Un asesinato deja patente el infame sesgo ideológico de muchos medios

El crimen de Burgos y la diferencia entre la extrema derecha y la extrema izquierda

El pasado sábado, un hombre de Valladolid fue asesinado en Burgos por un joven que le dio un fortísimo puñetazo sin mediar provocación.

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El autor del crimen está vinculado a la extrema izquierda

El asesinato ha conmocionado a esas dos ciudades españolas. Sobre el posible móvil del crimen, ayer se supo que el asesino portaba pasquines de un grupo de extrema izquierda en el momento de su detención. En este punto ha saltado la sorpresa en algunas redacciones: medios que nunca hablan de "extrema izquierda" por fin se han atrevido a utilizar esa expresión para situar ahí al autor del puñetazo mortal.

Es curioso ver que por fin esos medios de comunicación se hayan atrevido a utilizar una expresión que hasta ahora casi es como un tabú, a pesar de que España tiene políticos y partidos de extrema izquierda en sus instituciones e incluso en el gobierno. Recordemos que España es el único país de la Unión Europea que tiene comunistas en su gobierno, y negarse a calificar al comunismo como "extrema izquierda", a pesar de ser un movimiento totalitario que ha matado a más de 100 millones de personas y ha sembrado el mundo de dictaduras, es uno de los malabarismos más habituales de los medios españoles.

Para ser señalado como 'extrema derecha' sólo tienes que discrepar de la izquierda

Hay algo que merece una reflexión sobre la doble vara de medir de los medios españoles, y también de muchos medios extranjeros, a la hora de hablar sobre los extremos en política. Muchos medios llevan décadas calificando como "extrema derecha" a personas, partidos y asociaciones democráticos y pacíficos. Esa calificación se hace contra ellos en un intento cada vez más descarado de demonizar a aquellos que defienden planteamientos contrarios a los dogmas de la izquierda o del separatismo en temas como el aborto, la ideología de género, la política lingüística o la unidad nacional.

La patente de corso de la extrema izquierda en los medios

Por el contrario, esos mismos medios nunca llaman "extrema izquierda" a partidos que apoyan a dictaduras comunistas, que se manifiestan con terroristas (como hizo una ministra comunista hace un mes), que apoyan marchas antisemitas, que justifican agresiones contra rivales políticod (como hicieron dos ministras de Podemos en la pasada legislatura) y que ensalzan a criminales de masas como Lenin, como hizo el mes pasado el partido al que pertenecen las dos ministras comunistas del gobierno de Pedro Sánchez.

Las diferencia básicas para merecer el calificativo de extremista deberían ser la justificación de la violencia con fines políticos, el apoyo a regímenes y métodos antidemocráticos o la incitación al odio contra ciertas personas por su raza, su nacionalidad, su clase social u otra condición. Sin embargo, si todo esto lo hace un socialista o un comunista, los medios evitan el término "extrema izquierda", porque desde hace muchos años para la izquierda y para sus extremistas existe una especie de patente de corso que les libra de reproches incluso por los posicionamientos más aberrantes.

Discrepar de la izquierda se pone a la misma altura que cometer un crimen

Así pues, para ser "extrema derecha" sólo tienes que discrepar de la izquierda (como si fuese algo criticable el mero hecho de contradecir los dogmas ideológicos de socialistas y comunistas), pero para ser "extrema izquierda" tienes que haber asesinado a alguien.

Es una doble vara de medir repugnante y que deja en evidencia el escandaloso sesgo de muchos medios, pero hay que decir que no es algo nuevo: es la misma doble vara de medir que se aplica a cristianos y musulmanes, llamando "ultracatólicos" a personas que defienden su fe con coherencia y sin hacer daño a nadie, y al mismo tiempo evitando expresiones como "ultraislámicos" y limitando la expresión "islamista" para los que se dedican a la práctica del terrorismo.

Un infame sesgo que está alimentando a la extrema izquierda

Lo que algunos medios están haciendo con ese infame sesgo es, precisamente, alimentar la violencia de la extrema izquierda, al transmitir la idea de que ser de derechas y discrepar de la izquierda es algo tan extremista como ser de izquierdas y asesinar a alguien. El periodismo es una de las profesiones en las que hay una mayor proporción de personas de izquierdas, y el sesgo de muchos periodistas está contribuyendo a alimentar a monstruos como el que ha asesinado a ese hombre en Burgos, al blanquear a la extrema izquierda como lo están vienen haciendo en España desde hace ya muchos años.

