El partido de Pablo Iglesias se desintegra en favor de EH Bildu del BNG

La batasunización de Podemos ha acabado engordando a monstruos aún peores que él

Ayer se celebraron las elecciones autonómicas gallega y vasca. Uno de los hechos más señalados por los medios ha sido el batacazo que se ha llevado Podemos.

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Gran parte de los votantes que pierde Podemos han pasado a Bildu y al BNG

En el Parlamento vasco, Podemos pasa de 11 a 6 diputados y de 157.334 a 71.759 votos. Se deja más de 85.000 votantes por el camino. La cosa ha sido mucho peor en Galicia para el partido de extrema izquierda. En el Parlamento gallego, la marca podemita En Marea obtuvo en 2016 14 escaños y 273.523 votos, y ayer la coalición de Podemos, IU y Anova obtuvo 51.223 votos y ni un solo escaño. Es decir, que la confluencia gallega de Podemos pasa de ser segunda fuerza a ni siquiera tener representación. Es un desastre electoral en toda regla, que pronto le puede costar una fuerte crisis interna a Pablo Iglesias (algunos ya han empezado).

No hace falta ser muy hacha para comprobar a dónde han ido a parar los votos que ha perdido Podemos, pues su bajada coincide con la subida de otras formaciones de extrema izquierda. EH Bildu gana 23.000 votos más que en 2016 y el BNG logra 190.000 más. Lo que pierde Podemos se lo lleva lo más extremista del separatismo (recordemos que el BNG y Bildu fueron socios en las últimas elecciones europeas).

Los recientes guiños de Podemos al entorno político de ETA

Esta transferencia de votos no es nada extraña si tenemos en cuenta, por ejemplo, que en enero Podemos apoyó una manifestación a favor de los presos etarras (ya había apoyado la misma marcha en 2019). Por si todavía no había sido suficiente la ayudita que le acababa de prestar al entorno de ETA, a comienzos de febrero Podemos llevó al Congreso una propuesta para legalizar la apología del terrorismo, la humillación a las víctimas del terrorismo y los ultrajes a España, además de las injurias y calumnias graves a los Ejércitos y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Bildu ya se había alineado con Podemos defendiendo eso mismo en octubre de 2018.

Podemos y su negativa a condenar la violencia contra sus rivales

Teniendo en cuenta lo anterior, no fue de extrañar que Podemos no condenase la pedrada a la diputada de Vox Rocío de Meer en Sestao, y que poco después su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, se lanzase a tachar de "bulo" esa agresión, mostrando una actitud típica del mundillo batasuno en el País Vasco. Con ese comportamiento propio de la ultraizquierda violenta, Podemos parecía lanzar un mensaje al separatismo tan extremista: somos tan fanáticos y violentos como vosotros, votadnos. A fin de cuentas, Podemos siempre se ha sentido más cómodo con el separatismo extremista que con los demócratas constitucionalistas.

La batasunización de Podemos acabó engordando al BNG y a Bildu

El problema para Podemos es que el separatismo de extrema izquierda ya tiene marcas aún más salvajes y fanáticas que el partido de Pablo Iglesias (que ya es decir) en ambas comunidades. EH Bildu es un partido que ni siquiera condena el terrorismo etarra, y el BNG es una coalición cuyo núcleo -la UPG- es un partido maoísta, y como ya he denunciado desde este blog, el Bloque ha invitado a varios de sus mítines a un grupo terrorista marxista-leninista como es el FPLP. Además, tanto EH Bildu como el BNG defienden abiertamente un discurso separatista en la que la culpa de todo la tiene España, con un nivel de hispanofobia al que Podemos aún no se atrevió a llegar. Con su actuación, Podemos ha ayudado a blanquear a ese separatismo extremista, y al final sus propios votantes se han dejado seducir por gente aún más demagoga que Iglesias y compañía, engordando así a monstruos todavía peores que Podemos.

Un proceso de fanatización de la izquierda que inició el PSOE

Este mismo proceso ya lo inició el PSOE hace 18 años, cuando Pasqual Maragall firmó el Pacto del Tinell para imponer un cordón sanitario al PP. Tres años más tarde Zapatero alardeó de ser "rojo" y se lanzó a abrir las heridas cerradas por la Transición, instaurando la nefasta "ley de memoria histórica" y promoviendo otras leyes ideológicas. Aquel PSOE fanatizado fue el precedente de Podemos, una versión radical del socialismo hecha a la imagen del chavismo venezolano. Y de aquellos polvos vienen estos lodos. Por eso lamento arrojar un jarro de agua fría sobre los que celebran, por ejemplo, que el chavismo ha quedado fuera del Parlamento gallego. El BNG también ha venido apoyando al régimen chavista, y lo mismo ha hecho Bildu.

El chavismo no ha sido desalojado del Parlamento gallego

Así pues, la jornada de votaciones de ayer ha arrojado la pésima noticia del auge de dos opciones de lo peor de la extrema izquierda, que tanto en Galicia como en el País Vasco es ya la segunda fuerza. Una pésima noticia para quienes defendemos la unidad de España. Para ver los efectos que está teniendo el auge de ese fanatismo separatista en ambas regiones basta con observar la ola de matonismo que ha sufrido Vox en esta campaña electoral. Algunos se han callado ante ese fenómeno mafioso porque a ellos no les ha afectado. Una actitud lamentable y que no les librará del odio de esos fanáticos. Léanse el famoso poema del pastor Martin Niemöller, aplicable a cualquier fenómeno totalitario: "Cuando encarcelaron a los judíos, yo no dije nada. No era judío". Los próximos serán, me temo, los que ayer callaban.

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Foto: Efe.

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Comentarios:

  1. wladimir

    esta alianza de izquierda ha resultado en una sombria coalicion Proge que ha mutado en un nuevo tipo de engendro politico izquierdista aun mas radical que el propio Podemos…ellos son socialistas y ellos se entienden…y puedo imaginar que estan bajo la bendicion de la izquierda internacionalista global..

  2. Sharovarov

    Pues yo quizás prefiera esto a lo anterior.

  3. Marcial

    No hay Kerenski sin Lenin. Ni Feijoo sin BNG.

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