Una pequeña historia que empezó hace 20 años

Esta historia comenzó el viernes 3 de enero de 2003 en el número 2 de la calle de María Berdiales, en Vigo, donde había una juguetería llamada "Xoguemos".

Bilbo ya tiene su propio retrato
Fantasmas en Nochebuena

En el escaparate de esa juguetería, que cerró hace años, había unos pequeños ositos de peluche colgados de unos cordeles. Eran muy parecidos al osito Paddington, pero sin sombrero. Recuerdo que tenían abrigos de tres colores distintos: azul claro, naranja y amarillo. Entré en la juguetería -la atendía una chica muy maja- y me puse a ver los ositos de abrigo azul. Uno de ellos tenía una expresión algo diferente de los demás. "Ése", le dije a la chica. Envolvió el osito en un paquete de regalo con uno o dos caramelos. Me costó 6,75 euros (todavía conservo el ticket, aunque ya apenas se lee el texto impreso).

El oso era muy pequeño: 12 centímetros. ¿Y qué pintaba un tipo de 27 años (la edad que yo tenía entonces) con un oso? Mi idea era usarlo como compañero de viajes. No soy el único: en Flickr se llegó a formar un grupo de ositos viajeros formado por aficionados a la fotografía y a los peluches.

Soy muy fan de Tolkien y el personaje de Bilbo siempre fue uno de mis favoritos. Era un ser pequeño y a perezoso pero acabó convirtiéndose en un viajero, así que el osito se llamó Bilbo. Esto ha causado ciertos conflictos, claro: cuando Bilbo vio las películas de "El Hobbit" no dejaba de decirme que aquel "humanito" pequeño le había copiado el nombre. Además, llamarse Bilbo conlleva ciertos riesgos. En una ocasión, él y su amigo Sam (este perrito de la foto al que conoció unos años después, traído por los Reyes Magos desde Santiago de Compostela) se encontraron con un anillo muy brillante y, como son muy buenos, se decidieron a devolvérselo al dueño (¡uffff!).

Esa buena intención se acabó el día que vino por casa un jinete negro, que daba muy mal rollo, preguntando por Bilbo. Mi osito es muy sincero y siempre dice la verdad, pero aquel día le temblaba toda la pelusilla y acabó diciéndole al jinete que él no sabía nada de ningún anillo y que se llamaba Yogui.

El primer viaje de Bilbo no fue a Rivendel, sino a Francia, unos meses después de encontrarle en aquella juguetería. Pronto se hizo popular entre mis amigos, especialmente después de tener que meterme en un río al que se cayó cuando le hacía una foto para evitar que acabara en una cascada. Desde entonces a Bilbo no le gusta nada el agua. Una amiga me preguntó poco después si Bilbo había encogido, y desde entonces siempre que llueve, Bilbo se pone a temblar por si se le encoge la pelusilla. Viviendo en Galicia, esto es un gran problema... 🤔

Unos meses después de conocer a Bilbo, salieron otros dos ositos de aquella juguetería. Los dos tenían el abrigo azul, como Bilbo, pero sus hermanitos se fueron lejos. Bilbo sólo mantiene el contacto con uno de ellos, que se llama Bubu (es el de la izquierda). Se ven de vez en cuando y se cuentan sus aventuras. Antes Bilbo era popular entre mis amigos, y ahora es popular entre sus hijos. Cómo pasa el tiempo...

Bilbo y Sam se han vuelto inseparables. El osito no deja de intentar enseñarle cosas a su amigo y Sam siempre dice lo mismo: "guau". A veces es un "guau" filosófico y a veces es un "guau" musical, melancólico u ocurrente. Cuando a Sam no le gusta algo dice "guau guau", y cuando ve una perrita dice "guaaauuuu". Según Bilbo, Sam responde "guau" a todo porque es un perrito "mu impresionable".

Ser un pequeño oso de peluche implica que Bilbo puede hacer cosas que a la gente grande nos están vetadas, como subirse a un AT-AT para imitar a los ewoks en "El Retorno del Jedi" y sacar de quicio a Darth Vader y sus tropas. También ha protagonizado tres películas: "La búsqueda" (2010), "Fantasmas en Nochebuena" (2011) y "Pastitas" (2021). A este paso me pararán por la calle para preguntarme si Bilbo les puede firmar un autógrafo...

Al igual que Spiderman y Supermán (sus superhéroes favorivos), Bilbo también ha protagonizado su propio cómic. Desde ese día procuro mantenerle alejado de mis caballeros templarios...

Bilbo también se ha hecho muy aficionado a los aviones. En el Museo del Aire de Cuatro Vientos se subió a un caza F-104 Starfighter (a mí no me dejaron subirme).

Le gustan tanto los aviones que me pidió hacerle un uniforme de aviador (mañoso que es uno con la costura) y se intentó sacar la licencia de piloto...

... pero no encuentra aviones de su tamaño. O son muy grandes, o son muy pequeños y el osito no cabe. Vaya faena.

También le gustan mucho los tanques. Incluso logró meterse en el cañón de 120 mm de un carro de combate Leopardo 2E de la Brigada "Guadarrama", en Madrid (Bilbo tiene el mismo "calibre" que el cañón de ese tanque: 120 mm). Si en el Ejército de Tierra se enteran de que hay ositos de peluche metiéndose en los cañones de sus tanques, a algún general le dará un jamacuco...

A Bilbo también le gustan mucho los cañones. No sé de dónde saca aficiones tan militaristas, a decir verdad...

Cada vez que ve uno, siempre me pregunta si nos lo podemos llevar a casa...

Incluso me lo preguntó cuando vio éste en la Batería del Monte San Pedro, en La Coruña. A este paso necesitaré un camión para transportes especiales...

Como Bilbo es un personaje ilustre, hasta le han pintado un retrato, obra de mi amiga Conchita Vidal, que es una gran artista. ¿A que a vosotros nadie os ha pintado un retrato? A mí tampoco...

Como Bilbo es tan célebre, incluso le han dedicado un libro (o eso dice Bilbo).

Bilbo ha viajado unas cuantas veces en avión, pero siempre sin pagar billete. Ni siquiera se lo piden. A mí sí, porque nadie me ha pintado un retrato ni me ha dedicado un libro. No hay derecho.

Como es un osito tan importante, en una ocasión incluso consiguió que le parase un tren junto al Puente de Rande. A mí no me pasan estas cosas cuando dejo a Bilbo en casa, os lo aseguro.

Además de ser un experto en aviación, artillería y fuerzas acorazadas, Bilbo también me asesora en cuestiones informáticas, acompañado de Sam. "Ahora tienes que quitar el coso ese de ahí, no, el otro de ahí", "mira que eres mu bruto y lo vas a estropear", "seguro que cuando lo cierres ya no funciona", "guau, guau"... No sé qué haría sin sus sabios consejos.

Pero más que los aviones, los tanques, los trenes, más incluso que "mimir" y ver las películas de Spiderman y de Supermán y los dibujos de Pocoyó y los Pitufos (no para de quitarme el mando de la tele), lo que le chifla a Bilbo son las pastitas. Si alguna vez Bilbo anda cerca y tienes pastitas en tu casa, despídete de ellas.

¡Feliz cumpleaños, Bilbo! O como diría Sam, "¡guau!"

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. Tracia

    Preciosa historia, Elentir, me ha encantado. Las fotos también.
    Feliz Año Nuevo.

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.