Un repaso a los precedentes del PSOE de intentar deslegitimar las urnas

La proyección psicológica de Pedro Sánchez: es él quien busca deslegitimar las elecciones

España está viviendo un debate político en el que las ideas se están viendo distorsionadas por manías y obsesiones personales.

El revelador lenguaje corporal de Sánchez tras su derrota electoral y lo que indica
Pedro Sánchez dijo que imitaría a un líder socialista que encabezó un golpe de Estado

El mar perder de Sánchez tras las elecciones del 28 de mayo

Después de la derrota de la izquierda en las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo, los españoles hemos asistido a una situación alarmante desde un punto de vista democrático: un presidente del gobierno que se niega a reconocer esa derrota y que se lanza a buscar culpables para acusarles de su fracaso. Pedro Sánchez ha exhibido una vez más esa fea costumbre que tiene de echar la culpa a los demás de todo lo que le pasa. Es incapaz de hacer ni la más leve autocrítica y de asumir que ha hecho algo mal, una actitud propia de líderes mesiánicos que sitúan sus deseos por encima de todo.

Ya vimos aquí los reveladores gestos de Sánchez en aquel discurso, los propios de un hombre frustrado porque no comprende cómo es posible que la realidad contradiga sus deseos y que los españoles no reconozcan en él la imagen impecable que tiene de sí mismo. Además, lo que escuchamos en aquel discurso es uno de los peores efectos del narcisismo: el odio al que no comparte esa excesiva autovaloración que hace Sánchez de su propia persona. Un odio que focalizó en sectores muy concretos de nuestra sociedad: la oposición política, los medios de comunicación y también los propios españoles, como si hubiesen votado mal ("la ciudadanía no ha tenido en cuenta la impecable gestión del Gobierno", se lamentaba una ministra).

La proyección psicológica que hizo Sánchez en su discurso

Para comprobar las intenciones del gobierno basta con repasar el vídeo de ese discurso. Esto es lo que dijo Sánchez sobre las próximas elecciones generales, que ha convocado para el 23 de julio, a partir del punto 0:32:36 del vídeo: "muchos se preguntan: ¿qué va a salir de las elecciones generales del próximo 23 de julio? Y yo lo digo lo que decidan los españoles y las españolas. Y la tormenta, ya lo hemos visto el pasado 28 de mayo, va a ser tremenda. El aperitivo de suciedad, de insultos, de mentiras que vamos a tener que superar el próximo 23 de julio, pues hemos tenido un primer registro el pasado 28 de mayo. Van a tratar de crispar hasta límites insospechados, para que no se escuchen los argumentos con el único empeño de que bajemos los brazos y que desmovilicemos a la mayoría".

Así pues, y como podemos ver, Sánchez cree que si pierde las próximas elecciones será porque no se ha expresado la mayoría. Es un argumento difícil de conjugar con el hecho de haber convocado unas elecciones en pleno verano, cuando mucha gente está de vacaciones y en pleno puente festivo en cuatro comunidades autonómas (Castilla y León, Galicia, Navarra y País Vasco). Es Sánchez el que intenta aferrarse a la abstención, convencido de que una movilización electoral puede perjudicarle porque ha cabreado a demasiados españoles, pero al mismo tiempo tiene el descaro de acusar a los demás de lo que él hace.

Eso en psicología tiene un nombre: se llama proyección, un mecanismo psicológico que consiste en atribuir a los demás los propios defectos para negarlos como propios o, en todo caso, para situar a los demás a la propia altura moral cuando uno es consciente de estar haciendo algo malo. La izquierda lleva décadas haciendo eso, identificando a la derecha con unos defectos (intolerancia, fanatismo, violencia, odio) que son el reflejo de vicios habituales de la propia izquierda.

Acusa de «dominio» a los demás mientras él abusa de su poder como gobernante

Esa proyección psicológica llega a cotas hilarantes en el caso de Sánchez. Así continuaba su discurso: "desde la posición de dominio que tienen en las grandes empresas en los grandes medios de comunicación se va a desatar una campaña, ya lo han hecho, aún más feroz de insultos y de descalificaciones. Veremos en programas de máxima audiencia a gentes que solo se representan a ellos mismos, pontificar e insultar sin derecho a la contestación ni a la réplica. Se van a inventar barbaridades".

Estas cosas las dice un presidente del gobierno que se ha dedicado a apropiarse de las instituciones independientes del Estado y de las empresas públicas colocando a gente afín, que controla medios públicos como Televisión Española, la agencia Efe y Radio Nacional de España, que tiene el apoyo de un poderoso grupo mediático (PRISA) y de influyentes medios de comunicación como La Sexta, y que el mismo día que convocó las elecciones generales, anunció un colosal plan de publicidad institucional de 440 millones de euros, el mayor contrato de publicidad institucional de la historia de España, con el fin de ganarse el favor de los medios, como viene haciendo durante toda la legislatura.

Lo de las "barbaridades" y los "insultos" lo dice Pedro Sánchez mientras él mismo demoniza a los medios de comunicación que le contradicen, a los empresarios, a la oposición política y a los jueces, simplemente porque no se someten dócilmente a sus deseos. El que se queja de no tener derecho a réplica es un presidente del gobierno que ha recurrido a frecuentes apariciones televisivas sin preguntas (o permitiendo sólo las preguntas de medios afines) para arremeter contra sus rivales, una costumbre denunciada por asociaciones de periodistas.

