Dejad en paz a Polonia y Hungría: estas cosas anormales sólo ocurren en España

En España existe una curiosa costumbre entre la izquierda y el llamado centrismo (el Partido Popular) y sus medios afines.

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Esa costumbre consiste en comparar cualquier anormalidad democrática que se da en España con dos países con gobiernos conservadores: Polonia y Hungría. Obviamente, ningún país es perfecto, pero lo que ha quedado en evidencia en estos últimos años es que esos dos países están siendo perseguidos por causas ideológicas por una Comisión Europea cada vez menos democrática y alejada de los ciudadanos, que pretende imponernos a todos los europeos la agencia ideológica de los miembros de esa comisión, formada por socialistas y centristas.

Viendo las cosas que ocurren en España, me atrevo a hacer una petición a quienes citan a esos dos países como si fuesen el demonio: dejad ya en paz a Polonia y Hungría. Con independencia de la opinión que cada uno tenga de los gobiernos y de las costumbres de esos dos países, hay cosas anormales desde un punto de vista democrático que sólo ocurren en España, y no en otros países de la Unión Europea. Citaré algunas:

• España es el único país de la UE que tiene ministros comunistas, es decir, partidarios de un movimiento totalitario que mató a más de 100 millones de personas y que instauró más de medio centenar de dictaduras. Esto no ocurre en ningún otro país europeo. Somos los bichos raros de la UE. En Polonia y en Hungría ni siquiera hay diputados comunistas en sus parlamentos.
• España es el único país de la UE en el que miembros del gobierno han justificado agresiones contra rivales políticos. Ocurrió en abril de 2021, cuando dos ministras del partido ultraizquierdista Podemos justificaron agresiones contra miembros de Vox en un mitin celebrado en Vallecas, Madrid. Algo así sería un escándalo en cualquier otro país europeo, también en Polonia y en Hungría. Aquí en España, esas dos ministras aún siguen en el cargo y el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ni siquiera las desautorizó.
• España es el único país de la UE en el que su gobierno nacional negocia su reelección con el brazo político de una banda terrorista, un partido de extrema izquierda que organiza homenajes a asesinos de ETA y rechaza homenajes a sus víctimas. El gobierno de Pedro Sánchez ha pagado el apoyo de esos filoterroristas con constantes favores y humillaciones a las víctimas. Es algo impensable en Polonia y Hungría, en el que ni siquiera hay partidos en sus instituciones que tengan vínculos con grupos terroristas.
• España tiene el único gobierno de la UE que negocia su reelección con un prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, que además está reclamado por el Tribunal Suprempo por delitos graves relacionados con el golpe separatista de 2017. Algo así sería impensable en Polonia y Hungría.
• España tiene el único gobierno de la UE que se dedica a cambiar la ley para dejar impunes a sus socios parlamentarios después de haber cometido delitos muy graves, mediante unos indultos otorgados hace dos años a pesar de que esos delincuentes amenazaban con que volverían a hacer lo mismo. En Polonia y Hungría nunca ha ocurrido nada así en todos los años que llevan de democracia.
• España es el único país de la UE cuyo gobierno ha acusado a un antiguo presidente de "golpista" por defender la Constitución, algo ocurrido esta misma semana, mientras el gobierno se dedica a preparar un nuevo ataque al orden constitucional con una ley de amnistía para conseguir el apoyo de sus socios separatistas.
• España es el único país de Europa en el que no se puede escolarizar a niños en el idioma nacional en una parte del país, concretamente en Cataluña, porque en esa región los socios separatistas de Pedro Sánchez han instaurado un régimen lingüístico más radical y excluyente que el instaurado por el Apartheid en Sudáfrica, discriminando a la mayoría de la población de esa región, cuya lengua habitual es el español. En Polonia y en Hungría sería impensable algo así.
• España tiene el único presidente de gobierno de la UE que sigue en su cargo tras demostrarse que plagió su tesis doctoral, unas pruebas que se publicaron hace ya cinco años. En cualquier otro país de Europa eso implicaría una dimisión inmediata, también en Polonia y en Hungría. En vez de eso, Sánchez continúa en el cargo y además vetó una ley que le obligaría a publicar su tesis.

Todo esto, al igual que los ataques del gobierno de Sánchez a la independencia judicial, está ocurriendo en España ante el absoluto silencio de la Comisión Europea, de la que forman parte miembros del Partido de los Socialistas Europeos, al que pertenece el PSOE, el partido de Pedro Sánchez. Ese silencio de la Comisión Europea es un signo de complicidad con lo que está haciendo el gobierno español, y la presidenta de la comisión, Ursula von der Leyen, debería dar explicaciones de por qué calla ante todos estos hechos.

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Foto: La Moncloa.