Este sábado yo me manifestaré en defensa de España: la calle no es de los separatistas

Este sábado se llevarán a cabo concentraciones ante los ayuntamientos de toda España, a las 12 del mediodía, contra el golpe separatista en Cataluña y en defensa de la unidad de España.

Sábado 30 de septiembre: concentraciones en toda España contra el golpe separatista
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Quieren que cedamos la calle a los separatistas

Se da la circunstancia de que ayer el Ministerio del Interior desautorizó las emocionantes despedidas a guardias civiles y policías que se están sucediendo en diversos lugares de España, e incluso dijo que no consentirá que haya más. Y hoy se ha conocido que la dirección nacional del PP está intentando sabotear las concentraciones de ese sábado, El PP pone celo en evitar expresiones de patriotismo, tras mostrarse tibio al afrontar este golpe separatista, depositando casi todo el peso del mantenimiento de la ley en la Justicia y en la Fiscalía. Ni siquiera con una situación tan grave se ha dedicido a activar un mecanismo legal que depende exclusivamente de su mano: la aplicación del Artículo 155 de la Constitución. Es más: la semana pasada ofrecía más dinero a los separatistas a cambio de respetar la ley, una actitud vergonzosa e indignante.

El precedente de la 'rebelión cívica' contra la claudicación ante ETA

Yo me manifestaré este sábado, y me importa un bledo que vengan o no dirigentes de tal o cual partido. Estoy seguro de que vendrán afiliados de diversos partidos y españoles que -como yo- no militan en ninguno, porque ante una crisis nacional como la que vivimos, los intereses partidistas son lo de menos. Lo que importa ahora es el bien de España. Fue esa motivación, estrechamente vinculada a la dignidad de las víctimas del terrorismo, lo que nos llevó a muchos a movilizarnos hace diez años contra una perversa negociación política con ETA. Entonces los políticos fueron a remolque del movimiento cívico, y a menudo intentando ponerle bridas para refrenarlo, para finalmente descabezarlo en 2008. Fue entonces cuando el PP defenestró a una valiente como María San Gil por su postura de firmeza contra el separatismo. Y fue entonces cuando, ante la operación de derribo contra San Gil, Ortega Lara abandonó el PP, partido en el que había militado desde 1987.

Permitieron que el nacionalismo blindase la inmersión lingüística

Podría hablar aquí de mi propia tierra gallega, pero me referiré concretamente a lo ocurrido en Cataluña. En 1998 el Parlamento catalán aprobó la Ley 1/1998, de 7 de enero, de Política Lingüística, una norma creada para blindar la inmersión lingüística en los colegios de esa comunidad. Como entonces el PP estaba aliado con los nacionalistas, y a pesar de tratarse de una norma claramente inconstitucional, el gobierno no la recurrió al Tribunal Constitucional. Como consecuencia de ello, aunque el español sigue siendo la lengua más hablada en Cataluña, todos los niños que la tienen por lengua materna siguen sin tener derecho a escolarizarse en ella, una aberrante situación que no se da en ningún territorio de Europa con dos o más lenguas oficiales. Aunque posteriormente el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo han dictado una larga serie de sentencias reconociendo los derechos de los hispanohablantes en Cataluña, el gobierno no ha hecho nada ante la negativa de la Generalidad a cumplir esas sentencias.

Permitieron la imposición de las multas lingüísticas en Cataluña

Otro tanto pasó con las multas lingüísticas. El 2 de abril de 2010 la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, dijo que su partido sólo pactaría con CiU si ponía fin a la inmersión en las escuelas y a las multas lingüísticas. Olvidando dicha condición, en mayo de 2011 PP y CiU firmaron un pacto municipal, y en junio firmaron un pacto autonómico y en la Diputación de Barcelona. Envalentonado por la claudicación de sus aliados, ese año el gobierno de Artur Mas batió un récord de multas lingüísticas, a pesar de lo cual el PP amplió su pacto autonómico y municipal con CiU, unas decisiones que han provocado el hundimiento del PP en Cataluña.

Están más cómodos votando con Podemos que manifestándose por España

Esta crítica situación que estamos viviendo ahora sería impensable si los distintos gobiernos de España no hubiesen cedido durante décadas a las exigencias de los nacionalistas. Si hoy en día el separatismo se ha adueñado de los colegios en Cataluña -y también en Galicia- es porque el gobierno de España lo ha permitido, eludiendo su deber de impedir que las aulas sean convertidas en centros de adoctrinamiento ideológico obligatorio en la hispanofobia. Si se ha usado la lengua como una herramienta de imposición y exclusión es porque el gobierno de España lo ha permitido, consintiendo que esos nacionalistas catalanes con los que pactaba hace unos años se saltasen a la torera toda cuanta sentencia judicial no era de su agrado. Y ahora que estamos ya inmersos en un golpe de Estado separatista, ahora que muchos españoles están deseosos de manifestarse en las calles contra los golpistas, el PP no quiere que lo hagamos, para no provocar a los separatistas, y eso a pesar de que están adueñándose de las calles Cataluña, incluso llevándose a escolares menores de edad a manifestaciones de apoyo al golpe.

Pues por mi parte ya estoy harto. Estoy harto de esperar a que el PP y el PSOE se caigan de la burra y reconozcan los errores y las graves negligencias que han cometido en Cataluña desde hace años. Estoy harto de que tengan más disposición a apoyar recortes de derechos junto a Podemos que a manifestarse en las calles para defender a España. Si los políticos quieren quedarse en casa viendo la tele mientras los españoles de a pie salimos a la calle a defender nuestra Nación, allá ellos. No sería la primera vez que el pueblo demostrase más altura que sus dirigentes: ya ocurrió el 2 de mayo de 1808, y también mucho antes. Recordad lo que decían los habitantes de Burgos al ver pasar al Cid camino del exilio: "¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor!"