La queja de Sánchez sobre las acusaciones de pucherazo: él mismo las ha alimentado

Significativamente, en su discurso Sánchez también dijo: "hablarán de pucherazo, lo harán unos y otros, de que hay que detenerme como responsable de ese pucherazo. Ya lo han hecho y lo van a volver a hacer". Nuevamente estamos asistiendo a otra proyección psicológica, y muy descarada. El octubre de 2016, las acusaciones de "pucherazo" se dieron en el PSOE, después de que los partidarios de Sánchez cometiesen claras irregularidades durante un comité federal que culminó con la destitución de Sánchez. Recordemos, así mismo, que en la campaña de las elecciones del 28 de mayo, el PSOE se vio salpicado por escándalos de compra ilegal de votos por miembros del partido, un escándalo sobre el que Sánchez no ha hecho ni una sola declaración.

Hay que añadir que ha sido el propio Sánchez el que ha agitado el fantasma del fraude electoral con su asalto a Indra, la empresa encargada del soporte tecnológico del recuento de votos. Sería extremadamente difícil que mediante ese soporte se lograsen manipular unas elecciones, pero cuando un gobierno se afana por asaltar empresas como lo ha hecho Sánchez, es normal que despierte sospechas y recelos. Es lo que pasa cuando el poder político se dedica a forzar las costuras del Estado de Derecho, como lo ha hecho Pedro Sánchez durante su mandato, algo que el Tribunal Consticional ha plasmado en tres sentencias acusando al gobierno de lesionar derechos fundamentales y cerrar el Parlamento de forma ilegal.

Los anteriores intentos del PSOE de deslegitimar un resultado electoral

El problema real de España no es que haya una minoría de ciudadanos crea que unas elecciones pueden ser manipuladas, en el sentido de alterar los resultados (si así fuese, la izquierda no se habría implicado en un procedimiento tan farragoso como la compra de votos). El problema real es que el presidente del gobierno alimente la idea de que las elecciones están viciadas de origen, con el fin de deslegitimar su derrota del pasado 28 de mayo y la posible derrota del 23 de julio.

No sería la primera vez que el PSOE se lanza a deslegitimar un resultado electoral. Recordemos que en 1934, el PSOE encabezó un golpe de Estado contra un gobierno democrático, simplemente porque ese gobierno, salido de las urnas, estaba formado por un partido de derechas. En mayo de 2021, Sánchez llamó a imitar a Francisco Largo Caballero, el digitente socialista que encabezó aquel golpe y que en 1936 amenazó con una "guerra civil" si la derecha ganaba las elecciones, unas amenazas que fueron publicadas por el periódico oficial del PSOE.

Así mismo, en 2018 el PSOE convocó una manifestación para rodear el Parlamento de Andalucía después de unas elecciones en las que perdió el poder en esa comunidad. En aquella protesta se lanzaron lemas como "fuera fascistas de nuestro Parlamento", en alusión a los diputados de un partido democrático, Vox, que habían sido elegidos en las urnas. Hace un año, cuando nuevamente fueron convocadas elecciones autonómicas en Andalucía, el PSOE amenazó con repetir esa algarada después de las elecciones si su resultado no era de su agrado.

El objetivo estratégico de esta nueva deslegitimación

Hoy en día, españa no corre el riesgo de que haya un fraude electoral. Nuestra ley electoral establece unos mecanismos lo bastante seguros como para que el más leve intento de alterar los resultados quede en evidencia. El verdadero riesgo es que la izquierda se lance a deslegitimar su derrota electoral, como ya ha hecho Sánchez a priori, sabedor de que tiene muchas probabilidades de perder.

El objetivo de esa deslegitimación ya lo vimos durante el mandato de Aznar, que ganó con mayoría absoluta en el año 2000: incendiar las calles y hacer la vida imposible al nuevo gobierno, a fin de que la izquierda recupere el poder cuanto antes. Eso sí que ha ocurrido en España, incluso llegando al extremo de convocar manifestaciones ilegales ante las sedes del PP en una jornada de reflexión después de los más graves atentados de la historia de España, con el fin de provocar un vuelco electoral. Quienes organizaron aquella algarada son los mismos que ahora se lanzan a acusar a los demás de hacer trampas. Vaya cinismo.

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Foto: PSOE.

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Comentarios:

  1. Jandro

    No sé si a alguien más le saltaron las alarmas cuando Sánchez dijo lo de: (…) Se van a inventar barbaridades.»

    Lleva a pensar que Sánchez es conocedor de algún otro escándalo que sospecha que algún medio está en camino de destapar, que estaría a la altura o superaría a los ERES, el Tito Berni, las compras de votos, los sucesos de Maracena, etc. Y quiere poner la venda antes de la herida.

    Lo de la proyección psicológica en las acusaciones de odio y crispación es, desde luego, evidente. Nadie aviva campañas de odio a quienes disienten e intenta amordazar las opiniones distintas sino la izquierda desde hace, al menos, tres décadas.

  2. wladimir

    aparte de ser mal perdedor…

    parece que ese sujeto de Pedro Sanchez ha recurrido al libreto del Socialismo del Siglo XXI…porque esa maniobra de incendiar las calles y hacer la vida imposible al nuevo gobierno, a fin de que la izquierda recupere el poder cuanto antes…es tipica de manual…

    conociendo los compinches y amiguetes que ese Sanchez se carga del socialismo global..a mi de ellos y el Regimen PSOE-Podemos…no me extrañaria absolutamente nada…todo lo que sea por perpetuarse en el poder..al costo que sea…el fin justifica los medios….y Sanchez quiere remontar…o eso dice el…

  3. wladimir

    o tal vez…

    sea como dice el segmento de Opinion de El Español La carta del director: La carga de la Brigada Ligera (4 de Junion 2023)

    el adelanto de las elecciones generales se debe a la temeraria decision de Sanchez de no parar ni para analizar las causas de la derrota,sino para cargar de nuevo para que el enemigo de celebrar sus triunfos…

    quien sabe…con Sanchez todo es posible…hasta esto…

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