Una de las ideas más absurdas que puede haber en una democracia es la que nos venden habitualmente con la expresión "tirar el voto".
Hay políticos que te acusan de "tirar el voto" si otorgas tu apoyo a un partido que no obtiene representación o que tiene un resultado inferior a lo esperado. Hay algo muy habitual en esos políticos y es que suelen prescindir de casi toda consideración a los principios, porque los han abandonado y ya no tiene nada que ofrecer a los electores en ese plano. En este sentido, cuando un político quiere captar votos de derechas pero sin defender planteamientos conservadores, "tirar el voto" sería votar a quien sí defiende los mismos principios que tú.
Es una situación absurda. Es como si vas a una tienda a comprar helado de vainilla, porque es el que te gusta y no deseas comprar un helado de ningún otro sabor, y te dice el heladero que eso es tirar el dinero porque a la mayoría de la gente le gusta más el helado de chocolate y deberías comprar éste. Si esta situación resulta estúpida cuando hablamos de alto tan trivial como la compra de un helado, ¿por qué tanta gente considera razonable ese argumento tan ridículo cuando llega la hora de elegir a sus representantes políticos?
Traslademos el ejemplo de los helados a la política. Somos muchas las personas que defendemos la vida y la libertad. Con independencia de cuáles sean las etiquetas que usa cada uno, me refiero a la defensa de la cultura de la vida frente al aborto y la eutanasia -es decir, la defensa de la dignidad humana frente a dos de las amenazas más graves que hay contra ella- y la defensa de nuestras libertades individuales, sobre todo algunas como la libertad religiosa, la libertad de educación, la libertad económica y la libertad ideológica, que están siendo pisoteadas por el socialismo, la corrección política y la ideología de género.
Cada vez que llegan unas elecciones, es indignante ver que un partido que llama "derecho" al aborto (como es el caso del Partido Popular en España, que en éste y otros temas ha asumido las tesis ideológicas de la izquierda) te dice que estás tirando el voto si apoyas a un partido provida (como es el caso de Vox, el único partido con representación en España que se opone al aborto). Pues mire, no: yo, siendo provida, tiraría mi voto si se lo diese a un partido proaborto.
De igual forma, teniendo en cuenta que defiendo la libertad y me opongo a los disparates ideológicos de la izquierda, yo tiraría mi voto si apoyase a un partido que defiende e impone la ideología de género, como lo viene haciendo el Partido Popular en España desde hace años en otra más de sus claudicaciones ante los dogmas izquierdistas, en vez de dárselo a un partido que rechaza esa ideología (en este asunto, Vox es también el único partido con representación en España que se opone a esa patraña).
Los electores debemos recordar que el fin de unas elecciones es votar a aquellos por los que nos sentimos representados. Yo no puedo sentirme representado por ningún partido político que apoya el aborto y la ideología de género. Tirar el voto es votar a aquellos que van a pisotear tus principios en las instituciones, aunque intenten persuadirte diciendo que otros darían pisotones más fuertes que los suyos.
En este punto llegamos a otro anzuelo electoral que suele ser muy eficaz: el "mal menor". Nos sugieren que demos nuestro voto a un partido que defiende ideas contrarias a las nuestras, pero que es menos extremista que otros. Es la vieja técnica del policía bueno y el policía malo: uno finge ser tu amigo y el otro finge ser un tipo duro y agresivo, para que te sientas más propenso a confiar en el poli bueno, sin darte cuenta de que los dos buscan lo mismo.
¿Qué clase de "mal menor" es para un provida votar a un partido proaborto pero que es menos radical que otro? ¿Se quedan "menos muertos" los niños abortados cuando gobierna un partido proaborto moderado, acaso? Así mismo, ¿es menos mala la ideología de género que imponen ciertos partidos que dicen ser moderados? Al final, es la misma que defienden los extremistas. La teoría del "mal menor" sólo ha servido hasta ahora para que el mal vaya ganando terreno y para que el bien quede cada vez más arrinconado.
