Una reflexión sobre nuestra tendencia a marginar temas por miedo al rechazo

Intentar convencer o dejarte llevar: ¿son tus principios tan sólidos y firmes como crees?

Uno de los grandes debates de nuestro tiempo trata sobre cómo somos capaces de dejarnos llevar por las opiniones de otros.

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Muchas personas dicen tener principios sólidos y firmes. Todos nos identificamos con las personas más valientes que vemos en las películas, asumiendo situaciones de rechazo y de incompresión a la hora de defender sus ideas. Y en nuestra sociedad, además, existe una generalizada identificación con planteamientos que han acabado triunfando. Por ejemplo, hoy es generalizado el rechazo a la esclavitud. Incluso nos cuesta comprender que en el pasado hubiese personas que justificasen esa aberración. Si nos preguntan qué hubiésemos hecho entonces, todos habríamos sido abolicionistas de la esclavitud.

Sin embargo, los abolicionistas de la esclavitud afrontaron toda clase de obstáculos, incomprensiones e insultos por defender la dignidad humana de los esclavos. Una cosa que no muchos saben es que muchos de esos abolicionistas fueron calificados como fanáticos religiosos, ya que inspiraban su lucha por la libertad y la dignidad humana en sus creencias cristianas. ¿Habrías soportado tú que te señalasen como un fundamentalista religioso por defender algo que era justo? Basta con ver hechos como la aceptación social del aborto en nuestra sociedad para darse cuenta de que no hay mucha gente dispuesta a asumir los sacrificios que hoy conlleva otra gran lucha por la dignidad humana.

Quizá en el futuro, si el aborto consigue ser abolido, casi todos se identifiquen con los que luchamos por su abolición. Identificarte con los ganadores de una batalla cultural es fácil, pero lo difícil es librar esa batalla. Esto es algo que deberíamos plantearnos en nuestra realidad cotidiana. Ya no hablamos solamente de partidos políticos, sino por ejemplo de nuestra actividad en las redes sociales. ¿Te has parado a pensar cuántas veces has preferido arrinconar una cuestión para no ser impopular? Marginar ciertos temas, creyendo que a lo mejor pierdes seguidores o incomodas a tu audiencia, es algo muy frecuente.

Lo que nos lleva a actuar así no es simplemente una cierta tibieza moral, o la pereza o la comodidad. En toda sociedad humana existe una tendencia a crear lazos y grupos: el gregarismo. Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza y buscamos la compañía de nuestros semejantes. Eso ha tenido históricamente muchas ventajas: nos proporciona apoyo en casos de necesidad y nos evita tener que buscar desde cero ciertas soluciones que ya se le ocurrieron a otros. Sin el gregarismo, a la sociedad le habría costado mucho salir de la remota época en la que los humanos éramos cazadores y recolectores.

Sin embargo, el gregarismo también tiene ciertos inconvenientes, y uno de ellos es que nos sentimos obligados a recibir la aprobación de quienes nos rodean, incluso cuando no estamos de acuerdo con las opiniones de otros. Esto puede generar tendencias peligrosas. En la Alemania de 1935 los nazis no eran mayoría, pero consiguieron arrastrar a muchos no sólo mediante la violencia y la intimidación, sino también mediante el gregarismo, nuestro constante afán por sentirnos integrados en la sociedad. Hoy en día vivimos en una sociedad democrática, pero las campañas políticas siguen apelando al lado perverso de ese gregarismo, con expresiones como "todo el mundo sabe" en referencia a ciertas posiciones políticas, o señalando a aquellos que no comparten la opinión de la mayoría, como si el hecho de ser minoría significase no tener la razón.

Por supuesto, no estoy diciendo con esto que todas las posiciones mayoritarias estén equivocadas. Tan falaz es creer que la mayoría siempre tiene la razón como creer que las opiniones minoritarias son siempre las correctas. Lo que debemos hacer es esforzanos por tener criterio propio, por tomar posición en un tema sobre criterios de verdad, bien, justicia y razón, y no simplemente dejarnos arrastrar por los demás. Si crees que tus opiniones pueden ser impopulares, tienes dos opciones: intentar convencer a los demás o dejar llevar por lo que crees que es el pensamiento dominante y simplemente callarte para no incomodar a tal o cual grupo. Si la causa que dices defender es especialmente importante (la vida, la libertad, el bien, la justicia, la igualdad, la democracia), merece la pena asumir el reto de buscar buenos argumentos e intentar convencer a otros. Lo triste, teniendo una causa noble que defender, es callarte por miedo al qué dirán.

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Foto: Luis Villasmil.

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Comentarios:

  1. AlvaroJDiaz-Mella

    Elentir, magnifica reflexión.

    Yo ya estoy en mi tercer tercio, a estas alturas de mi vida, me la sopla el que dirán.

    Hasta que siga existiendo intentaré hacer lo correcto.

  2. wladimir

    yo tambien estoy de acuerdo…

    y pienso que una persona sin valores no solidos principios es..nada es como el ganado se deja llevar facilmente por el gregarismo o la moda…y eso no esta bien..

    y si asi son las cosas…es preferible mantener los primcipios que dejarse arrastrar por lo que digan las masas sin valores ni principios…algo que le encanta a las nuevas tendencias politicas actuales…

  3. FranciscoJavier

    Excelente y certero artículo, gracias

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