En junio de 1940, tras su fracaso en la invasión de Finlandia, Stalin se lanzó a invadir las pequeñas repúblicas de Lituania, Letonia y Estonia.
Esa invasión había sido previamente acordada entre alemanes y soviéticos en el protocolo secreto del Pacto Ribbentrop-Molotov de agosto de 1939, por el que esos dos regímenes totalitarios se repartieron Polonia. Tras la invasión soviética, la URSS deportó a más de 20.000 hombres, mujeres y niños estonios, enviando a muchos de ellos a Siberia, de donde muchos nunca volverían. Un año después de la invasión soviética de las repúblicas bálticas, Alemania invadió la URSS y con ella Estonia, iniciándose una nueva ocupación con más crímenes (más de 10.000 estonios, entre ellos 4.300 judíos, fueron asesinados por los nazis) y que terminaría en otoño de 1944, cuando los soviéticos volvieron a ocupar Estonia.
Los estonios vivieron bajo el yugo comunista soviético hasta 1991, cuando su país recuperó la independencia. Los últimos militares rusos (la URSS había desaparecido el 26 de diciembre de 1991) se retiraron de Estonia en 1994. Antes de recuperar su independencia, esta pequeña república fue utilizada por las Fuerzas Armadas Soviétivas para establecer múltiples bases militares.
Una de esas bases tenía carácter secreto y estaba situada en la costa norte de Estonia: la base de submarinos de Hara, situada en el que hoy es el Parque Nacional de Lahemaa. Esta base fue construida entre 1956 y 1958 y los Esta base tuvo un importante papel en la Guerra Fría, en la que los submarinos protagonizaron una guerra silenciosa y no declarada bajo las aguas de distintos mares y océanos.
Una de las características fundamentales de un submarino es que sea difícil de detectar tanto por por su firma acústica (mediante un sónar) como por por su firma magnética (mediante un MAD, detector de anomalías magnéticas). Concretamente, la base de Hara servía para desmagnetizar los submarinos soviéticos y hacerlos más indetectabñes, de tal forma que pudiesen acercarse lo más posible a las costas de los países de la OTAN para operaciones infiltración de inteligencia y también para un posible ataque con SLBM (misiles nuclares de lanzamiento submarino).
Este proceso de desmagnetización no sólo hacía que los submarinos soviéticos fuesen menos detectables, sino que también se lograba que fuesen menos susceptibles a ser hundidos por minas marinas magnéticas. La base de Hara tenía el nombre en clave de Unidad Militar Número 53083, y era una de las escasas instalaciones de este tipo de las que disponía la URSS. Después de la independencia de Estonia, los rusos se llevaron todos los sistemas de la base y sólo dejaron un esqueleto de hormigón vacío.
La antigua base de Hara se acabó convirtiendo en un paraíso para los grafiteros y los exploradores urbanos. Hoy en día, Hara es un destino turístico en el que se organizan visitas pagadas para ver la antigua base de submarinos soviética. Hace unos meses, Dimidrone publicó un interesante vídeo mostrando imágenes de esta antigua base secreta de submarinos grabadas mediante un dron (el vídeo está en inglés, puedes activar los subtítulos automáticos en español en la barra inferior del reproductor):
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Foto principal: Visit Estonia.
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Comentarios:
Berto
Lituania, Letonia y Estonia, objetivos claros del imperialismo ruso. Por ahí se podría armar. El paraguas OTAN, de momento, frena al sátrapa del Kremlin.
10:40 | 19/04/24
wladimir
interesante…
es cierto…el Putinismo podria iniciar alguna provocacion junto a su amigo Lukashenko en los paises balticos….por lo pronto la presencia de la OTAN lo ha detenido…..pero Putin nos podria madrugar con alguna inesperada sorpresa desagradable en el Baltico…..
12:34 | 19/04/24
wladimir
interesante…
12:37 | 19/04/24
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