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Foto: Pierre Gautheron / Streetpress.com. Una foto de archivo de los ultraizquierdistas del Black Block.

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Comentarios:

  1. wladimir

    por fin..

    algunos medios han dicho las cosas por su correcto nombre…si este sujeto portaba esas publicaciones de extrema izquierda (quisieron decir al principio que solo era una pelea por puro fanatismo futbolistico entre Burgos y Valladolid)

    y ahora resulta que este personaje tambien puede tener vinculos con la ultraziquierda…a ver que sucede si los nexos de este sujeto lo llevan hacia algun fanclub del Regimen…porque si asi fuera….ahora se volveria intocable e inmune…absolutamente nada sucederia…

    esperemos que la Justicia haga su trabajo y no se vea interferida por alguna manipulacion de las altas esferas del regimen….

  2. JoseRamon

    Elentir, tocas muchas aristas y todas enormemente importantes. Por ejemplo, los sesgos que generar el que la gran mayoría de los periodistas que aparecen en la TV1 sean de izquierdas, demasiado jóvenes y muy poco leídos. Hace un momento en la TVE1 una joven periodista opinaba sobre el sistema bancario desde la ignorancia más absoluta. Pero su supuesta superioridad moral quedaba ahí, cuando en realidad su opinión era solo ignorancia y demagogia. La superficialidad e ideologización woke de esos periodistas promueve la imagen de que la extrema derecha sea atraso e injusticia mientras que la izquierda es progreso.
    La izquierda domina mejor el lado infantil de los humanos, más emotivo y superficial y, por ello, van ganando por goleada. Para contrarrestarlos debemos preparar mejor los argumentos para desmotar sus falacias. Y no es difícil pues la racionalidad, la teoría y la experiencia está de nuestro lado. Por ejemplo, para poner en evidencia su maldad cuando desprecian a VOX solo hay que exigirles que concreten sus argumentos para calificar a VOX de extrema derecha. En la mayoría de los casos no saben que contestar y quedará en evidencia su superficialidad.
    Pero con todo, opino que lo más importante desprestigiar la ideología de izquierdas demostrando que ser de izquierdas es de perdedores; la izquierda no tuvo éxito en ningún país del mundo, la izquierda solo genera pobreza, la izquierda es la ideología de los ingenuos o de las malas personas, el repartir lo que producen otros menos lo mío es de izquierdas, etc. Debemos conseguir que las personas de derechas estemos orgullosas y convencidas de nuestra superioridad moral. Tenemos todo a nuestro favor. La historia lo demuestra

  3. Martín Doncel

    En España hay una televisión pública absolutamente dominada, en todos los sentidos, por el Gobierno, a cuya ideología se pliega. Además hay canales privados, es cierto, pero los principales están integrados en dos grupos de comunicación que para sobrevivir y salvarse de la quiebra dependen económicamente del Gobierno que es, además, quién reparte las licencias para emitir. Y ya se sabe, no es sensato morder la mano que te da de comer. Por lo que, en la práctica, tenemos una televisión que no se diferencia de la que tienen las dictaduras. Un auténtico monopolio estatal.
    Hace dos días, oí la noticia de este asesinato en un informativo del mediodía en uno de estos canales privados y volví a escucharla en las noticias de la noche, en un noticiario que alardea de ser crítico con el Gobierno. En ambos casos se referían al presunto asesino como un joven “ultra”, sin más especificaciones. Al día siguiente se refirieron al mismo presunto asesino como un joven “radical”. No sabía nada más del asunto pero automáticamente pensé: este tipo seguro que es un ultraizquierdista. Puedes quemar contenedores, cortar autopistas, asaltar cajeros y bajos comerciales, apalear policías y hacerlo todo cantando La Internacional con el puño en alto y con un tatuaje de la hoz y el martillo en la frente; no importa, si eres de izquierdas no pasaras de ser un radical, un antisistema, un violento o incluso un meritorio antifascista. Cualquier cosa con tal de mantener inmaculada la palabra “izquierda”; a salvo de cualquier término o expresión que pueda relacionarla con actitudes extremistas que, naturalmente nunca son de izquierdas.

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