El PNV y la "adulteración" de las próximas Elecciones Generales

Demostrando una vez más por dónde van sus afinidades ideológicas, el partido fundado por Sabino Arana advirtió hoy que el resultado de los próximos comicios del 9 de marzo quedará "adulterado" por los procesos de ilegalización de las dos últimas tapaderas políticas de ETA, el PCTV y ANV. El portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados, Josu Erkoreka, declaró que la campaña electoral debería "permitir la confrontación ideológica y programática de quienes concurren a las elecciones", incluyendo entre éstos a los demócratas que defienden sus ideas con la palabra y a los terroristas que imponen sus ideas con la violencia.

No es la primera vez que el PNV rompe una lanza a favor de los terroristas y seguramente tampoco será la última. Lo significativo es que el partido de Sabino Arana se apresure a deslegitimar a priori el resultado de las urnas el próximo 9 de marzo, en caso de que el PCTV y ANV sean ilegalizadas a tiempo. A ver si lo entendemos todos: según el PNV, unas elecciones son menos válidas si no participa en ellos la plataforma electoral de una banda de asesinos, pero son perfectamente legítimas si los candidatos no nacionalistas se ven obligados a llevar escolta para que no los maten, y si más de 200.000 electores vascos ya no pueden votar porque el terror les ha empujado a exiliarse de su tierra.

Y es que, amigos míos, el PNV no se ha pronunciado jamás en relación con estas cuestiones. Los nacionalistas vascos jamás han dudado de la limpieza de unas elecciones por el hecho de que cientos de candidatos tengan sus vidas amenazadas por el simple hecho de presentarse. Tampoco han dicho nunca nada sobre el derecho a votar de cientos de miles de vascos no nacionalistas que se han ido al exilio. Obviamente, ni unos ni otros les importan lo más mínimo a un PNV que sigue traduciendo a la práctica las tesis racistas de su fundador, según el cual todo vasco no euskaldún y no nacionalista es un "maketo", poco más que una bestia sin educación y sin derechos. Una tratamiento, en fin, muy similar al que se le daba a los judíos en la Alemania nazi.