Esta agresión está poniendo a prueba ciertos discursos y a quienes los sostienen

La invasión rusa de Ucrania está dejando un larguísimo rastro de algodones sucios

En la década de 1980, en España se hizo famoso un anuncio de un producto de limpieza del hogar, protagonizado por un mayordomo.

Las imágenes del ataque terrorista de Rusia contra una zona comercial de Kostyantynivka
Los más de 500 niños ucranianos asesinados por Rusia y el espantoso silencio de muchos

Este mayordomo comprobaba hasta qué punto un producto de limpieza era bueno pasando un trozo de algodón blanco por una pared. Si el algodón aparecía manchado, entonces el producto no era tan bueno como algunos creía. El mayordomo decía una frase muy pegadiza: "el algodón no engaña". Aquella frase se hizo muy famosa cuando yo era un niño y siempre me acuerdo de ella cuando me encuentro con situaciones en las que alguien o algo no son tan buenos como parecen.

Después de las horrendas guerras de la antigua Yugoslavia, algunos pensamos que ojalá Europa nunca volviese a ver algo así. Y entonces, en 2008, Putin invadió Georgia. En 2014 invadió Crimea y el Dombás, en Ucrania. Y en 2022 se propuso invadir el resto de Ucrania. El dictador ruso no ha estado sólo en su empeño por pisotear a sus vecinos. En 2008, tras la invasión rusa de Georgia, denuncié aquí el apoyo a Rusia por parte de partidos de ultraizquierda y ultraderecha de varios países. Poco ha cambiado la cosa desde entonces: los totalitarios de ambos extremos siguen siendo los tontos útiles de Putin.

El denominador común de los mensajes de aquellos partidarios de Putin era el antiamericanismo, que es como la varita mágica de los totalitarios de ambos extremos para convertir el estiércol en agua de colonia. Un antiamericanismo que extiende su odio a la OTAN por ser una organización militar que tiene el apoyo de EEUU. Para algunos, si Putin invade Georgia y Ucrania, el malo es EEUU. Si Rusia asesina a civiles, niños incluidos, los malos son la OTAN y EEUU. Si Putin es un tirano que se dedica a asesinar a sus oponentes, los malos son la OTAN y EEUU.

Esa propaganda para idiotas (no cabe calificarla de otra manera) no es algo nuevo. En 1939, los comunistas fieles a Stalin presentaron a Francia y Reino Unido como los culpables de la guerra en Europa, a pesar de que esa guerra había sido iniciada por nazis y soviéticos con la invasión de Polonia. Era la misma propaganda para idiotas, pero dirigida para los idiotas de aquella época, para gente incapaz de distinguir entre una nación invasora y una nación invadida.

El problema que tienen quienes elaboran esa propaganda es que no todo el mundo es idiota, y su discurso, tanto en 1939 como ahora, no soporta el paso de un algodón. Desde un punto de vista meramente lógico, y salvo por una evidente ausencia del más mínimo sentido de la vergüenza, no se puede sostener un discurso que afirma defender la soberanía de las naciones y al mismo tiempo justificar la invasión de una nación soberana como es Ucrania, igual que lo era Polonia en 1939. Si nos vamos hacia la extrema izquierda, es muy cínico ir por ahí diciendo que eres "antiimperialista" y al mismo tiempo apoyar a un potencia imperialista como Rusia. Eso no hay algodón que lo aguante.

Pero las incoherencias no se acaban ahí. Desde que se inició esta guerra, he visto a gente que se dice demócrata y que apoya a un dictador como Putin, justificando su agresión a Ucrania bajo la idea de que este país tiene un problema de corrupción política, cuando precisamente Rusia es la campeona de la corrupción política en Europa. También he visto a gente que se dice provida apoyando a Rusia mientras se dedica a asesinar a civiles, niños incluidos. Yo soy provida y no me cabe en la cabeza cómo alguien que dice defender la vida puede apoyar a un criminal como Putin. Lo mismo puedo decir de algunos cristianos que apoyan a Putin porque lo ven como un defensor de la fe, mientras los rusos izan banderas comunistas en Ucrania, en una invasión que es un claro pecado contra el quinto mandamiento: "no matarás".

En este sentido, que Putin recibiese el apoyo de comunistas y nazis era algo previsible: los totalitarios demuestran tener una excelente sintonía entre ellos, la misma que les llevó a aliarse en 1939 para invadir Polonia. En su caso, su algodón apestaba desde hace muchos años, ya no engañaban a nadie. Los que lo tienen más complicado son los que presumen de elevados ideales y luego apoyan a un criminal como Putin, o simplemente callan y miran hacia otro lado, como si la invasión de Ucrania es algo que no debiera importarnos, como si tener a un tirano con armas nuclares amenazando la paz en Europa no fuese con nosotros.

Hay también quien finge una falsa equidistancia. Putin es malo pero Zelenski no es un santo, dicen. Este discurso tampoco es nuevo: recuerda mucho a los que disculpaban a Hitler diciendo que Churchill era un borracho. Según esa peculiar idea, no ser un santo te deja empatado moralmente con cualquier criminal que quiera invadir tu país. Desde luego, Churchill no era un santo y Zelenski tampoco lo es, pero no puedo hacer menos que apoyar al presidente ucraniano en su legítima defensa de su país frente a una invasión extranjera, de la misma forma que apoyaría al primer ministro británico si este artículo lo estuviese escribiendo en 1940, mientras miles de habitantes del Reino Unido morían bajo las bombas del Blitz alemán. Seguramente entre las víctimas de ETA también había muchos pecadores, pero eso no les equipara con sus asesinos. Es asqueroso que algunos quieran fingir equidistancia con una equiparación tan infame.

Obviamente, de los hechos terribles también se puedes sacar enseñanzas, y la invasión de Ucrania no será menos. Desde el 24 de febrero de 2022 no dejo de llevarme decepciones. Yo soy un simple pecador y no espero que otros sean más virtuosos que yo, pero cuando asistimos a un crimen en masa tan descomunal como el que sufre el pueblo ucraniano, ciertas justificaciones y ciertos silencios provocan arcadas. Esta guerra va a dejar muchas más huellas fuera de Ucrania de las que algunos imaginan. Ya de momento, esta guerra está dejando un larguísimo rastro de algodones sucios, y en la era de Internet, cuando es más difícil que nunca borrar rastros, todos esos algodones van a ser difíciles de ocultar en los años venideros. Algunos deberían pensar seriamente en ello.

---

Foto principal: Serhii Nuzhnenko. Las tumbas de los civiles ucranianos asesinados por los invasores rusos en la Masacre de Izyum, en 2022.

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. escoces

    Toda la razón.

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.