Quieren que persigamos unicornios políticos en pleno golpe socialista

El tren de Gottmadingen de algunos medios españoles que pretenden debilitar a Vox

El 9 de abril de 1917, 30 emigrantes rusos subieron a un tren en Gottmadingen, una localidad de Suiza junto a la frontera alemana.

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El tren de Gottmadingen y su resultado

Ese tren se digirió hasta la localidad de Sassnitz, en el nordeste de Alemania, donde aquellos 30 emigrantes rusos embarcaron en un ferry con destino a Trelleborg, Suecia. En todo ese trayecto, y a pesar de que Alemania estaba en guerra con Rusia, aquellos emigrantes rusos no fueron molestados y se les dejó vía libre, incluso prohibiendo a cualquier alemán subirse a ese tren. La razón de ello fue que uno de los ocupantes de aquel tren era el dirigente comunista Vladimir Lenin.

Los alemanes sabían que Lenin defendía un discurso derrotista que debilitaría a Rusia, que se había convertido en una república un poco antes, con un gobierno decidido a continuar la guerra. Aquel tren recorrió la costa sur de Suecia hasta llegar a Finlandia (entonces territorio ruso), desde donde se dirigió a Petrogrado (la actual San Petersburgo). Una vez en Rusia, Lenin asaltó el poder unos meses después mediante un golpe de Estado, tras el cual su dictadura comunista declaró un armisticio para, finalmente, firmar el Tratado de Brest-Litovsk, que fue en la práctica una rendición de Rusia ante Alemania y sus aliados que llevó a la desmembración de Rusia.

La auténtica extrema derecha y su odio hacia Vox

El caso de aquel tren que partió de Gottmadingen es un ejemplo que anima a tomar con precaución ciertos discursos antisistema, que aparentemente pueden parecer muy valientes para algunos incautos, pero que no tardan en revelar ciertas características que los delatan. España no es una excepción en estos fenómenos, como se viene constatando desde hace un tiempo.

En España podemos clasificar los discursos antisistema en tres grandes grupos: extrema izquierda, separatistas y extrema derecha. Los dos primeros tienen representación parlamentaria. Aunque muchos medios insisten en clasificar a Vox como "extrema derecha", la realidad es que Vox es un partido consevador, democrático y constitucionalista, y no un partido antisistema. De hecho, la auténtica extrema derecha antisistema profesa un profundo odio hacia Vox por cuestiones como su apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa o su apoyo a Israel frente al terrorismo de Hamás, temas en los que la extrema derecha y la extrema izquierda coinciden plenamente (los extremos se tocan a menudo).

Los favores de esa extrema derecha antisistema a la izquierda

En Contando Estrelas he dedicado mucha atención a la extrema izquierda y al separatismo en los últimos años, pero no a la extrema derecha, por ser un fenómeno marginal. No obstante, su marginalidad no significa que algunos de sus discursos tengan efectos perjudiciales para el interés de España. Sin ir más lejos, podríamos poner el ejemplo, muy reciente, de los activistas prorrusos de extrema derecha que llamaron a la "abstención activa" en las últimas elecciones generales, contribuyendo así -en cierta medida- a que la izquierda continúe en el poder.

Con todo, el parecido más claro con el caso de Lenin lo podemos observar en algunos medios izquierdistas o centristas que ofrecen una habitual tribuna a discursos de esa extrema derecha antisistema, mientras tratan a Vox con una clara hostilidad, demostrando así qué discurso es el que realmente les perjudica y qué discurso es el que buscan favorecer.

Esos discursos antisistema escritos desde la extrema derecha -y la llamo así por si militancia claramente antiliberal- llevan la firma de un escritor, Juan Manuel de Prada, que escribe columnas de opinión en el diario Abc -uno de los medios más afines al Partido Popular, el representante del centrismo más tibio en España-, y es invitado frecuentemente a las tertulias de la emisora socialista Cadena SER, donde hace unos días defendió a Pedro Sánchez y sus críticas a Israel.

Las curiosas posiciones de Juan Manuel de Prada

Ese apoyo de Juan Manuel de Prada a Sánchez sólo podrá sorprender a los que no se hayan enterado de que ese escritor insultó a los que criticaron la foto de Sánchez con sus socios proetarras a mediados de octubre. Recordemos, además, que en 2019 el escritor se alineó con el separatismo afirmando que "Cataluña es una nación", en un artículo en el que criticaba a los liberales por impedir que los catalanes cambien de nacionalidad y afirmaba que "los poderes internacionales" (no dijo cuáles) "no quieren que Catalunya sea independiente", en su habitual tono conspiranoico. Unas palabras que no impiden que algunos "patriotas" sigan apoyándole, tal vez por su apoyo al régimen de Putin -que ha apoyado al separatismo en España- y su odio por Israel, algo que le hace muy popular entre la extrema derecha antisemita.

En las últimas semanas, Juan Manuel de Prada se ha dedicado a atacar a la Constitución, el 12 de noviembre, tachándola de "nihilista" y afirmando: "Sólo existe salvación para España fuera del Régimen del 78". Unos días más tarde de hacer esa nueva arenga antisistema, el escritor firmó un artículo en Abc dando la razón a la comunista Yolanda Díaz y criticando a Santiago Abascal por llamar "dictador" a Sánchez, mandando callar al presidente de Vox (sin tener el valor de citarle expresamente) al final del artículo. Y la extrema derecha antisistema, la tonta útil del socialismo, le sigue aplaudiendo.

Un intento de enviar a la derecha conservadora a la marginalidad

Es significativo, desde luego, ver que los mismos medios que intentan silenciar a Vox ofrecen tribunas a Juan Manuel de Prada y a sus discursos antisistema. Los que consideren esto como un favor al pluralismo ideológico sólo tienen que aclararme qué espacio otorgan a simpatizantes de Vox, que es el tercer partido más votado de España.

A estas alturas, resulta evidente por qué la izquierda y el centrismo están interesados en promover esos discursos de la extrema derecha antisistema. Una derecha conservadora seria, democrática, constitucionalista, atlantista y defensora de Israel fue capaz de obtener 52 escaños en 2019 y mantiene 33 escaños a día de hoy a pesar de todas las campañas en su contra. Por el contrario, la extrema derecha lleva más de 40 años sin levantar cabeza y siendo incapaz de entrar en el Congreso, desde el escaño conseguido por Blas Piñar en 1979.

Los que quieren liquidar a Vox estarían encantados de conseguir que la extrema derecha antisistema sea capaz de desgastar a ese partido, enredando a sus votantes en debates absurdos sobre la Constitución y la Monarquía mientras los socialistas dan un golpe al Estado de Derecho y a la unidad nacional de la mano de los separatistas. Cuantos más votantes de Vox haya persiguiendo unicornios políticos, más satisfechos estarán en la izquierda y en el Partido Popular. Tal vez por eso Juan Manuel de Prada goza de tan amables tribunas en los medios afines al PSOE y al PP: porque creen que les ayuda a debilitar a Vox.

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Foto: Granger. Recreación artística hecha en 1935 en la URSS sobre la llegada de Lenin en tren a Petrogrado en abril de 1917.

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Comentarios:

  1. wladimir

    es verdad…

    siembre ha habido una relacion simbiotica ideologica entre la izquierda progre y radical con la extrema derecha radical marginal que estan colaborando juntos para destruir a VOX…

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