Después del ataque de ayer contra Zaporiyia, hoy Rusia ha seguido atacando objetivos civiles en Ucrania mediante el lanzamiento de misiles.
Rusia lanza 75 misiles contra Ucrania: 41 de ellos han sido derribados
Según ha informado el General Valerii Zaluzhnyi, esta mañana Rusia ha lanzado 75 misiles contra Ucrania, de los que 41 han sido derribados por las defensas aéreas ucranianas. El ataque ha alcanzado la ciudad de Kiev, dejando imágenes como éstas publicadas por Volodímir Zelenski:
Putin aplica una fallida estrategia hitleriana: las Vergeltungswaffen
Esto viene siendo la tónica habitual de Rusia en los últimos meses: Ucrania logra alcanzar objetivos de alta importancia militar (por ejemplo el puente de Kerch, que conecta Rusia con Crimea y que era utilizado por los rusos para enviar vehículos y suministros militares por vía férrea), y como venganza Rusia ataca a la población civil ucraniana, en una campaña de terror que sólo busca destruir la moral de resistencia de los ucranianos.
La estrategia que está aplicando Putin no es nueva. La Alemania nazi ya hizo algo parecido entre 1944 y 1945 mediante las llamadas Vergeltungswaffen (Armas de represalia), concretamente los misiles V1 y V2, unas armas muy modernas y hasta podría decirse que ciertamente revolucionarias para esa época. La campaña de las Vergeltungswaffen fue mucho más brutal que la de Putin: en cel citado periodo, los alemanes lanzaron principalmente contra el Reino Unido y Bélgica más 12.000 V1 (que mataron a más de 6.000 personas, sobre todo en Inglaterra) y unos 5.000 V2 (que mataron a más de 7.000 personas).
Al igual que está haciendo Rusia en Ucrania, Alemania utilizó esas armas para responder a éxitos militares de los Aliados. De hecho, los primeros lanzamientos de V1 contra Londres se hicieron una semana después del Desembarco de Normandía. Hay que señalar que eran armas notablemente eficaces, incluso si las comparamos con los bombardeos aéreos aliados contra Alemania. Sin embargo, sus efectos estratégicos no compensaron los cuantiosos recursos que se invirtieron en ellas, ya que no lograron frenar el avance aliado y tampoco consiguieron mermar la moral de lucha de los enemigos de Alemania. Además, su fabricación a gran escala distrajo muchos esfuerzos de la fabricación de otras armas que sí habrían tenido más efectos en el campo de batalla, especialmente aviones, piezas de artillería y carros de combate.
Al final, a pesar de ser armas muy modernas y muy eficaces, las Vergeltungswaffen no lograron torcer un desarrollo de los acontecimientos marcado por la errónea estrategia de Hitler, al haber abierto un frente innecesario en Rusia que acabó distrayendo mucho personal y material de otros frentes. Y es que de poco sirve tener armas temibles y muy avanzadas si se utilizan como parte de una estrategia desacertada. Eso es precisamente lo que le está ocurriendo a Rusia.
La estrategia de venganza de Putin demuestra su desesperación
Las fuerzas ucranianas vienen protagonizando una exitosa contraofensiva en el último mes ante un ejército ruso que se ha batido en retirada en muchas localidades, a menudo dejándose material intacto que es capturado por los ucranianos. Por culpa de los errores de Putin, que incluyen la concepción misma de la invasión y el hecho de haber subestimado la capacidad de resistencia de los ucranianos, las bajas rusas en siete meses de guerra en Ucrania ya superan a las bajas soviéticas en diez años de invasión de Afganistán. Es un desastre monumental y es imposible de ocultar, por mucho que el Kremlin y sus entusiastas sigan fiándolo todo a la más burda propaganda.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el recurso de Hitler a las Vergeltungswaffen demostró que estaba desesperado y acabado. La propia concepción de esas armas como instrumentos de venganza, con una escasa relevancia en el desarrollo de las operaciones militares (ya que no eran armas de precisión y no podían utilizarse para destruir unidades militares o infraestructuras concretas), demostraba que el dictador alemán las utilizó como una carísima y enorme pataleta que fue incapaz de evitar su derrota militar. De hecho, ese ánimo de venganza, movido por la desesperación, sólo sirvió para nublar todavía más la visión estratégica del dictador alemán.
Los misiles de Putin no detienen la contraofensiva ucraniana
En la guerra que estamos viendo actualmente, Rusia ha demostrado tener muchos misiles balísticos, pero cada vez más obsoletos e imprecisos a medida que iba consumiendo su armamento más avanzado en los primeros meses de la invasión. Igual que ocurrió con los V1 y los V2, los misiles de Putin no sirven para detener el avance de la contraofensiva ucraniana.
Para conseguir eso, Rusia no sólo necesitaría mejor y más moderno material militar (actualmente Rusia está recurriendo a viejos tanques T-62 ante las enormes pérdidas que ha sufrido de ese tipo de vehículos acorazados, lo cual da una idea del lamentable estado de su ejército), sino sobre todo soldados bien preparados y con una elevada moral de combate. En vez de eso, Putin ha ordenado una movilización masiva de reservistas y reclutas con una baja preparación y con una moral de combate ínfima, a los que les proporciona fusiles oxidados y que llegan borrachos a los centros de reclutamiento. Son los que vienen a reemplazar a unos soldados profesionales que han acumulado grandes bajas en los primeros meses de la invasión.
El panorama que dibuja Rusia con estas torpes decisiones de Putin recuerda también la movilización desesperada que hizo Alemania con el llamado Volkssturm en 1944 y 1945, alistando a adolescentes y a hombres de edad avanzada para hacer frente a los soldados aliados ya en suelo alemán. Pero si Hitler echó mano de ese último recurso para intentar frenar el avance aliado en Alemania, lo más absurdo es que Putin está recurriendo a eso para sostener una invasión contra otro país, una invasión absurda y fruto de sus desvaríos nacionalistas. Este disparate se explica también por otra característica común entre la Alemania nazi y la Rusia actual: tener a un autócrata al frente, incapaz de reconocer sus errores y rodeado de aduladores que le tienen miedo, es fatal para un país en guerra. Con ello, Alemania fue derrotada en la Segunda Guerra Mundial. Rusia va camino de obtener el mismo resultado con su invasión de Ucrania.
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Foto principal: Getty Images.
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Comentarios:
escoces
Los famosos V1 y V2 se mostraron eficazmente en la película ‘Musica y lagrimas’ de James Stewart, la historia verídica del músico Glen Miller. Se oían al pasar por encima y cuando dejaban de zumbir es cuando se precipitaban al suelo sobre la población inocente. La tecnología alemana siempre estaba a la vanguardia en la II Guerra mundial.
10:15 | 11/10/22
wladimir
no cabe la menor duda…
que Vladimir Putin cada vez mas se esta pareciendo a Hitler y a Stalin en sus metodos…si el Fieseler Fi-103 V1 se le oia zumbir…el Aggregat 4 (A-4) V2 ni siquiera se le oia o veia venir..simplementa caia como uin relampago…
el unico remedio que descubrieron para el V2 era usar las redes de espionaje e infliltrar falsas informaciones al enemigo para que este apuntase objetivos erroneos…
si definitivamente sai como se parece a sus maestros…tambien parece que va arrastrando los mismos defectos que sus maestros…se supone que un alumno supera al maestro…en este caso el alumno repite los mismos errores que llevaron a sus maestros al desastre…y mientras mas alto vuelan,mas duron caen..
18:01 | 11/10/22
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