Poli bueno y poli malo: el blanqueamiento del BNG por los medios gallegos afines al PP

La recta final de la campaña de las elecciones gallegas está teniendo un giro muy curioso en el Partido Popular y en sus medios afines.

El PP regaló dos alcaldías al BNG y ahora apela a los votantes de Vox para frenarlo
¿Quién ha engordado al BNG? Esto es lo que el PP hizo por los socios gallegos de Bildu

El ala mediática del PP en Galicia, abundamentemente subvencionada con fondos públicos, ha descubierto de repente que el Bloque Nacionalista Galego (BNG) es un partido extremista. ¡Albricias! ¡Ya iba siendo hora! Algunos se enteran por fin de que el Bloque es una organización de extrema izquierda que agrupa a varios partidos, controlados por la Unión do Povo Galego (UPG), el partido marxista-leninista al que pertenece Ana Pontón, la candidata del Bloque a la presidencia de la Xunta.

Medios que llaman 'extrema derecha' a Vox pero nunca 'extrema izquierda' al BNG

Hasta ahora hemos asistido a un fenómeno curioso en Galicia: hablar del extremismo del BNG contrastaba con el blanqueamiento del Bloque por los medios gallegos, empezando por los socialistas (a fin de cuenta, el BNG es el aliado habitual del PSOE en Galicia, o más bien habría que decir que el PSOE es el reposapiés del Bloque) e incluyendo a los medios afines al PP. En los medios gallegos subvencionados y en la Televisión de Galicia controlada por el PP, a Vox se le presenta como "extrema derecha" de forma habitual, pero al BNG nunca se le tacha de "extrema izquierda", a pesar del maoísmo de la UPG, a pesar de la estrella roja comunista que luce en su logotipo y a pesar de su alianza con los proetarras de Bildu y su apoyo a la dictadura cubana.

El inexplicable silencio mediático sobre los vínculos entre el BNG y un grupo terrorista

El silencio mediático en Galicia sobre el extremismo del BNG es puramente kafkiano. Os pondré un ejemplo: llevo varios años denunciando la presencia del grupo terrorista FPLP en mítines del Bloque, una presencia que el propio BNG exhibe abiertamente, incluso dedicando aplausos a ese grupo terrorista, como ocurrió el pasado verano. No se trata de mítines pequeños: el BNG viene haciendo eso en su gran mitin del 25 de julio en la Plaza de la Quintana en Santiago de Compostela, en una ciudad que en esos días tiene abundante presencia policial debido a la alerta cuatro antiterrorista. Una alerta que, inexplicablemente, hace la vista gorda a la presencia de un grupo terrorista en un mitin del BNG que se hace junto a la Catedral de Santiago.

Pues bien: como podéis comprobar en Google Noticias, Contando Estrelas es el único sitio web de Galicia que denuncia esto. En 2021 el tema también fue publicado por Galicia Press debido a la denuncia de ACOM sobre la presencia de ese grupo terrorista, pero lo que hizo ese medio nacionalista fue arremeter contra ACOM. Medios afines al PP como la TVG, La Voz de Galicia, El Correo Gallego o La Región no han dicho ni pío al respecto, a pesar de ser una información pública que es fácilmente comprobable.

Las iniciativas ideológicas del BNG que el PP ha venido apoyando

¿Y cómo es posible esto? ¿Qué ganaban el PP y sus medios afines blanqueando así al BNG? Esto mismo me lo he preguntado muchas veces y al final llego a dos posibles explicaciones. La primera era que el PP habría quedado fatal si sus medios afines dejasen en evidencia ese extremismo del Bloque, porque el partido de Feijóo ha apoyado iniciativas muy ideológicas del BNG en el Parlamento de Galicia, iniciativas a favor del aborto, en apoyo de la dictadura comunista cubana, a favor de la inclusión de Galicia en la lusofonía y en apoyo de nuevos chiringuitos feministas, por ejemplo.

Esta sintonía entre el PP y el BNG no es extraña si tenemos en cuenta que el redactor del programa del PP gallego, que ha venido exhibiendo abiertamente su apoyo a las tesis del nacionalismo lingüístico, presumía de que lo confundiesen con un bloqueiro, llegando a afirmar: "Yo entiendo a los nacionalistas, porque el nacionalismo es una forma de conservar". Este tipo es del mismo partido que ahora llama a los votantes de Vox a votar al PP para frenar al separatismo.

