Fueron construidos como refugio en caso de explosión de un cohete espacial

Rubber Rooms, los búnkeres más extremos y reservados del Centro Espacial Kennedy

La carrera espacial ha estado plagada de peligros. Uno de los mayores riesgos eran las explosiones de los grandes cohetes espaciales.

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Este riesgo llegó a ser extremo con el cohete Saturno V, construido por la NASA para el programa Apolo que llevó al hombre a la Luna. Estos cohetes tenían una altura de 110 metros. Gran parte del interior cohete estaba ocupado por combustible líquido, necesario para poder impulsarlo hasta el espacio. Si ese combustible hubiese explotado, se habría formado una enorme bola de fuego de hasta 500 metros de radio y más de 1.000ºC en el Centro Espacial Kennedy de Florida.

Debido al gran tamaño de la torre de lanzamiento de los cohetes Saturno V, en caso de un accidente no habría sido fácil evacuar a los astronautas y al personal de la NASA que estaban en el cohete y en esa torre. No obstante, la NASA creó una infraestructura para intentar proteger sus vidas en caso de un accidente.

Bajo las dos grandes plataformas de lanzamiento del Centro Espacial Kennedy, la Pad 39A (que se estrenó en 1967) y la Pad 39B (que tuvo su primer lanzamiento en 1969), la NASA construyó búnkers subterráneos que habrían servido como refugio para los astronautas y el personal de la torre de lanzamiento en caso de una explosión.

Estos búnkeres, conocidos por la NASA como "Rubbers Rooms" (Salas de Goma), tenían una sala de explosiones con una cúpula de acero que flotaba sobre aisladores de goma. Tenían capacidad para albergar a 20 personas durante un periodo de 24 horas. El búnker tenía asientos en un círculo en torno a una jaula metálica (en cuyo interior había una escalera que conducía al túnel de escape) y 20 cápsulas de color rojo que contenían mantas ignífugas. Había también un retrete y un equipo de limpieza de dióxido de carbono.

La sala de explosiones habría quedado cerrada con una gran compuerta acorazada. A esta puerta se accedía desde una antecámara con las paredes acolchadas con goma, que fue lo que dio su nombre a estos búnkeres. A esa antecámara se accedía mediante un largo tobogán que descendían desde la plataforma de lanzamiento. Este tobogán habría sido rociado con agua para facilitar el descenso de los astronautas y del personal de la torre.

Una vez superada la situación de peligro, la salida de este túnel se haría mediante un largo túnel subterráneo de más de 300 metros de largo, que conducía hasta el perímetro exterior de la plataforma de lanzamiento.

Según apunta la NASA, una vez concluido el programa Apolo estos refugios fueron abandonados, pero acabaron encontrando otros ocupantes: "a lo largo de los años la naturaleza encontró su camino en su interior, incluidos mapaches, serpientes, pájaros e incluso un gato montés y una zarigüeya". A partir de 2009 y con el final de los transbordadores espaciales, empezó una reestructuración de estas salas para su uso futuro.

Las fotos que podéis ver en este artículo son de la Rubber Room del Pad 39B, que fue cerrada hace más de una década debido a que tenía pintura de plomo. En 2012, Spaceflight Now publicó una serie de fotos de la Rubber Room del Pad 39A, que sigue accesible (esa plataforma se utiliza ahora para lanzamientos de SpaceX). Hay que señalar que muy pocas personas han visitado estas salas, que son los búnkeres más extremos y reservados de la NASA.

Sobre estas salas, podéis ver este excelente vídeo publicado por Primal Space el año pasado, que las recrea a ordenador explicando cómo están construidas y cómo habrían funcionado en caso de un accidente (el vídeo está en inglés, puedes activar los subtítulos automáticos en español en la barra inferior del reproductor):

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Fotos: NASA.

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Comentarios:

  1. wladimir

    interesante…

  2. Angelito

    Si la vista no me traiciona, la mujer que aparece en la última foto es la especialista de misión Wendy Lawrence.

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