Tengo la costumbre de publicar mis artículos sobre cementerios en la categoría de lugares sagrados, pero hoy haré una excepción.
En el sur de Alemania hay un cementerio situado junto a la Iglesia de San Ulrico en Landsberg am Lech, en Baviera. Este lugar es famoso por su prisión, construida en 1910. Hitler pasó varios meses encerrado en esa prisión después del fallido golpe de Estado que encabezó en Munich en 1923. En su celda escribió su infame libro "Mi Lucha". Después de la Segunda Guerra Mundial, los aliados encerraron en esa prisión a cientos de criminales de guerra nazis.
La prisión estaba a cargo del Ejército de Estados Unidos. Unos 300 criminales de guerra nazi ejecutados durante los Juicios de Nüremberg fueron enterrados allí, en el cementerio situado junto a la Iglesia de San Ulrico. Se concedió a esos criminales nazis el detalle de ser enterrados en tumbas individuales, cada uno con una cruz, a diferencia de lo que hicieron ellos con las personas que asesinaron, enterradas en fosas comunes o enviadas a hornos crematorios. Todas las tumbas tenían el nonbre del sepultado, pero años después las placas fueron retiradas, para evitar que el lugar se convirtiese en un lugar de peregrinación para nostálgicos del nazismo.
Da la casualidad de que además de esos crimnales de guerra nazis, en este cementerio también está enterrado un ciudadano polaco que sobrevivió a un campo de concentración alemán: Peter Chemy. Liberado por los americanos, Chemy pasó varios meses deambulando por Alemania. Al llegar el invierno fue alojado por una familia alemana. Una noche, asesinó a hachazos al matrimonio y a su hija. Chemy fue detenido y condenado a muerte, siento enterrado en el mismo cementerio que los criminales nazis.
Hace dos semanas, Mason Obscura dedicó un interesante vídeo a este tétrico cementerio (el vídeo está en inglés, puedes activar los subtítulos automáticos en español en la barra inferior del reproductor):
Podéis ver aquí algunas capturas del vídeo. Como se puede ver, las cruces del cementerio tienen un pequeño tejado, siguiendo una típica costumbre alemana.
Además de no tener nombres, las cruces tampoco tienen flores. Es un lugar en el que nadie parece el menor interés de rendir homenaje a los enterrados. Algo más que comprensible.
No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico: Pulsa aquí para suscribirte |
Opina sobre esta entrada: