El modelo social progresista incendia Francia pero estigmatizan a la conservadora Polonia

Elentir EN Vie 30·6·2023 · 7:13 2

En las últimas horas, Francia está sufriendo una grave ola de violencia, saqueos e incendios, una ola alimentada por la extrema izquierda.

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Un joven argelino que puso en riesgo la vida de cuatro personas

El pretexto para esta violencia es la muerte de un joven de origen argelino a manos de la Policía cuando huía de ella en coche, concretamente un Mercedes clase A, una persecución en la que ese joven se saltó un paso de cebra poniendo en peligro las vidas de un transeúnte y de un ciclista, por lo que la Policía acabó disparándole cuando, al intentar detenerle, puso en riesgo la vida de dos agentes

La ultraizquierda aprovecha la oportunidad para incendiar Francia

En el anterior párrafo me he referido a esa muerte como un pretexto y no como una causa de estos disturbios. Y es que a la protesta por esa muerte se ha sumado el partido de extrema izquierda La France Insoumise, que ha visto en estos hechos una excusa para intentar desestabilizar a la democracia francesa, siguiendo los pasos de los comunistas que protagonizaron los famosos disturbios de mayo de 1968 en París. Y es que la extrema izquierda necesita la inestabilidad para crecer, porque en condiciones normales no es capaz de hacerlo. Basta con recordar que en las últimas elecciones europeas, en 2019, ese partido sólo consiguió 5 de los 79 escaños asignados a Francia en el Parlamento Europeo. En el Senado francés no tiene ni un senador.

Las escasas reacciones ante crímenes cometidos por inmigrantes

La reacción a la muerte de ese joven argelino contrasta con las escasas reacciones a otras muertes. En octubre, una niña de 12 años fue torturada, violada y asesinada por una mujer argelina en Francia, un crimen que abrió nuevamente el debate sobre los riesgos de la inmigración masiva. Hace escasas semanas, un refugiado sirio apuñaló a varios niños y adultos en ese país. Como en el caso de la niña violada y asesinada, no se rompió ni una sola papelera en las escasas manifestaciones de rechazo al crimen.

Sorprende la desigual reacción ante estos crímenes y ante la muerte del joven argelino. Es como si la extrema izquierda nos estuviesen transmitiendo la idea de que las vidas de esa niña violada y asesinada o esos niños apuñalados son menos valiosas que la de ese joven argelino. Lo que no es ninguna sorpresa es que algunos sólo buscaban un pretexto para dar rienda suelta a su sed de violencia. Una sed que en el caso de la extrema izquierda parece insaciable.

El modelo social promovido por socialistas y centristas en Francia

Hay que decir, desde luego, que si bien la extrema izquierda ha prendido la mecha de esta ola de violencia, los ingredientes para que Francia esté en llama los pusieron otros, concretamente la izquierda socialista -entre ella el actual presidente, Macron- y el centrismo, actualmente representado por Les Républicains y antes por la Union pour un Mouvement Populaire, ambos socios del Partido Popular Europeo.

Socialistas y centristas se han puesto de acuerdo para convertir Francia en la panacea del modelo social progresista: políticas antinatalistas que conducen a un suicidio demográfico; inmigración masiva para compensar la falta de niños, guetificando barrios enteros y generando problemas de seguridad; desintegración de la familia, adoctrinamiento sexual en las escuelas y educación en contravalores; estigmatización del Cristianismo y de valores tradicionales como el patriotismo, la lealtad y el respeto por la autoridad; multiculturalismo (la idea de que todas las culturas son equiparables, y por tanto no hay que hacer esfuerzos por integrar al que viene de fuera); etc.

Un modelo que progresistas franceses quieren imponer en Polonia

La clase política francesa no se ha conformado con promover ese nuevo modelo social en su país, sino que se ha dedicado a exportarlo e imponerlo al resto de Europa, utilizando su posición de liderazgo en las instituciones europeas -junto con Alemania- para perseguir a un país como Polonia, con un gobierno conservador, pisoteando su soberanía nacional por resistirse a esas imposiciones. Una forma de tratar a una nación independiente que recuerda peligrosamente a la forma que tenía la Unión Soviética de tratar a sus países satélites.

Los europeos deben reflexionar sobre qué modelo quieren apoyar

Lo de ahora no es algo aislado. Hace años que Francia viene arrastrando graves problemas por empeñarse en ese modelo social progresista. Los ciudadanos franceses sufren las consecuencias de ese modelo en las calles, con una creciente inseguridad derivada de una inmigración masiva y que no hace ningún esfuerzo por integrarse en las costumbres europeas. Eso es lo que ha provocado el auge en Francia de una derecha conservadora que reniega de ese modelo. Es el mismo fenómeno que se está dando en otros países de Europa y por la misma causa.

Los europeos debemos reflexionar qué modelo social queremos apoyar. El modelo social progresista es el que está incendiando Francia, sin que sus promotores hagan ni la más leve autocrítica sobre su responsabilidad en esos hechos. Mientras tanto, en la conservadora Polonia reina la calma, al mismo tiempo que la izquierda y los centristas intentan convencernos al resto de los europeos de que el modelo correcto es el francés y no el polaco. Es más: los políticos y los medios progresistas intentan convencernos de que el modelo peligroso no es el de Francia, sino el de Polonia, simplemente porque contradice sus dogmas ideológicos, unos dogmas que parecen inmunes al contraste con la realidad e indiferentes al desastre que están provocando.

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Foto: Gonzalo Fuentes / Reuters.