El Partido Popular, Vox, Extremadura y el problema del tornillo de María Guardiola

El 6 de noviembre de 1958 se estrenó en España la película "Las chicas de la Cruz Roja", dirigida por el cineasta catalán Rafael Juan Salvia.

La paciencia de Vox y la insoportable soberbia de la aspirante del PP a presidir Extremadura
Érase una vez en Extremadura: la esperpéntica película de Tarantino que ha organizado el PP

La escena del tornillo de 'Las chicas de la Cruz Roja'

En esa película, el actor Tony Leblanc hacía el papel de mecánico. Hay una escena de la película que es especialmente didáctica y que está protagonizada por él. Dos señores trajeados discuten el posible problema del fallo del motor de un coche ante el capó abierto. Entonces, Leblanc llegaba en una moto Vespa, sacaba un destornillador, ajustaba un tornillo y resolvía el problema. Con la satisfacción de ver el coche de nuevo funcionando, uno de los señores trajeados pregunta al mecánico: "¿se debe algo?" Leblanc contesta: "20 duros", es decir, 100 pesetas. Creo que al cambio actual serían unos 15 euros.

El señor trajeado, al escuchar el precio de la reparación, se queja: "Hombre, ¿20 duros por apretar un tornillo?" A lo cual el mecánico, muy tranquilo, contesta: "No, eso es gratis. Los 20 duros se cobran por saber qué tornillo había que apretar". Y entonces, el señor trajeado, resignado, paga. Si nunca habéis visto la escena, aquí la tenéis:

Aquella escena no sólo pone de relieve el valor del conocimiento, sino que también la ley de la oferta y la demanda, un principio básico en la ecomomía. Apretar ese tornillo habría resultado mucho más barato si hubiese mucha más gente que supiese qué tornillo apretar, y si esa gente estuviese mucho más disponible cuando hay una avería. Hay mucha gente que no entiende cosas tan básicas, y que cree que un precio debería ser igual con independencia de la oferta que exista de un servicio.

María Guardiola no está dispuesta a pagar 20 duros por un tornillo ajustado

Me he acordado aquella escena viendo lo que pasa en Extremadura. Como recordaréis, antes de las elecciones autonómicas del 28 de mayo, la candidata del PP, María Guardiola -defensora del aborto y de la "perspectiva de género"- ofreció pactos a la ultraizquierda antes que a Vox. Finalmente, el día de las elecciones, el PSOE y el PP empataron a escaños (28 cada uno), pero con el PSOE obteniendo unos 6.000 votos más que el PP. A su vez, Vox obtuvo 5 escaños y Podemos 4.

La izquierda se ha negado a pactar con el PP extremeño, así que las únicas posibilidades de que Guardiola sea presidenta de Extremadura pasan por obtener el apoyo de Vox, que a cambio de ese apoyo reclama formar parte del gobierno extremeño, una posibilidad que Guardiola ha descartado "absolutamente", alegando sus diferencias ideológicas con Vox y demonizando a este partido.

Las críticas de la candidata del PP extremeño dejan en mal lugar a su partido

Esas críticas de Guardiola contra Vox dejan en evidencia a su propio partido, ya que el PP ha sido capaz de pactar con Vox en la Comunidad Valenciana (donde sí formará parte del gobierno) y en más de 140 municipios, entre ellos cinco capitales de provincia: Burgos, Ciudad Real, Guadalajara, Toledo y Valladolid. Vox, a diferencia del PP, defiende el mismo discurso en toda España, de modo que si el PP considera intolerable a Vox en Extremadura, lo coherente sería que renunciase a gobernar en la Comunidad Valenciana y en esos más de 140 municipios, donde podrá gobernar gracias al apoyo de Vox.

Guardiola quiere que le arreglen el coche pero más barato

La situación creada por María Guardiola recuerda mucho a esa escena de "Las chicas de la Cruz Roja", con una diferencia: Guardiola no cree que el apoyo de Vox valga lo que este partido reclama. Es una posición legítima, igual que sería legítimo que aquel señor trajeado se negase a pagar 20 duros al mecánico a cambio de repararle el coche, siempre que asuma que la consecuencia lógica es quedarse como estaba, es decir, Guardiola en la oposición y el coche estropeado.

Lo que es absurdo es exigir a alguien que te haga un favor gratis o al precio que le digas, sobre todo teniendo en cuenta que ella misma se dedicó a encarecer ese apoyo al poner a Vox por detrás de la ultraizquierda en sus preferencias a la hora de pactar, y al exhibirse después como la ganadora de las elecciones cuando no lo era. Es Guardiola, con su insoportable soberbia, la que no ha dejado a Vox otra salida que negarse a pasar por el aro de la candidata del PP, ya que hacerlo sería una humillación para Vox y para sus votantes.

El problema de insultar al mecánico cuando necesitas su ayuda

Así pues, si en Extremadura hay que repetir las elecciones será por culpa de María Guardiola, por su soberbia y por su negativa a aceptar que no haber obtenido los escaños suficientes para gobernar implica llegar a acuerdos con quien está dispuesto a apoyarte. Con cada uno de sus desplantes a Vox, Guardiola alejaba más y más sus posibilidades de gobernar. Es una actitud tan torpe como si los dos señores trajeados se dedicasen a insultar al mecánico que viene a ayudarles, diciendo que es feo, que es un facha y que sólo aceptarán su ayuda si es barata o gratis.

Observad, por cierto, que la actitud del PP con Vox en Extremadura es la que el PP tiene hacia sus votantes conservadores y liberales desde hace años, exigiéndoles su voto a cambio de nada (incluso a cambio de dejar intactas las leyes ideológicas del PSOE) e incluso enseñándoles la puerta de salida. Si el PP quiere recuperar a los votantes que se fueron a Vox, ésta es la peor forma, porque lo único que hace es recordarnos el motivo por el que dejamos de votar al Partido Popular.

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Foto: Partido Popular.