Desde sus posiciones de la Guerra Civil hasta el enigmático Cuartel de Llugarín

Un recorrido por las antiguas posiciones militares del monte Naranco, en Asturias

Asturias es una de las regiones más bonitas de España (la segunda, después de Galicia, obviamente), y su capital es la ciudad de Oviedo.

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Cerca de esta ciudad está el monte Naranco, de 634 metros de altura. Este lugar es el protagonista de un nuevo vídeo del excelente canal de Youtube Aventuras Entresierras (al que os recomiendo suscribiros), que recorre sus antiguas posiciones militares, hoy en ruinas.

El recorrido, con unos paisajes espectaculares, empieza por dos antiguos búnkeres del bando republicano de la Guerra Civil Española (1936-1939). La razón de su construcción es que al este de Oviedo se situó la línea del frente durante la ofensiva lanzada sobre Asturias por el bando nacional, que avanzó en dos líneas procedentes de Galicia y de León. Los búnkeres constaban de dos posiciones para ametralladoras y varios pozos de tirador para fusileros.

El recorrido continúa por el Pico el Paisano, la cima del Naranco, donde hay un bello monumento al Sagrado Corazón de Jesús que domina la ciudad de Oviedo. Cerca de allí aún se pueden ver trincheras de la Guerra Civil Española, que parecen relativamente restauradas, así como una cueva que parece haber sido usada como un polvorín.

Finalmente, Aventuras Entresierras llega a un antiguo acuartelamiento militar, llamado Cuartel de Llugarín, bastante oculto y cuyo pasado está rodeado de cierto misterio. Sobre él, el autor del vídeo me encomienda encontrar información (aprovecho para agradecerle la mención que me hace en el vídeo). Como bien señala el vídeo, hay fuentes que apuntan que fue un antiguo Cuartel de Caballería del siglo XIX, llamado "Nuestra Señora del Rosario".

Sin embargo, José Luis García López de Vallado, señala que este cuartel fue construido en 1915 por el General Bernardo Álvarez del Manzano para ser usado como campo de tiro hasta 1919, según apunta Armando Murias Ibias. Este mismo autor discrepa sobre esas versiones y señala la posibilidad de que fuese un polvorín de la Fábrica de Armas de La Vega, construida en 1857. Murias señala que el cuartel habría sido abandonado en 1865, cuando se construyó la Fábrica de Explosivos de La Manjoya, por lo que es posible que este cuartel nunca entrase en funcionamiento, de ahí que haya tan poca información sobre él. Sus caballerizas habrían sido construidas para los animales de carga y de tiro encargados de transportar los explosivos. Os dejo con el vídeo:

Podéis ver aquí algunas capturas del vídeo (me limito a las posiciones militares, pues si incluyese aquí capturas de todas las bellas imágenes que incluye el vídeo, la selección sería mucho más extensa). Éste es el primero de los búnkeres republicanos del Naranco. A la izquierda vemos la posición principal para las ametralladoras y a la derecha los pozos de tirador.

La entrada del segundo de los búnkeres republicanos. Parece el acceso a la cueva de un cuento de hadas, me ha sorprendido su construcción tratándose de una posición militar.

Las antiguas trincheras del Pico el Paisano. En otros lugares de España también se conservan trincheras de las Guerra Civil, pero están casi cubiertas. Éstas están en muy buen estado.

El enigmático Cuartel de Llugarín, un formidable edificio del que ya sólo quedan las paredes y que estuvo oculto durante muchos años, hasta que un montañero lo sacó a la luz hace una década.

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Comentarios:

  1. wladimir

    interesante….

