Ucrania, un admirable patriotismo que pone a prueba el patriotismo occidental

Tras abandonar el calendario juliano, la Iglesia Ortodoxa de Ucrania celebra la fiesta de la Protección de la Madre de Dios el 1 de octubre.

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Es el segundo año que esa fiesta se celebra en este día, que en Ucrania está vinculada a una fiesta patriótica: el Día de los Defensores de Ucrania, una jornada dedicada a rendir homenaje a los hombres y mujeres que defienden ese país, especialmente a quienes han caído en su defensa, que ya son muchos desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero de 2022, y también, antes de eso, en los ocho años que Ucrania lleva combatiendo contra los rusos en varias zonas ddel país.

Los defensores de Ucrania son hoy un ejemplo admirable de patriotismo, porque de todas las formas que hay de amor a la Patria, la más digna de homenaje es la de aquellos que están dispuestos a arriesgar su vida por ella cuando sufre una agresión.

En Occidente, el ejemplo de los defensores de Ucrania merece la admiración de todos los que apreciamos la virtud del patriotismo. Quienes aman a su Patria comprenden a aquellos que luchan por la suya contra un invasor. Hablamos, además, de una invasión no provocada, movida por ideales expansionistas y aderezada por la propaganda rusa con una ola de mentiras. Con muchas de esas mentiras, el Kremlin ha buscado desactivar el apoyo de los patriotas de Occidente a Ucrania fomentando entre nosotros el aislacionismo, haciendo circular mensajes de que esa guerra no va con nosotros e intentando propiciar un miedo que anule nuestra admiración por el patriotismo ucraniano.

La realidad es que la invasión rusa de Ucrania afecta a todo Occidente, porque es la mayor amenaza para la paz en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Recordemos que desde el inicio de esta invasión, Rusia ha lanzado amenazas contra Finlandia, Suecia, Polonia, Lituania, Letonia, Estonia y Moldavia. En el momento de lanzar esas amenazas, cuatro de los países amenazados -Polonia, Lituania, Letonia y Estonia- eran miembros de la OTAN (ahora lo son, además, Finlandia y Suecia), unos países aliados con los que nos une un compromiso de defensa mútua frente a cualquier agresión.

Así pues, el patriotismo de los defensores de Ucrania está poniendo a prueba el patriotismo de los países occidentales. Ucrania está luchando en solitario contra la mayor amenaza geopolítica de la Europa de nuestro tiempo, y lo mínimo que le debemos es apoyo militar y económico para sostener esa lucha justa por su libertad y su independencia, la misma ayuda que nosotros pediríamos si estuviésemos en esa situación.

Quienes piden desentenderse de Ucrania y aislarnos de lo que pasa fuera nos empujan a sufrir en el futuro los efectos de ese aislacionismo. Imaginemos por un momento lo que pasaría si nuestro país sufriese una agresión por parte de Marruecos. Los mismos que ahora piden dar la espalda a Ucrania pedirían también dar la espalda a nuestro país, y lo harían con los mismos argumentos. No es el patriotismo el que mueve esos discursos, sino un egoísmo que beneficia a quienes buscan aprovecharse de nuestra debilidad.

Sin aliados, todos los países occidentales son más débiles y el Kremlin lo sabe, por eso la propaganda que dirige a los patriotas de Occidente busca, paradójicamente, que cierren los ojos y apaguen su sentido del patriotismo en relación a Ucrania y favorezcan al invasor, al que está amenazando a nuestros aliados, al que ha apoyado al separatismo antiespañol, al que promueve a la extrema izquierda hispanófoba y al que promueve la leyenda negra contra España.

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Foto: Serhii Nuzhnenko/RadioSvoboda.org (RFE/RL).