Algunos datos que indican que el socialismo español odia a Franco porque no era comunista

El rechazo a una dictadura me parece una actitud muy respetable cuando lo sostiene una persona que rechaza cualquier tipo de dictadura.

La memoria selectiva de Sánchez: su gobierno mantiene medallas a dictadores comunistas
El PSOE denuncia el «negacionismo de las dictaduras» mientras apoya a varias de ellas

La frase con la que empiezo estas líneas también es aplicable al franquismo. El rechazo a esa dictadura me parece respetable y coherente cuando lo practican quienes no apoyan ni justifican otras dictaduras. No es el caso del socialismo español. Basta con repasar algunos hechos que puede verificar cualquiera:

• En 2021 el PSOE votó en contra de la resolución europea que condenó los crímenes del nazismo y del comunismo en 2019, una resolución que recordaba que esos regímenes totalitarios cometieron "asesinatos en masa, genocidios y deportaciones". Durante el debate parlamentario, los socialistas ensalzaron a comunistas como Santiago Carrillo, responsable de la masacre de Paracuellos, otorgándoles el título de "luchadores por la libertad".
• El PSOE otorgó la medalla de oro del Senado a dos dictadores comunistas, Kostantin Chernenko (en 1984) y Fidel Castro (en 1988). Esas medallas fueron concedidas cuando los socialistas tenían la mayoría absoluta en la cámara alta del Parlamento español. Ambas medallas nunca han sido retiradas.
• El PSOE ha promovido leyes que penalizan la glorificación del franquismo pero no la glorificación de las dictaduras comunistas, a pesar de que estos últimos regímenes mataron a mucha más gente que la dictadura de Franco.
• El PSOE mantiene cordiales relaciones con el Partido Comunista de China, que es el partido único de la mayor dictadura del mundo, un régimen antidemocrático que lleva gobernando ese país desde 1949 sin elecciones libres y violando sistemáticamente los derechos humanos.
• En 2021, el PSOE votó en contra de una resolución europea condenando la represión en Cuba, una dictadura comunista instaurada en 1959 y que continúa gobernando ese país con un régimen de partido único, sin elecciones libres e imponiendo una brutal represión contra la oposición democrática.

En estas condiciones, cuando Pedro Sánchez dice que su gobierno organizará cien actos para celebrar el 50º aniversario de la muerte de Franco, no sólo está anunciando una inmensa cortina de humo pagada por todos los contribuyentes para tapar los escándalos de corrupción de los socialistas, sino que además pretende celebrar ese aniversario no porque Franco fuese un dictador, sino porque no era comunista, que es la verdadera razón del odio del socialismo contra el vencedor de la Guerra Civil Española.

Si realmente les pareciese mal que Franco fuese un dictador, los socialistas condenarían otras dictaduras mucho peores que la de Franco, empezando por el régimen totalitario de sus amigos los comunistas chinos. Pero no lo hacen. Nunca olvidemos que Francisco Largo Caballero abogó por una dictadura cuando era presidente del PSOE. Este partido nunca ha rechazado esas palabras de su máximo dirigente durante la Segunda República. Al contrario: en 2022, Sánchez se comprometió a imitar a Largo Caballero. Utilizar a Franco para tapar la actitud antidemocrática del PSOE es algo infame, pero que encaja a la perfección en la ruin tradición del socialismo español.