Un primer error crítico acabó siendo anulado por otro error independiente

Los dos errores aislados que salvaron a la nave Columbia de un desastre en 1999

La carrera espacial viene siendo uno de los mayores retos tecnológicos y científicos que ha afrontado la humanidad desde sus inicios.

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Las mentes más brillantes han hecho aportaciones muy valiosas para construir cohetes y naves espaciales con las características necesarias para proporcionar un viaje seguro a unos astronautas que afrontaban grandes peligros con cada una de sus misiones. Tengamos en cuenta que el espacio es un ámbito incompatible con la vida, de modo que hay que tomar muchas precauciones antes de enviar a persionas a un viaje espacial. A pesar de ello, ha habido errores que han acabado de forma catastrófica, pero también ha habido asombrosas casualidades que han evitado terribles finales.

El lanzamiento del transbordador espacial Columbia de la NASA desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, el 27 de julio de 1999 (Foto: NASA).

Una de esas milagrosas casualidades ocurrió el 27 de julio de 1999, durante el lanzamiento del transbordador espacial Columbia en su misión STS-93, encargada de llevar al espacio el Observatorio de rayos X Chandra, una carga especialmente pesada, motivo por el cual hubo que reducir el peso de la nave en otros aspectos: su tripulación habitual de siete astronautas se redujo a cinco y se cambiaron los motores por unos más ligeros. El lanzamiento pareció ser aparentemente normal, pero más tarde se descubrió que esta misión estuvo a punto de acabar en un desastre.

Los tripulantes de la nave Columbia en la mision STS-93. De izquierda a derecha, la comandante Eileen M. Collins, el piloto Jeffrey S. Ashby y los especialistas de misión Steven A. Hawley, Catherine G. Coleman y Michel Tognini (Foto: NASA).

Un objeto desprendido del motor derecho provocó una fuga de hidrógeno que podría haber tenido un final catastrófico para la misión si el daño provocado por ese objeto hubiese sido ligeramente mayor. Esa fuga consumió más combustible de lo esperado, por lo que la nave podría haberse quedado sin el combustible necesario para alcanzar la órbita, y haber regresado a tierra con una carga tan pesada habría sido muy arriesgado. Sin embargo, otro error no relacionado anuló los efectos de ese primer fallo: un cortocircuito provocado por el roce de un tornillo en un cable. Primal Space lo ha explicado con todo lujo de detalles en este excelente vídeo (está en inglés, puedes activar los subtítulos automáticos en español en la barra inferior del reproductor):

Lamentablemente, la nave Columbia no fue tan afortunada en su misión STS-107, lanzada el 16 de enero de 2003. A su regreso a la Tierra, el 1 de febrero de ese año, ese transbordador espacial se desintegró por culpa de una pieza que se soltó de su escudo térmico durante el lanzamiento. Fallecieron sus siete tripulantes: Rick Husband, William McCool, David McDowell Brown, Kalpana Chawla, Michael P. Anderson, Laurel Blair Salton Clark e Ilan Ramon. Descansen en paz.

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Foto principal: NASA. El lanzamiento de la misión STS-93 del transbordador espacial Columbia de la NASA el 27 de julio de 1999.

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Comentarios:

  1. wladimir

    interesante…

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