  2. Martin Doncel

    Muchas gracias Elentir por el aporte. Si me permites una pequeña corrección. Al inicio de la guerra, el avance sobre Oviedo no se hizo desde el este, sino desde el oeste, con fuerzas procedentes de los cuarteles gallegos, reforzadas con voluntarios de las cuatro provincias (como los “Caballeros de La Coruña”) y con regulares enviados por el mando nacional a principios de octubre del 36.
    La “Gesta de Oviedo” fue una de las mayores hazañas de la Guerra Civil, hoy prácticamente olvidada. La ciudad permaneció como un oasis en medio de un árido desierto, donde un menguado número de defensores, resistió durante tres meses el asedio de fuerzas muy superiores en número y equipamiento.
    Fue la única localidad de Asturias que se unió a la rebelión (los sublevados en Gijón, a pesar de la heroicidad del cuartel de Simancas, fueron rápidamente derrotados), mientras que el resto de la provincia permaneció al lado del gobierno frente populista. De esta manera, desde el 21 de julio de 1936 sus, entonces, 80.000 habitantes, permanecieron completamente sitiados, sin acceso a ningún suministro, ni agua, ni medicinas, ni alimentos, ni armas o municiones; y bajo el fuego de la aviación y la artillería republicana (120.000 impactos de artillería y 10.000 bombas de aviación, según la estadística del general Aranda, jefe de los sublevados). Los defensores tuvieron que resistir, además el ataque, de día y de noche, de las tropas enviadas por el gobierno y de las milicias socialistas que acudían de toda Asturias al sitio de Oviedo.
    Este cerco se mantuvo hasta que el 17 de octubre llegan las tropas que, desde Galicia, se habían enviado en socorro de la ciudad. El avance de los gallegos se había hecho a marchas forzadas, acuciados por la urgencia de llegar a tiempo. Aun así, fueron necesarios tres meses de duros combates por el interior y por la costa del occidente asturiano para llevar el auxilio a la capital del Principado. Cuando finalmente llegaron a sus inmediaciones, una audaz operación nocturna, permitió a las fuerzas del comandante Elías Gallego, alcanzar el vértice Paisano en el Monte Naranco (precisamente la zona mostrada en el video) cogiendo por sorpresa al enemigo que, desconcertado, abandona sus posiciones sin oponer resistencia.
    El dominio de las alturas del Monte Naranco, permite a la columna del comandante Jacobo López, avanzar por el valle. Por fin, en las primeras horas de la tarde del sábado 17 de octubre, varías secciones de voluntarios de Orense y Guardias de Asalto al mando del teniente coronel Teijeiro, establecen contacto con la posición avanzada de los sitiados en el barrio de La Argañosa, rompiendo el cerco y permitiendo así el enlace de la ciudad con la zona nacional.
    Al día siguiente, aclamados por una población enardecida, las columnas gallegas desfilarían entre las ruinas de la ciudad. Quien haya visto alguna película de la II Guerra Mundial, con los aliados entrando, entre el alborozo de la población, en los pueblos liberados de Italia o Francia, podrá imaginar cómo fueron aquellos momentos.
    Durante los doce meses siguientes Oviedo seguiría bajo el fuego enemigo, pero ahora existía un corredor por el que podía ser abastecida y que sirvió además para evacuar a los heridos y a los civiles que lo desearan. Un estrecho paso, de importancia vital, que se mantuvo abierto precariamente a costa de grandes combates y sacrificios, hasta la total liberación de Asturias un año más tarde, en octubre de 1937.

  3. Julio Tuñón

    Gracias Elentir por subir este video y noticia de mi Monte Naranco en Oviedo, yo vivo a la subida del Monte y me conozco esto como la palma de mi mano, hace poco el ayuntamiento limpió la zona para despejarlas, ya que antes del verano tuvimos un incendio en esas zonas, además invito a todo el mundo a hacer senderismo y supervivencia en este pulmón de Oviedo, un saludo.

  4. Martin Doncel

    Muchas gracia Elentir por el aporte. Si me permites una pequeña corrección. Al inicio de la guerra, el avance sobre Oviedo no se hizo desde el este sino desde el oeste, con fuerzas procedentes de los cuarteles gallegos, reforzadas con voluntarios de las cuatro provincias (como los «Los Caballeros de La Coruña») y, a partir de octubre del 36, con regulares enviados por el mando nacional.

