría de leyes y normas que nos afectan directamente en nuestro día a día. Y eso nos ha llevado a la situación actual en España: hembrismo feminazi, inmigración ilegal, reducción de la natalidad, ataque la familia, pobreza, pérdida de poder adquisitivo, dificultad de los jóvenes para independizarse, protección del delincuente e indefensión de la víctima (ej: ocupas, asaltos a viviendas hechos por ladrones), etc. Quizá en España la ideología izquierdista se aplique más intensamente que en otros países por culpa de la dictadura de Franco, dictadura de derechas que dejó hasta hoy día a mucha población fanatizada en el odio a la derecha, dispuesta a votar cualquier cosa izquierdosa aunque le perjudique, sólo por fastidiar a la derecha actual (Vox), que nada tiene que ver con Franco.
Es al revés de lo que ocurre en paises que sufrieron dictaduras comunistas (ej: Polonia, Hungría, la parte oriental de Alemania donde el AfD tiene cada vez más fuerza), que al llegar la democracia, votan a la derecha mayoritariamente, con la diferencia de que los gobiernos democráticos de derechas buscan la mejora y prosperidad de su población, mientras que los de izquierda buscan lo contrario, la destrucción y el empeoramiento de la socieadad.
Mientras el mass media esté en manos de la siniestra, desgraciadamente esto seguirá así.
Saludos.
14:05 | 30/08/23
Pau
Muy bueno el artículo, pero creo que hay que ir al fondo de la cuestión, que es la implantación en la sociedad por la izquierda y sus medios de la marxista ideología «Woke», del ‘permanecer despierto’, para purgar a la sociedad de toda injusticia racial o social heredada del pasado, como sería en este caso el “machismo”. De hecho, la utopía del ‘hombre nuevo’ marxista presupone hacer tabla rasa del pasado y la especie humana ha de ser remodelada.
En España estamos viviendo ahora uno de sus episodios, pero hay muestras en todo Occidente, porque esta ideología y la de la cancelación avanzan sin barreras. Otro episodio, éste en París, en unas clases de teatro en un Instituto Superior de Bellas Artes, en el momento de una foto de grupo, el profesor pide a una chica que se recoja el cabello «ya que su gran melena afro extendida horizontalmente cubría las caras de sus compañeros a su derecha e izquierda». Toda la clase se revuelve y denuncia la muestra de racismo. La directora obliga al profesor a escribir una carta de dimisión.
Tengámoslo claro estamos ante una manipulación, sí, pero fruto de unas ideologías, de las que debemos defendernos y plantarles cara.
20:53 | 30/08/23
El Peregrino Gris
Tienes razón Elentir. En una palabra: el problema es el orgullo (una característica indeleble de nuestro ingenio ibérico).
La gente no tiene ni un ápice de humildad, que es la capacidad de conocerse a uno mismo. Porque si uno se conoce a sí mismo, verá que es un desastre. Si alguien llegara a admitir lo desastroso que es, no se lanzaría a juzgar tan prontamente a los demás.
El problema es que para conocerse uno uno mismo, para ser humilde, hay que pararse un poco a reflexionar. Y eso es muy difícil cuando se está enganchado a las redes sociales donde el foco de atención está siempre en los demás, en lo que hacen y en lo que piensan de uno mismo.
5:47 | 1/09/23
Elentir
Tal cual, Peregrino Gris, lo has expresado muy bien.
6:37 | 1/09/23
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