La rentabilidad de ser terrorista de izquierda: cómo habría sido la negociación con 'otra ETA'

En las llamadas negociaciones de paz con grupos terroristas, casi siempre se da un curioso denominador común que muchos pasan por alto.

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La negociación política de Zapatero con los asesinos de ETA

Ese denominador común es que los grupos terroristas que buscan obtener favores por dejar de asesinar son grupos de extrema izquierda. Ocurrió con ETA en España. Ayer mismo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que mintió repetidas veces a los españoles sobre su negociación con los asesinos de ETA (en unos casos para negar que hubiese negociación, y en otros para negar que fuese una negociación política), acaba de reconocer que prometió a los asesinos de ETA entrar en las instituciones democráticas "si dejaban el terror".

Lo que eso significa es que Zapatero hizo una negociación política con criminales, prometiendo ventajas si dejaban de hacer algo que nunca deberían haber hecho. Eso es hacer que el terrorismo sea rentable, primero por asesinar a más de 800 españoles -niños incluidos- y después por dejar de hacerlo. Casualmente, esa negociación ha servido para que el partido de Zapatero, el PSOE, pueda apoyarse en el brazo político de ETA para gobernar, con la ventaja adicional de que las elecciones en las provincias vascas están alteradas desde hace años por el exilio de 60.000 vascos por culpa del terrorismo de ETA.

Las otras negociaciones con bandas terroristas de extrema izquierda

Es curioso observar que casos similares se han dado en Irlanda del Norte, con los terroristas del IRA provisional (autor del asesinato de unas 1.800 personas, entre ellas unos 650 civiles), y con los terroristas de las FARC en Colombia, responsables de más de 100.000 asesinatos, además de numerosas torturas y violaciones de mujeres y niñas. Se da la circunstancia de que ETA, el IRA Provisional y las FARC eran grupos terroristas de extrema izquierda que, además, eran aliados y compartían adiestramiento. Recordemos, por si alguien ignora este dato, que el IRA Provisional recibió el apoyo de la URSS. El brazo político del IRA Provisional, el Sinn Féin, forma parte del GUE-NGL, el grupo parlamentario de la extrema izquierda en el Parlamento Europeo.

Algunos han hablado de la existencia de una "internacional terrorista" apoyada por la URSS cuyo objetivo habría sido debilitar y desestabilizar a las democracias occidentales. Así pues, estamos hablando de bandas terroristas que asesinaban no sólo con fines políticos, sino también con un fin estratégico: debilitar a los países libres.

¿Se habría aceptado una negociación así con terroristas de extrema derecha?

Imaginemos por un momento que hubiese una dictadura ultraderechista que hubiese apoyado a bandas terroristas de extrema derecha en países democráticos, con el fin de degradarlos y crear una situación más propicia para el auge de partidos de extrema derecha. Imaginemos que esos grupos terroristas hubiesen asesinado a cientos o miles de personas, como lo hicieron ETA, el IRA Provisional y las FARC. Imaginemos que esos crímenes hubiesen tenido como objetivos prioritarios inmigrantes, homosexuales, izquierdistas o musulmanes. ¿Qué gobierno se habría atrevido a iniciar una negociación con "otra ETA" que fuese de ultraderecha y hubiese hecho algo así?

Es más: de haber surgido una negociación así, ¿cuál habría sido la reacción de una parte de la sociedad si un partido de derechas se aliase con el brazo político de esos terroristas? Imaginemos que un gobierno de derechas buscase un aliado así para mantenerse en el poder a falta de otros apoyos, como ha hecho el socialista Pedro Sánchez en España. Imaginemos que ese brazo político de los terroristas se aliase con un gobierno de derechas y a la vez se negase a pedir perdón y a condenar su actividad criminal, e incluso llamase "presos políticos" a sus terroristas encarcelados, que es lo que hace Bildu con los presos de ETA en España. Previsiblemente, el escándalo sería enorme, y ese gobierno de derechas sería objeto del rechazo internacional.

Pues eso es exactamente lo que pasa en España. Pero la diferencia es que ETA es un grupo terrorista de extrema izquierda, y por ello su brazo político puede aliarse con partidos de izquierdas sin que pase nada, sin que haya un escándalo internacional y sin que los gobiernos del resto del mundo repudien al gobierno de España. La izquierda no sólo se cree moralmente superior al resto de la sociedad, sino que además cree que un terrorista de izquierda es algo distinto y que no debe ser equiparado con aquellos terroristas que invocan cualquier otra ideología. Es un planteamiento aberrante pero que muchos han contribuido a normalizar, y no sólo la izquierda.