Os he mentido. Y ahora, confiad en mí

Éste podría ser el lema de Zapatero para la próxima campaña electoral, a la que el actual Presidente del Gobierno se presentará a fin de buscar que los ciudadanos renueven su confianza en él después de haberles confesado, en una reciente entrevista a El Mundo, que mintió a todos los españoles cuando afirmó que los contactos con ETA no habían continuado tras el atentado de ETA contra la T-4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006.

¿Cuántos españoles confiarían su futuro a una persona que ya les ha engañado? Si esa persona no tuviese a un partido como el PSOE detrás, ni contase con el respaldo de un poderoso aparato mediático, los ciudadanos que se arriesgarían de nuevo a ser engañados se podrían contar, seguramente, con los dedos de una mano. Sin embargo, Zapatero tiene con él canales de televisión -entre ellos los que pagamos todos los españoles-, periódicos, emisoras de radio, etc. Todo un frente propagandístico que ha silenciado obedientemente cualquier referencia a la confesión que hizo Zapatero ante Pedro J. Ramírez.

Así, tenemos que muchos españoles ignoran, a estas alturas, que el Presidente del Gobierno les mintió tras aquel brutal atentado que le costó la vida a dos personas, y que les mintió en algo tan delicado y perverso como la negociación política con una banda de asesinos, una negociación que se ha hecho de espaldas a los españoles y cuyo contenido -las famosas actas que tanto ha reclamado la oposición- se niega a revelar el Gobierno, tal vez por miedo a las reacciones que podría provocar entre la opinión pública.

De un Presidente del Gobierno se pueden decir muchas cosas malas: que es un inepto, que comete errores, que se pasa de ingenuo, que se muestra incapaz, que no tiene carisma, etc. Sin embargo, nada desacredita tanto a un político como el hecho de haber mentido, especialmente si él mismo reconoce haberlo hecho. En cualquier país con una mayor tradición democrática que la de España, alguien que ha hecho lo que ha confesado Zapatero no habría durado ni una semana al frente del ejecutivo. España es distinta. ¿Por qué?

La razón podemos verla en la actualidad diaria. Todo error del Gobierno es atribuido por el PSOE, sin ningún rubor, al anterior Gobierno, a la oposición, a Bush, a la Guerra de Iraq, a la Iglesia Católica o a cualquier otro cabeza de turco que esté más o menos a mano. El Gobierno de Zapatero nunca tiene la culpa de ningún error, aunque siempre le son achacables todos los aciertos. Al menos esto es lo que se deduce de la propaganda socialista.

De igual forma, si hay algún problema derivado de la actuación política del Gobierno, no sólo se niega ese problema, sino que además se afirma sin tapujos la situación radicalmente contraria. Así, tenemos que con Zapatero -y según el PSOE- España está más unida que nunca, la familia goza de mejor salud que nunca, España tiene la mejor situación económica posible, las víctimas del terrorismo están mejor tratadas que en ningún otro momento, el Gobierno lucha contra los terroristas como nunca nadie lo hizo, y así una larga lista de mentiras tan gordas que suponen un grosero insulto a la inteligencia de todos los españoles.

Tenemos un Gobierno que se ha instalado en la mentira como forma de supervivencia. Frente a eso, tenemos la opción de decidir el próximo 9 de marzo. Podemos elegir entre confiar en un Gobierno que nos ha mentido hasta cansarse o votar otra cosa. Yo ya tengo clara mi decisión: no votaré a Zapatero. Yo no doy mi voto a un mentiroso.

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