Usa las técnicas de la izquierda 'democrática' para imponer un pensamiento único

El dictador Nicolás Maduro copia una receta progre para destruir la libertad de expresión

Las distintas franquicias del socialismo son esencialmente muy parecidas y padecen una pulsión totalitaria que siempre acaba aflorando.

El autor del señalamiento del disidente como 'fascista' y su contribución al auge del nazismo
Las razones históricas por las que 'socialista' debería sonar tan mal como decir 'fascista'

Maduro identifica a conservadores y liberales como 'fascistas'

Esta semana, la dictadura socialista de Nicolás Maduro ha anunciado un "Proyecto de Ley contra el Fascismo, el Neofascismo y Expresiones Similares". El delirante texto identifica como "fascismo" el "conservadurismo moral" y el "neoliberalismo" y otorga a la dictadura el poder de ilegalizar cualquier organización que identifique como "fascista". ¿Y quién decidirá si una organización es "fascista"? Pues la propia dictadura, de forma arbitraria, como viene haciendo en distintos ámbitos desde hace años. Recordemos que al más puro estilo socialista, en Venezuela no hay una Justicia independiente, así que al final todos los poderes están concentrados en el dictador.

El socialismo de Maduro y su gran parecido con el fascismo que dice rechazar

Hay que recordar que el fascismo no era conservador ni liberal: es una ideología surgida del socialismo. Mussolini fue dirigente del Partido Socialista italiano antes de fundar el fascismo y la rama alemana de ese movimiento totalitario se denominó "nacional-socialismo", significativamente. A fin de cuentas, lo que fundó Hitler era un socialismo nacionalista, con el mismo afán que el comunismo por someter toda la sociedad a un férreo control por parte del Estado.

En este sentido, lo más parecido que hay al fascismo en Venezuela es, precisamente, la dictadura de Maduro: el mismo odio por la libertad, la misma actitud antidemocrática, el mismo discurso antiliberal, el mismo discurso estatista e intervencionista, el mismo afán por perseguir a los discrepantes y por encarcelar, torturar y asesinar al que opina distinto. Socialismo puro y duro, en definitiva.

Una forma de criminalizar a la disidencia que fue inventada por Stalin

Por supuesto, Maduro no es nada original. El inventor de esa costumbre de llamar "fascista" a todo el que discrepa fue Stalin. Empezó haciéndolo con los socialdemócratas, a los que tachaba como "social-fascistas", lanzando contra ellos una campaña de demonización que contribuyó al auge del nacional-socialismo en Alemania: el mismo nazismo con el que la URSS acabó aliándose en 1939 para invadir un país democrático, católico y conservador como era Polonia.

Una técnica totalitaria copiada por la izquierda 'democrática'

Ese afán criminalizador de la disidencia no murió con Stalin, lamentablemente. Esa costumbre de llamar "fascista" a toda la derecha es algo habitual en la izquierda occidental, que asume tan mal como Maduro el derecho a discrepar de sus tesis ideológicas. En países como España hemos visto a la izquierda progre llamar "fascistas" y "ultraderecha" a liberales, conservadores, católicos, provida y, en general, a los defensores de la libertad lingüística, de la libertad de educación, del libre comercio e incluso de la independencia judicial.

Hay que reconocer que los progres occidentales han tenido mucho éxito con ese ataque a la libertad de expresión. El llamado centrismo político, representado por el Partido Popular Europeo y sus partidos asociados, se ha acabado sometiendo a las tesis ideológicas de la izquierda por miedo a ser señalado como "fascista" o "ultraderecha". Han permitido que se imponga una censura de ideas en países democráticos, por parte de los mismos que con mucha frecuencia apoyan a dictaduras como las de Maduro. Recordemos que en algunos casos, los partidos "socialdemócratas" de hoy son los antiguos partidos únicos de dictaduras comunistas de la esfera soviética.

Una técnica totalitaria copiada por la izquierda 'democrática'

A causa de ello, muchos izquierdistas occidentales tienen ahora un dilema ante esa ley de Maduro para destruir la libertad de expresión y la libertad ideológica en Venezuela, puesto que esa norma es, al fin y al cabo, una copia de los métodos que la izquierda occidental utiliza para imponer su pensamiento único. Criticarla sería criticar la forma en que han venido demonizando a liberales clásicos, conservadores, católicos y, en general, a cualquier persona que no sea de izquierdas. Es ese afán autoritario de la izquierda "democrática" el que alimenta a dictadores socialistas como Maduro. Lo más que puede hacer la izquierda occidental es denunciar a Maduro por plagiarle sus recetas.

---

Foto: mppef.gob.ve.

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.