  5. Lo sé, Martín. A lo que me refiero es que la línea de frente se fijó al este de la ciudad.

  6. Martin Doncel

    Perdona Elentir, tal vez no te estoy entendiendo, pero tengo que insistir. En lo que se refiere a la ciudad de Oviedo, el frente estaba fijado en todo su contorno, norte, sur, este y oeste, porque la ciudad estaba sitiada. Con una salvedad. En octubre del 36 las columnas gallegas consiguieron romper el cerco y enlazar con los defensores de Oviedo a través de un estrecho corredor terrestre que unía la ciudad a la zona nacional. Visto desde el aire, Oviedo sería como una sartén totalmente rodeada por el enemigo, con el mango (el corredor) apuntando al oeste, también batido por el norte y por el sur por el enemigo. Y permaneció así hasta el final de la guerra en Asturias en octubre de 1937.
    La «Gesta de Oviedo» fue una de las mayores hazañas de la Guerra Civil, hoy prácticamente olvidada.
    La ciudad permaneció como un oasis en medio de un árido desierto, donde un menguado número de defensores resistió durante tres meses el asedio de fuerzas muy superiores en número y equipamiento.
    Fue la única localidad de Asturias que se unió a la rebelión (los sublevados en Gijón, a pesar de la heroicidad del cuartel de Simancas, fueron rápidamente derrotados), mientras que el resto de la provincia permaneció al lado del gobierno frente populista. De esta manera, desde el 21 de julio de 1936 sus, entonces 80.000 habitantes, permanecieron completamente sitiados, sin acceso a ningún suministro, ni agua, ni medicinas, ni alimentos, ni armas o municiones; y bajo el fuego de la aviación y la artillería republicana (120.000 impactos de artillería y 10.000 bombas de aviación, según la estadística del general Aranda, jefe de los sublevados). Los defensores tenían que resistir además todos los intentos de tomar la ciudad que, de día y de noche, lanzaban las fuerzas sitiadoras.
    Este cerco se mantuvo hasta que el 17 de octubre del 36, llegan las tropas que desde Galicia se habían enviado en socorro de la ciudad. El avance de los gallegos se había hecho a marchas forzadas, acuciados por la urgencia de llegar a tiempo. Aun así, fueron necesarios tres meses de duros combates por el interior y por la costa del occidente asturiano para llevar el auxilio a la capital del Principado. Cuando finalmente llegaron a sus inmediaciones, una audaz operación nocturna, permitió a las fuerzas del comandante Elías Gallego, alcanzar el vértice Paisano en el monte Naranco (precisamente la zona mostrada en el video) cogiendo por sorpresa al enemigo que, desconcertado, abandona sus posiciones sin oponer resistencia.
    El dominio de las alturas del Naranco, permitió a la columna del comandante Jacobo López avanzar por el valle. Por fin, en las primeras horas de la tarde del sábado 17 de octubre, varias secciones de voluntarios de Orense y Guardias de Asalto al mando del teniente coronel Teijeiro, establecen contacto con la posición avanzada de los defensores en el barrio de La Argañosa (al oeste de la localidad) rompiendo el cerco y permitiendo así el enlace de la ciudad con la zona nacional.
    Al día siguiente, aclamados por una población enardecida que veía el final de sus sufrimientos, las columnas gallegas desfilaban entre las ruinas de la ciudad. Quien haya visto alguna película de la II Guerra Mundial con los aliados entrando en algún pueblo recién liberado de Italia o Francia, entre el alborozo de sus habitantes, podrá imaginas cómo fueron aquellos momentos.
    Durante los doce meses siguiente, Oviedo todavía seguiría bajo el fuego enemigo, pero ahora existía un corredor por el que podía ser abastecida y que sirvió además para la evacuación de heridos y civiles. Un estrecho y peligroso pasillo ciertamente, constantemente batido por el fuego enemigo, es verdad, pero de vital importancia para la defensa de la ciudad. Se mantuvo abierto a costa de grandes combates y enormes sacrificios; sacrificios heroicos muchas veces, hasta la total liberación de Asturias un año más tarde, en octubre de 1937. El corredor permitió abastecer la ciudad y relevar a los defensores con tropas de refresco, de manera que, a partir de aquel 17 de octubre del 36, fue posible mantener la defensa de Oviedo que de otro modo hubiera caído pronto en manos del enemigo. Pero Oviedo resistió y el ejercito rojo no consiguió conquistarla.

  7. Martin Doncel

    Vaya, lo siento. Cómo no vi publicado mi comentario de este mediodía, creí que había fallado el envío y esta noche volví a enviarlo. Perdón por la repetición.

  8. Julio Tuñón

    Efectivamente las columnas gallegas entraron por el Naranco para unirse a los nacionales que en esos momentos tenían tomada esa parte de la ciudad cuyas tropas las dirigía el coronel Tejeiro, antes había una plaza con ese nombre, pero con esta mierda de memoria democrática la acabaron quitando después de unas cuantas demandas de la División Azul en Oviedo,unas ganadas y otras recurridas ya que el ayuntamiento quito todas las calle con nombres franquistas, solo queda el nombre del colegio de la Gesta y la zona, de todas todas para nosotros los ovetenses seguimos hablando y mencionando las mismas calle y plazas franquistas con gran orgullo.

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