En busca de un espantajo electoral más eficaz que el PSOE

La segunda explicación que le doy a ese blanqueamiento es puramente electoral. El PP lleva muchos años apelando al voto del miedo contra la izquierda, presentándose como el partido al que deben votar los electores de centro-derecha si no quieren ser gobernados por los socialistas. El problema es que el PSOE ya no mete tanto miedo
a los votantes peperos, en gran medida por culpa del PP.

Recordemos las declaraciones de Feijóo el año pasado presumiendo de haber votado al PSOE en tiempos de Felipe González, las palabras de Cuca Gamarra diciendo que se siente "más lejos de Vox que del PSOE" o el pacto ofrecido por Feijóo a Sánchez tras las elecciones generales de 2023. Eso sin olvidar que el PP ha ido asumiendo los dogmas ideológicos del PSOE uno tras otro, incluyendo el peor de todos, que es la defensa del aborto. Si el PP se esfuerza por ser un clon del PSOE, ¿con qué credibilidad podrá después apelar al miedo a los socialistas?

El PP necesitaba una izquierda que diese más miedo. Eso explica que sus medios afines aupasen a Podemos hace unos años, no sólo para dividir el voto de izquierdas, sino también para poder utilizar a esa extrema izquierda como un espantajo electoral, con el que poder seguir apelando con éxito al voto del miedo, en un momento en el que el PP ya no tiene principios de centro-derecha que ofrecer a sus votantes, tras pasarse todo el mandato de Rajoy manteniendo intactas las leyes ideológicas del PSOE.

La táctica del poli bueno y el poli malo

Ahora mismo, el BNG cumple en Galicia esa función para el PP. Es un partido de extrema izquierda tradicional, con el que meter miedo con mucha más eficacia a los votantes de derechas, aunque en la práctica tengan casi la misma política de exclusión del español. Pero para poder aupar al BNG, primero había que blanquearlo, porque de otra forma muchos votantes socialistas no se habrían echado en los brazos del BNG. La subida del Bloque permite al PP, a unos días de las elecciones, volver a agitar el voto del miedo con más eficacia que con el PSOE.

El PP ya ha hecho esto en otras convocatorias electorales. Una vez pasadas las elecciones, el PP apoya polémicas iniciativas del BNG e incluso le regala dos alcaldías, como ocurrió en 2019, ante el asombro de muchos votantes peperos. Es la táctica del poli bueno y el poli malo que ya expliqué aquí este martes. Se reparten los papeles para amedrentar a los votantes y después votan las mismas cosas.

La miopía electoral del PP: su estrategia se le ha ido de las manos

El problema es que esa estrategia se le ha ido de las manos al PP como ya se le fue la de Podemos. El PP sigue instalado en la errónea idea de que dividir el voto perjudica a la izquierda y a la derecha. Sin embargo, la concurrencia de varias opciones de izquierda resultó no ser perjudicial para ella, pues la ultraizquierda moviliza el voto que ya no moviliza el PSOE. Es por eso que el PSOE no pone zancadillas al BNG como sí hace el PP con Vox en Galicia, de la misma forma que los socialistas hicieron una campaña puramente simbiótica con los comunistas de Sumar en las últimas elecciones generales, para captar unos votos que de otra forma se irían a la abstención.

La miopía política del PP es tal que ha preferido arriesgarse a que el BNG se haga con la presidencia de la Xunta, con las nefastas consecuencias que eso tendría para Galicia y para la unidad de España, con tal de que Vox no entre en el Parlamento gallego, para no tener así a una formación política a su derecha evidenciando el vacío de principios del partido de Feijóo. El PP prefiere una Galicia con un 51% de abstención, como ocurrió en las elecciones gallegas de 2020, que un Parlamento gallego con Vox, el único partido capaz de movilizar a muchos votantes que ya estamos más que hartos del PP. Feijóo y los suyos juegan con fuego, después de haberse quemado con esta misma estrategia el pasado verano en las últimas elecciones generales. Se ve que no han aprendido nada.