Pedro Sánchez ha llevado a su partido a unos niveles espeluznantes de fanatismo

Un cóctel de mafia, secta y frenopático: la deriva norcoreana del socialismo español

Quienes se han dejado arrastrar ideológicamente al redil del socialismo español deberían estar sintiéndose muy alarmados ahora mismo.

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La izquierda destroza la falsa imagen que había creado de sí misma

Durante décadas, la izquierda española ha estado elaborando una falsa imagen de sí misma, en la que se presentaba como la genuina representante de la democracia, de la tolerancia e incluso de los buenos sentimientos. Pero la realidad es más terca que la propaganda: la corrupción política, los abusos de poder, las lesiones a las libertades y los ataques a la independencia judicial por parte de los gobiernos socialistas han conseguido que muchos que antes militaban en esas filas huyesen de ellas asqueados, dejando atrás a los más fanáticos.

Como suele ocurrir, el fanatismo tiene buenos caldos de cultivo en la ignorancia y en la irracionalidad. El socialismo ha promovido activamente esas dos lacras en España, con sucesivas leyes educativas que tenían como objetivo rebajar el nivel de calidad de la enseñanza, ya sea para ganarse a los más jóvenes con aprobados fáciles, o por la absurda idea de que la excelencia educativa era algo propio de fascistas o incluso por la inconfesable certeza de que cuanto más ignorantes haya, más potenciales votantes tendrá el socialismo.

Una espiral de fanatismo, histeria y excitación

El resultado lo estamos viendo a raíz de la carta victimista de Pedro Sánchez. La izquierda española en general y el socialismo en particular han entrado en una espiral de fanatismo, histeria y excitación que deberían hacer que nos preguntásemos: ¿en manos de quiénes está España? Durante los seis años que lleva al frente del gobierno, Pedro Sánchez ha promovido una mentalidad cesarista con la que ha empujado a su partido, el PSOE, a una deriva puramente norcoreana, en la que al líder se le adora como si el mundo se fuese a acabar si dimitiese.

El socialismo convertido en un cóctel de mafia, secta y frenopático

El espectáculo que ha organizado el socialismo español está contribuyendo a dar una imagen grotesca, en la que se mezclan tres realidades distintas. En primer lugar, su carácter mafioso, y me remito a la tercera definición que la RAE da de la palabra mafia: "Grupo organizado que trata de defender sus intereses sin demasiados escrúpulos". Sánchez es la más clara personificación de esa falta de escrúpulos, de esa idea de que todo vale para conseguir lo que busca, incluido atacar a la independencia judicial, pisotear la Constitución y pactar con los que nunca han condenado los cientos de asesinatos de la banda terrorista ETA.

En segundo lugar, el PSOE está dando una imagen se secta que hasta ahora parecía exclusiva de los grupúsculos comunistas más radicales. Los mensajes que los socialistas están haciendo circular por las redes, hablando de Sánchez como si fuese su mesías particular, son algo más próximo a los maoístas o a los súbditos de la dictadura norcoreana que al socialismo democrático que decía tener sus referentes más respetables en los países nórdicos. Ni siquiera la extrema izquierda iberoamericana había llegado a estos extremos, si exceptuamos a los lunáticos de Sendero Luminoso.

Y así llegamos, en tercer lugar, al resultado de lo anterior, ese punto en el que ya cuesta distinguir dónde termina el fanatismo y dónde empieza el trastorno mental, la incapacidad para asumir la realidad y para darse cuenta del colosal ridículo nacional e internacional que está haciendo la izquierda española. El socialismo español está dando una imagen de frenopático que es puramente demencial, una imagen que está a años luz de la categoría personal de históricos socialistas como Julián Besteiro, Enrique Múgica, Francisco Vázquez, Nicolás Redondo Terreros y otros que, desde posiciones ideológicas muy distintas a las mías, siempre han merecido mi respeto.

Un espectáculo que evidencia la necesidad de un cambio político

El espectáculo que estamos viendo estos días en España sólo sirve para confirmar lo necesario que es un cambio político en nuestro país, un cambio que no sólo sirva para echar del poder a quienes lo están utilizando para degradar la democracia, lesionar nuestras libertades y llenarse los bolsillos. Ese cambio tiene que ser también para deshacer todo el daño que esa gente ha hecho a nuestra sociedad, con leyes cuya finalidad era la misma que la campaña de fanatismo que estamos viendo ahora: romper la convivencia entre españoles, saquear nuestra riqueza, demoler nuestra democracia y arrebatarnos las libertades.

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Foto: Korean Central News Agency.

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Comentarios:

  1. JuanM

    Tal cual.

  2. JuanM

    Al votante medio socialista (como a los independentistas catalanes), le puede más el odio a su «vecino» que el tener una convicción politica, económica o, incluso antropológica del hombre.

    Por eso cierra filas tan fácilmente con el líder, con el gran hermano, incluso aunque éste sea un verdadero criminal.

    Recuerdo cuando se empezaba a descubrir la corrupción de Jordi Pujol, los independentistas te decían (parafraseando a los norteamericanos): «sí, es un corrupto, ha robado, pero es nuestro hijo d…»

    O cuando Felipe González y toda su corrupción e incluso con manos manchadas de sangre…y ahí está, como gran estadista.

  3. Berto

    Begoña Gómez se presentaba como «la mujer del Presidente».

    Añado yo:

    Y vale ya…

    Nadie se cree que el propio Presidente del Gobierno no sabía que su mujer (una particular) se aprovechaba supuestamente de ser la mujer de.

    Siempre he dicho que una de las aberraciones democráticas en España es el aforamiento, que debería estar prohibido. A él se agarran siempre los corruptos.

  4. wladimir

    supongo que

    el supremo lider Sánchez el Magnifico, sumido como esta en un oscuro pozo por su precipitada carta, gime por el honor de su esposa. advierte,a los agitadores del fangal y los enemigos de la Ultraderecha: «Alejaos, no toquéis a la mujer blanca o las consecuencias serán terribles». pero todavía no se sabe para quién….tal vez esas consecuencias seran devastadoras para el propio Sanchez y para su Regimen

    si no dimite, será el mesías, renacera de las sombras un caudillo divino para media España al mejor estilo de Carles Piugdemont fue para Cataluña, que, sin embargo, afectará seriamente a su credibilidad y a la de España a nivel internacional.

    pero si dimite se hundira en el mas profundo caos y desconcierto politico, debería, al menos, dar cumplidas explicaciones de sus motivos. es lo menos que puede hacer ante el papelón que nos dejaría.

  5. maytehuete

    No nos tenemos que llevar las manos a la cabeza… la izquierda, al igual que los independentistas y los terroristas, han sido siempre unos sectarios… Cuando les preguntas nunca tienen explicación sino «porque sí, porque tú eres un nazista»… No tienen remedio y su sentido cainita lo llevan siempre en sus genes…

  6. Otromas

    Y todo eso con la inestimable colaboración de los de azul, como mínimo por omisión…

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