Por mi parte lo tengo muy claro: yo defiendo la vida y la libertad y tiraría mi voto a la basura si se lo otorgase a partidos contrarios a mis ideas. Si un partido político desea mi voto, lo que tiene que hacer es demostrarme que está dispuesto a defender mis ideas en las instituciones. Por eso voto a Vox, porque defiende mis ideas. Me importa poco que tenga más o menos posibilidades porque lo digan ciertas encuestas, y más teniendo en cuenta los grandes fallos de las casas demoscópicas.
Empecé a votar a Vox en 2014 y no obtuvo representación hasta cuatro años después. Hoy seguiría votando a Vox aunque no tuviese representación, siempre que siguiese defendiendo los mismos planteamientos que yo. Eso es para mí lo importante.
Votar a un partido proaborto no sólo sería un voto tirado a la basura y un voto inútil. Sería algo peor: convertirme en cómplice de quienes atacan lo que yo intento defender. Me niego a hacer algo así.
Comentarios:
jomeca
Así es, Elentir. Y es una consigna que siguen cual mantra de ciudadano a ciudadano. Cuento la anécdota. El jueves pasado estaba en la terraza de una cafetería de Pontevedra y dentro de la campaña local a local, persona a persona, se acercaron a mi Ana Pastor y María Martínez (número 3 por Pontevedra para el 18-F) y muy educadamente me dieron el folletín del PP pidiendo el voto para Alfonso Rueda. Yo les conteste que después de 38 años votando AP-PP, desde hace 10 años no votaba PP y que desde entonces mi voto va a Vox. Se sorprendieron y Ana Pastor, cual consigna, me repitió exactamente la misma expresión de tirar el voto. Obviamente aproveché para recordarles muchas de las cosas que han estado pasando en el PP desde hacía varios años: abandono de los principios que me representan como persona (vida, libertad, etc.), seguimiento a pies juntillas de los postulados 2030 y sobre todo, errar el punto de mira, recordándoles que Vox no es enemigo político y sí lo es el BNG en Galicia. Pero efectivamente, tienen claro que el mensaje al ciudadano es que votar la opción Vox es tirar el voto. Triste y pobre a la vez si el único mensaje que tienen es ese. Pero hay mucho, muchísimo ignorante (me rodean y los veo diariamente) que compra esa mercancía.
12:07 | 13/02/24
Maria
Lo del «mal menor» es una estrategia que le está funcionando de maravilla al PP desde hace años. Fingen aceptar errores pasados pero que ahora van a corregir (?) pero, sobre todo, se basan en el MIEDO del posible votante a que vengan otros peores.
Y digo yo, ¿cómo se te queda el cuerpo votando algo que no te convence? ¿Qué se siente cuando te tapas la nariz metiendo la papeleta? ¿Qué significa votar por el bien común? Gracias a Dios yo no lo sé porque, como Elentir, siempre he votado en conciencia según mis valores e, independientemente de los resultados, ME HE QUEDADO MUY A GUSTO.
12:47 | 13/02/24
AgusCabrera
Totalmente de acuerdo. No lo puedes decir más claro. Y como María, me quedo muy a gusto pudiendo votar a un partido y unas personas que defienden gran parte de mis ideales.
13:49 | 13/02/24
Berto
Me fijé en VOX en 2018 y empecé a votarles, ya estaba asqueado de haber votado a Rajoy en 2011, nunca mais al Partido Podrido. Después confíe en Ciudadanos antes de que Rivera le dieran el toque en Bilderberg, con lo cual pasó a ser un progre más y justo ahí se acabó ese partido para mí.
Mientras VOX siga con el mismo discurso en toda España y no renuncie a sus principios, mi voto lo seguirán teniendo.
El domingo, 18 de febrero, éste será mi gesto:
https://twitter.com/RoberPR2/status/1757329238368059524
15:12 | 13/02/24
maytehuete
Yo formé parte del PP cuando, teóricamente, cumplía mis principios, luego vote, hasta que salió VOX, con la nariz tapada. Ahora me alegro de votar a VOX aunque tenga pocos votos… ME FÍO Y ME CONVENCE
15:43 | 13/02/24
Otromas
Estoy completamente de acuerdo. Ya hace años que decidí que taparse la nariz no es buena cosa…
20:51 | 13/02/24
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