Si algún día alguien me preguntase si he visto a un ángel, para ser sincero tendría que contestar que sí: a docenas de ellos. Hay personas que cuando hablan de ángeles piensan en ñoñas imágenes de idílicos bebés con pequeñas alas, o en esbeltas figuras adultas -igualmente aladas- con un gesto beatífico. Eso es lo que suele pasar cuando no has visto a un ángel, o mejor dicho, cuando no te das cuenta de que ya has visto a unos cuantos.
Y es que mucha gente no repara en ellos, pero están entre nosotros. No tienen alas, tampoco he visto ninguno vistiendo túnicas -salvo cuando hacen preciosos belenes vivientes-, tampoco he visto ningún nimbo sobre sus cabezas, y no recuerdo haber visto a ninguno tocando el arpa.
Casi todos los ángeles que he visto no hablan como uno se esperaría de uno de esos ángeles arquetípicos que aparecen en los cuadros. Algunos incluso dicen tacos (aunque no tantos como yo). Estos ángeles de carne y hueso obtienen resultados más bien modestos en las pruebas de inteligencia (lo que no significa que sean tontos: como bien señalaba Forrest Gump, tonto es el que dice tonterías). Además, les cuesta más que al resto de la gente hacer muchas tareas, pero en aquello que hacen ponen todo su empeño. También hay que decir que mientras crecen necesitan más ayuda que el resto de los niños. Por eso hay personas que se refieren a ellos, despectivamente, como "subnormales". Sin embargo, ante la capacidad que tienen para ofrecer cariño y darnos muestras de verdadera humanidad, los que quedamos por debajo del listón somos los demás. Muchos hablan de "superdotados" para calificar a aquellos que tienen una inteligencia excepcional. Creo que sería justo decir que estos ángeles son superdotados de las sonrisas, del afecto, de la ternura. Conocer a uno marca un antes y un después en tu vida. Es un acontecimiento que te abre los ojos.
Lo más injusto y lo que más me cuesta entender de nuestra sociedad es que hay mucha gente que opina que estos ángeles de carne y hueso tienen menos derecho a vivir que los demás. Como consecuencia de ello, cada vez nacen menos, cada vez cuesta más verlos por las calles y todo lo bueno que aportan a la humanidad se está extinguiendo. Hay que decir que esa extinción provocada tiene lugar en medio de una ola de enorme hipocresía: y es que muchos que tachan de ofensivo llamarles "subnormales" o incluso "minusválidos", a la vez niegan su dignidad humana y aceptan que se les impida nacer. Esta perversa forma de pensar ha llegado a tales extremos que en España se conceden ocho semanas extras para matar a un ser humano antes de que nazca si algo indica que puede ser uno de estos ángeles de carne y hueso. Al horror de aceptar como algo natural la eliminación de seres humanos inocentes e indefensos se añade, además, una especial saña contra éstos que son tan especiales. ¿Y aún hay gente que les llama "subnormales"? Lo que no es normal es que no se respete la dignidad de un ser humano apelando a su edad o a un defecto físico o mental. En este sentido, no son estos ángeles de carne y hueso los tontos: tonta es la sociedad que acepta matar a sus hijos y que dispensa tal desprecio a auténticos superdotados en dar cariño.
Hoy es el Día Internacional del Síndrome de Down, y desde aquí rindo homenaje a todos esos ángeles de carne y hueso, en especial al que ha conseguido provocarme tantas sonrisas desde mi niñez: el más joven de mis tíos. ¡Gracias por existir!
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Comentarios:
doiraje
http://www.youtube.com/watch?v=s1SBYsVrenk&feature=related
18:08 | 21/03/12
Díaz de Vivar
:aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso:
18:10 | 21/03/12
María M
Es terrible que se les quiera ayudar una vez nacidos, pero no se les reconozca el derecho a nacer.
18:31 | 21/03/12
AC
Cuanto me gusta! Mi hermano tambien dice tacos y ha logrado que todos hablemos como él. En casa, al PP, todos le llamamos el «partido porcular.». Con tu permiso, lompublicomen mi muro.
18:47 | 21/03/12
Juana de Arco
Gracias Elentir por describir a los ángeles.
Es una desgracia no ver que estamos rodeados de ellos, un honor que Dios nos concede y que no aprovechamos los «normales» para aprender a ser mejores personas.
19:47 | 21/03/12
Fdodm
Gracias por tu post; mi pequeña, con sindrome de down, cumple hoy 10 días de vida. Y es un ángel!
0:24 | 22/03/12
Elentir
Enhorabuena por esa angelita, Fdodm, te aseguro que os va a convertir en los padres más felices del mundo. 😉
0:30 | 22/03/12
Lu
Me hiciste llorar! (un poquito) Tengo la inmensa fortuna, de tener un angelito en mi vida, y de verdad q doy gracias de tenerla.
Gracias por lo q escribiste, ojala se ablanden muchos corazones.
3:20 | 22/03/12
José
Yo, que creo en los ángeles y también que éstos lo son, y que encuentro esta entrada para felicitarte por lo de acuerdo que estoy con ella, soy del parecer de que no hace falta ni basarse en esta creencia y ser religioso, ni ir tan lejos para respetar y amar a estas personas. Sólo pensar que, si en la Naturaleza, un cierto porcentaje de humanos nace con este síndrome, tiene que haber alguna razón natural por la que es útil e incluso bueno que existan en este grado. El que nosotros no sepamos qué es esa buena razón no nos da derecho a exterminarlos, ni siquiera a dejar de protegerlos y cuidar de ellos. Y, evidentemente, quienes los tratan y conocen día a día, son quienes están en mejor posición para referirse al privilegio de tenerlos en su entorno.
4:13 | 22/03/12
disconforme
Me has puesto la piel de gallina con este artículo. Yo trato casi a diario con una vecina mía con síndrome de Down, una chica encantadora, con un corazón que no le cabe en el pecho. Sus padres y hermanos mayores la quieren por la vida, porque como tú dices es un ángel. Iba a llamar ratas de cloaca a quienes propugnan su aborto, pero no haría justicia a las ratas, a quienes tengo en más estima que a ellos. Un abrazo fuerte para ti y otro para tu tío!
20:55 | 23/03/12
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